Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 22 de abril de 2002
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Política

Jorge Santibáñez Romellón*

ƑAyuda de la policía para perjudicar más a los migrantes?

De manera preocupantemente desapercibida, el pasado 4 de abril se dio a conocer a la luz pública que el Departamento de Justicia estaba considerando autorizar (y en consecuencia solicitar su intervención) a las policías locales y estatales para detener migrantes indocumentados.

Esta medida no solamente es nueva, sino que marca un cambio importante en los mecanismos de detención de migrantes indocumentados, cuyas graves implicaciones conviene prevenir y ante las cuales habrá que reaccionar. Esta medida es, por mucho, más grave que el tan publicitado fallo de la Suprema Corte de Estados Unidos en contra de un migrante indocumentado.

Hasta ahora, el único cuerpo facultado para detener migrantes es la Patrulla Fronteriza. Este organismo había concentrado sus esfuerzos prácticamente en la frontera, tanto en las zonas de cruce como en los condados fronterizos, donde los migrantes indocumentados son "evidentes". Sin embargo, al hacer intervenir a las policías locales y estatales, los migrantes podrían ser detenidos prácticamente en cualquier parte de Estados Unidos.

Por razones obvias y porque los migrantes no se pasean por la calle con un letrero que diga "soy migrante indocumentado" (aunque muchos de nuestros vecinos así lo quisieran), estas detenciones se realizarían exclusivamente sobre consideraciones raciales. Adivine usted: Ƒquién cumplirá con la imagen que los policías locales y estatales tienen de un migrante indocumentado? Acertó, los mexicanos. Eso quiere decir que ahora los migrantes no podrían ir de compras, salir a trabajar, divertirse o, peor aun, no podrían salir a depositar las remesas tan necesarias para sus familias y para el discurso oficial, por temor a ser interceptados y detenidos por la policía, que tiene una presencia mucho mayor que la Patrulla Fronteriza. Los actos de racismo estarían a la orden del día. Aumentarían los abusos sobre la población de origen mexicano, indocumentados o no, y hasta ciudadanos estadunidenses con rasgos mexicanos serían cuestionados en cada esquina con el pretexto de que "parecen indocumentados".

Por más que nos quejemos, mucho se ha avanzado en el entrenamiento y supervisión de los agentes de la Patrulla Fronteriza y éstos han desarrollado una especialidad que consiste en detener migrantes, disminuyendo considerablemente las violaciones a sus derechos humanos. Los migrantes corren grandes riesgos, es cierto, pero ello se deriva de la política migratoria del gobierno de Estados Unidos y no de abusos de la Patrulla Fronteriza, que aunque ocurren son mínimos, proporcionalmente hablando.

Por el contrario, los policías están entrenados para detener delincuentes, lo cual los obliga a desplegar mayor agresividad física. No será sencillo que un policía modifique sus métodos sólo porque ahora, además, tendrá que detener a migrantes indocumentados. Si realmente las policías locales participan en la detención de migrantes, los acuerdos suscritos en junio de 2001, mediante los cuales se logró que la Patrulla Fronteriza no usara armas letales en sus operativos de detención, serían irrelevantes. Ni modo que ahora los policías usen balas de goma o estén cambiando de balas, según si se detiene a un peligroso delincuente o a un migrante.

De hecho, en este terreno, el de la intervención policiaca y sus terribles efectos deteniendo migrantes, México podría asesorar a Estados Unidos. Simplemente recuérdese que los Grupos Beta y el Programa Paisano fueron creados para proteger a los migrantes mexicanos de los abusos de los que eran objeto por parte de cualquier sujeto que portara un uniforme que pareciera oficial.

Tanto o más preocupante que la medida anunciada es el silencio o al menos la lentitud de reacción del gobierno mexicano. Estas sí son medidas del Ejecutivo, esto sí se le puede reclamar al gran amigo Bush, ya que el Departamento de Justicia depende de él. Sin embargo, hay que irse con cuidado, México no puede reclamar como ilegítimo algo que aquí hacemos cotidianamente y desde siempre. Es decir, con qué autoridad moral podría el gobierno mexicano reclamarle al estadunidense que los policías detengan migrantes, si los migrantes centroamericanos y hasta los mexicanos son detenidos y extorsionados, en México, por cualquier cosa que parezca policía.

Sin embargo, es ahora cuando hay que actuar. La medida aún no se instrumenta, es ahora cuando Fox, aunque sea por teléfono, si los senadores no lo dejan ir a Estados Unidos, debe decirle a su amigo Bush que México no está de acuerdo con esa medida y demostrarle que sólo acarreará problemas a ambos países, incrementará el racismo en contra de los mexicanos y, por si todavía hiciera falta, nos alejará de una negociación migratoria.

* Presidente de El Colegio de la Frontera Norte

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