Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 13 de mayo de 2002
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Cultura
Forma, 43 piezas en el Museo de la Ciudad de México

Muestra Castro Leñero relación entre la pintura y la escultura

El artista confirma su preocupación por experimentar

MERRY MAC MASTERS

Conocido más bien como pintor, aunque hace unos años también se reveló también como escultor, Alberto Castro Leñero descarta contradicciones entre los lenguajes abstracto y figurativo, porque, a fin de cuentas, la figura y la forma son lo mismo. Sostiene que se puede trabajar una figura como elemento casi abstracto. Lo figurativo vendría ser lo anecdótico, que puede ser la pintura. Lo abstracto es como la esencia de la figura que, a su vez, es como el modelo armónico universal dentro del arte. Entonces "la figura humana es como lo referente a la abstracción".

No obstante que Castro Leñero trabaja en forma paralela ambos lenguajes, ha dedicado su más reciente exposición a su propuesta abstracta. Denominada simplemente Forma, la muestra de 43 piezas, entre pintura y escultura, se desarrolla en las amplias salas, de techos altos, de la planta alta del Museo de la Ciudad de México, Pino Suárez 30, Centro. De hecho, se trata de su exposición más ambiciosa en cuanto a extensión de obra. La curaduría es de Guadalupe Alvarez, quien también participó en el montaje con Santigao Borja y Marcos Castro.

De entrada lo que se aprecia es ''la cocina de la pintura'', con sus salpicados y veladuras. Respecto a los cuadros realizados con acrílico, Castro Leñero dice trabajar en capas como si fuera obra gráfica. La exposición también incluye un vitral presentado con otro formato hace cuatro años en la Bienal Bidimensional realizada en el Centro Nacional de las Artes. Ahora está trabajado de forma horizontal integrado a la exposición a la manera de "formas libres que están fragmentadas por elementos lineales". Sus transparencias y "efectos" como, por ejemplo, el esgrafiado, posibilitan "muchos juegos".

En 2000, Castro Leñero mostró por vez primera en la ciudad de México su obra escultórica en la galería Tonalli del Centro Cultural Ollin Yoliztli. Ha seguido adelante con la escultura. En Forma se percata en qué medida "una escultura funciona muy bien como elemento tridimensional". Por la manera en que está montado el conjunto de obra y, a la manera de "ecos", hay formas pictóricas que parecen materializarse sobre el piso.

Al respecto, el entrevistado comenta: "Sí, como que sale un poco la escultura de la pintura. Como que la pintura se va saliendo por volúmenes, y llega un momento en que se me antoja hacerla en otro ambiente, en la tridimensionalidad. Empecé con figuras femeninas. Hacía pinturas muy volumétricas. Entonces comencé a hacer estudios en cera con modelo. Así empecé a trabajar la escultura, incluso como una especie de habitar el espacio, como juegan dentro de eso".

Las esculturas están hechas en madera, hierro, acero y bronce. Una, vaciada en bronce y de nombre Tracción, se remite a una pelvis y un par de piernas flexionadas. Para Castro Leñero, no se trata de disfigurar el cuerpo humano, sino de hacer de ello un signo. Es decir, "defenderme de la forma que tenemos ya prefigurada del cuerpo y hacer un juego de líneas o movimientos, como si fuera una letra, una palabra, que escribo con la idea de cuerpo".

Alberto Castro Leñero, con una trayectoria de más de dos décadas, tiene un sello que lo distingue; sin embargo, la experimentación no es ajena a su quehacer. "Hay un interés como del formato ?dice?. Parto de cuadros anteriores, de modificaciones del formato, para trabajar una nueva serie de piezas que tenga otra dinámica dentro del espacio. Ya no es como el cuadro ventana, sino que es el cuadro objeto".

En la penúltima sala, cuya idea es el mapa, combina grandes jarrones de barro -trabajados como globos terráquios, siempre con un continente más grande que el otro, situación que altera las proporciones del mundo-, con cuadros tipo "figura-mapa".

No hay obra de Castro Leñero en la última sala. Hay, en cambio, artistas invitados para demostrar que "el arte contemporáneo es continuidad", porque, como dice el entrevistado, "el modernismo fue una época sobre la cual seguimos trabajando". De José Clemente Orozco está el cuadro abstracto Paisaje metafísico (1948), así como obra escultórica de Kyoto Ota, Manuel Felguérez, Santiago Borja, el iraní Obeis Saheb, Gabriel Macotela y Alfonso Mena.

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