Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 5 de mayo de 2002
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Cultura
Augusto Monterroso lanza Pájaros de Hispanoamérica, homenaje a sus amigos escritores

''Por entusiasmo se publican textos malos; hay que reposar las obras''

Borges, Rulfo, Cortázar, Donoso y Asturias, en la jaula de letras del fabulista guatemalteco

Los poetas, aves cantoras; están mucho tiempo en el aire, dice El libro, culto a la fraternidad

ANGEL VARGAS

Augusto Monterroso es, entre otras cualidades, un escritor de suma paciencia y serenidad. A gran parte de sus escritos les aplica un proceso similar al de la manufactura de un buen vino: dejar que repose para que agarre cuerpo y excelente sabor. Es una práctica que debe a los clásicos latinos, en especial al poeta Horacio, quien aconsejaba guardar por lo menos nueve años un texto antes de difundirlo, con el fin de tener una mirada menos efusiva y más apegada a lo racional respecto de lo que se dijo y lo que en realidad se quería decir.

En la casa del escritor guatemalteco, avecindado en México desde hace más de medio siglo, el trinar alegre de los pajarillos explica de cierta forma el porqué del título de su más reciente libro: Pájaros de Hispanoamérica, editado por Alfaguara.

En él, el maestro Monterroso comparte de manera indirecta un poco de ese prodigiosa sinfonía natural que lo acompaña todos los días, pero, en particular, varias de sus vivencias y anécdotas con varios autores hispanoamericanos, entre ellos Borges, Rulfo, Cortázar, Donoso y Miguel Angel Asturias, a quienes compara con pájaros, a manera de metáfora, porque son seres ante todo libres y que viven para participar de su canto.

Homenajeados juntos

-¿A qué momento de su vida responde este libro?

-Hay varios momentos y con él quise rendir homenaje a muchos escritores que han pasado por ella. La mayoría de quienes aparecen son, fueron y han sido mis amigos; compañeros de la literatura. Los textos se han publicado antes en revistas o periódicos, de manera que quise tenerlos juntos, a estos amigos, en un solo volumen, repito, como homenaje y recuerdo afectuoso.

"No son retratos, sino momentos de encuentros e incluso referencias a libros que ellos publicaron en un momento dado. Como no soy crítico literario, lo que escribía sobre ellos era la relación personal, su carácter. A veces los textos son breves, otros muy largos, otros tienen aspecto de crítica, otros de ensayo, pero es así como me ha gustado siempre armar los libros, con diferentes estilos y formas de abordar los temas. Esto no tiene otra finalidad que la de cuidar que mis lectores no se aburran, lo cual me ha dado siempre mucho miedo que suceda. No me gusta ser muy uniforme en lo que publico y por eso paso de un texto equis a otro que no tiene nada que ver.

"La unidad de este libro está en que se trata de escritores hispanoamericanos que han sido mis amigos, con la excepción de dos o tres (como Horacio Quiroga y César Vallejo) que no conocí.

-¿Por qué compararlos con pájaros?

-Es muy sencillo: los poetas son aves cantoras. Hay que recordar que a Shakespeare se le llamaba el Cisne de Avon; claro que el cisne no es un pajarito, pero Shakespeare tampoco era un poetita. Los escritores son como los pájaros: viajan mucho, vuelan mucho; hoy viven aquí, mañana allá; otro día están en tierra y, otro, de nuevo volando. Son gente que está mucho tiempo en el aire, por su actividad, y así fue que los concebí como pájaros cantores.

-¿Qué tanto revela su mundo íntimo mediante este libro?

-Creo que revelo cierto culto que tengo por la amistad, por la fraternidad, incluso con colegas, lo cual ya es muy raro. Aclaro que cualquier dato o historia que aparece son auténticos; no hay nada que haya inventado para hacer mis escritos más interesantes. Digamos que en algunos momentos es hasta una especie de diario. Esta es una de mis manías como escritor, ya lo ha señalado la crítica: mi gusto por la mezcla de géneros; es decir, que puedo pasar del género diario al género ensayo y al género retrato, para, como ya dije, dar variedad y que el lector no se me aburra. Respeto mucho al lector.

-¿Qué texto disfrutó más en su elaboración?

