Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 22 de abril de 2002
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Política

Iván Restrepo

Por mucho más que el "clima pansexual"

Hace cinco años un diario de Connecticut publicó un artículo firmado por Jason Berry y Gerald Renner que revelaba los abusos sexuales cometidos hace cuatro décadas por un influyente líder espiritual de la Iglesia católica. El artículo fue objeto del más impresionante silencio por parte de la jerarquía eclesiástica. Era una auténtica papa caliente de la que muchos querían deshacerse antes de que hiciera daño. No pudieron y tiempo después el periodista Ciro Gómez Leyva ofreció en Canal 40 el testimonio de varios seminaristas víctimas de esos abusos.

En pantalla y sin ningún titubeo las víctimas señalaron al autor: el sacerdote mexicano Marcial Maciel Degollado, fundador de los Legionarios de Cristo y una de las personas más apoyadas y elogiadas por el actual pontífice y consentido de los líderes empresariales de nuestro país, algunos de los cuales lo catalogan de santo.

Mientras el artículo de Berry y Renner fue reproducido en revistas especializadas de Europa y en el prestigioso semanario estadunidense National Catholic Reporter, sobre el canal mexicano cayó todo el poder de los allegados al padre Maciel: le retiraron publicidad llevándolo a una difícil situación financiera. La consigna fue restarle importancia a la denuncia, calificar de "amarillistas" a quienes se ocupaban del asunto en los medios y afirmar que se trataba de un ataque de quienes envidian la influencia que en el Vaticano tienen los legionarios y su cada vez más decisivo papel en el movimiento de renovación de la Iglesia. Un empresario cercano a la jerarquía mexicana, cuya familia siempre ha gozado del apoyo espiritual de Maciel, me expresó la sospecha que tenían de que detrás de todo estaba la Compañía de Jesús.

Cuando el caso Maciel parecía olvidado, retomó dimensión por el escándalo que causaron en Estados Unidos numerosas denuncias de abuso sexual de sacerdotes, conocidas en su momento por obispos y cardenales de ese país, y cuyos autores fueron en su mayoría tolerados y protegidos. A diario se agregan otras más en todo el mundo. Por su parte, Maciel es objeto de análisis en la prensa escrita mientras en el Canal 2, de Televisa, Javier Solórzano y Carmen Aristegui se ocupan del asunto.

La tibia respuesta del Vaticano y la actitud casi complaciente de la jerarquía católica de varios países evidencian la lucha sorda que dentro y fuera de la curia romana sostienen los grupos que buscan hacerse del papado, aun antes de que muera o renuncie el actual pontífice.

Además del cuerpo de elite que conforman los Legionarios de Cristo, el poder lo disputan el Opus Dei y las diversas ramas de la burocracia vaticana. En medio de la pugna está un enfermo, Juan Pablo II, defensor del obsoleto celibato eclesiástico y cada vez más prisionero de quienes lo rodean y se aprovechan de su estado físico. Para colmo, le reitera su apoyo a Bernard Law, el más importante cardenal de Estados Unidos, señalado de proteger a pedófilos. Luego de entrevistarse recientemente con el Papa declaró que seguiría en su cargo pues tiene toda la confianza del pontífice, lo que aumentó aún más la inconformidad de los católicos estadunideses, que piden la renuncia de ése y otros jerarcas señalados de tolerar los abusos sexuales.

Si el Vaticano no ha actuado con la seriedad que el asunto exige y ha tratado de lavar su ropa sucia de mala manera, peor ocurre en otros lados, como en México, donde la jerarquía clerical mostró primitivismo y ceguera al abordar el tema del abuso sexual. Mientras resta importancia a este problema y algunos obispos piden impunidad para los sacerdotes que violan la ley, la Iglesia exige intervenir más en el sistema de educación pública y mayor presencia en los medios masivos de comunicación, combate el uso del condón, la homosexualidad y la educación laica; pide censurar programas de televisión y cine; apoya sin reserva a las agrupaciones más conservadoras, desde Pro Vida hasta la confesional Unión Nacional de Padres de Familia, su membrete para influir en el campo de la educación pública.

Mañana los 13 cardenales de Estados Unidos iniciarán una reunión de dos días con el Papa para tratar el asunto de los curas pedófilos y la responsabilidad de la jerarquía del vecino país. Hoy la credibilidad del pontífice y sus allegados está en su peor momento. Sería un error que de ese cónclave no saliera la respuesta que espera el mundo católico y no católico.

El problema no se debe, como afirma el cardenal Darío Castrillón, al clima "pansexual mundial". Hay mucho más que eso y el Vaticano lo sabe.

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