-Más bien cambiaría la pregunta y diría cuál es el que más he sufrido. Me cuesta mucho escribir y generalmente el hecho de hacerlo me resulta una experiencia de dificultad y no de disfrute. No quiero decir con esto que no goce yo de mis trabajos, pero esto sucede cuando ya están hechos. En este caso, como se trata de amigos, he disfrutado de todos cuando he terminado el trabajo, sobre todo por tantos recuerdos.

-Toda selección representa siempre dejar a alguien o algo fuera, ¿se siente en deuda con algún autor que no aparezca en su libro?

-Sí, pero quería hacer el libro y no iba a ponerme a escribir especialmente sobre amigos de los cuales no me he ocupado. Todo es producto del azar y de la oportunidad; no fue algo deliberado. Muchos de mis amigos, es claro, no aparecen aquí. Más adelante quizá haga otro libro con escritos sobre ellos. Todos lo textos fueron escritos de manera paralela a mis otros trabajos, abarcan parte importante de mi vida.

-¿Entonces es una especie de autobiografía?

-Digamos que sí. En esa mezcla de géneros, sea crítica o ensayo, siempre quien lo hace habla de sí, aunque no es propiamente una forma de abordar aquel género. Por otra parte, ya escribí un libro autobiográfico, Los buscadores de oro, que consiste en recuerdos de infancia; ésa es mi escritura autobiográfica, desde que nací hasta los 15 años.

"Tengo proyectos e incluso partes ya escritas de lo que sucedió en mi adolescencia y juventud, y supongo que también, si tengo tiempo, seguiré por ese camino. Pero como siempre soy muy lento para publicar, no para escribir. Esto que le estoy diciendo lo tengo escrito desde hace 14 años, pero no lo he publicado".

La quema de textos

-¿Y por qué da tanto margen entre ambos procesos: escribir y publicar?

?Ese es un viejo consejo latino. El poeta Horacio aconsejaba guardar lo que se escribe por lo menos nueve años, a fin de que, con el paso de ese tiempo, sean otras las circunstancias del escritor para valorar su trabajo. Por eso mucha gente publica muchas cosas malas, porque lo hacen todavía con el entusiasmo de lo que acaban de pensar y de escribir. Y ese entusiasmo es mal consejero. Hay que ver las cosas que se dicen ya bien fríos, serenos. Efectivamente, con el paso del tiempo puede uno ser buen crítico de sí mismo y decidir si corrige o de plano rehace lo escrito.

"El de Horacio es un consejo, desde luego no una orden ni una prohibición de hacer lo contrario; el que quiera tomarlo que lo tome. Cuando dirigía talleres literarios, les aconsejaba a mis alumnos algo todavía más drástico que guardar sus textos nueve años. Les aconsejaba quemarlos y, ante el asombro de ellos, decía: sí, quémalo, pero antes sácale una copia".

-¿Considera conveniente guardar un texto tanto tiempo, no obstante que el mundo tecnologizado de hoy y las leyes del mercado dictan otra cosa: vivir de prisa y producir de prisa?

-Depende de cada quien el uso de lo que le aconsejan. No siempre hay que hacer las cosas. Hay otro planteamiento que dice si se debe escribir en el momento en que se vive la emoción o esperar y hacerlo en una forma fría y distanciada. ¿Qué será mejor? Eso sólo lo puede demostrar el producto final. Afortunadamente, no existen en la literatura, aparte de las gramaticales, otras reglas fijas, si no la literatura sería la misma. Según se vaya viviendo el tema, van apareciendo este tipo de planteamientos. Personalmente sí he creído en que hay que esperar, que uno no debe dejarse agobiar por la prisa y la producción; hacer un libro y luego otro y otro. Es necesario poner un alto a la producción rápida, para evitar publicar basura; se debe tener capacidad de autocrítica y autorrespeto. ¿Debemos dejarnos entregar a la facilidad y a la prisa nada más porque determinados intereses económicos necesitan tener ocupadas sus máquinas?

-Finalmente, ¿qué tiene preparado y en qué trabaja?

-Estoy preparando un texto sobre mi primer libro; cómo fue, en qué circunstancias lo escribí, allí hay mucho de autobiográfico. Eso estoy haciendo ahora y espero pronto publicarlo, eso sí, porque ya pasaron los nueve años, ya sólo tengo que corregir. Ese es mi próximo libro. Además, tengo otro libro de ensayos que, desde luego, está en sus primeros momentos y que durante este año trabajaré en él.

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