Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 22 de abril de 2002
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Política

ASTILLERO

Julio Hernández López

YA NO HAY PRESIDENTE sino, nuevamente, candidato en campaña. Vicente Fox ha asumido que nada importante pudo hacer en su primer año y medio en el poder y que tampoco podrá hacer nada notable en el tramo que le resta antes de las elecciones intermedias de 2003. Por ello se dedica desde ahora a buscar culpables de lo que será su primer trienio perdido: por ejemplo, los periodistas que lo critican, los opositores que se le oponen, el Congreso que no le obedece, el Poder Judicial ladino. Todos son presuntos responsables, menos el depositario unipersonal del Ejecutivo federal, ni sus políticas ni su gabinete. La única salvación, según su tarot electoral, será que el pueblo le regale una Cámara de Diputados a modo, propicia, aprobatoria y aplaudidora.

ESA VISION AUTORITARIA (DE la que en Guanajuato hubo abundantes muestras durante casi un sexenio; la que irresponsablemente muchos ciudadanos celebraron en la frase consagratoria del hoy, hoy, hoy) se ha consolidado aceleradamente por una vía inusual, la de la política exterior, eje tradicional de consensos que ahora se ha convertido en batidillo de vergüenzas. Convencido de que en lo interno le ha sido imposible avanzar a causa de las resistencias del viejo régimen (que él mismo ha apuntalado), el presidente Fox cree que el único punto notable de cambio que su gobierno ha podido ofrecer está en el terreno diplomático, sin entender que no es lo mismo cambio que pleito, ni cambio que sometimiento o entreguismo al máximo poder mundial.

EN ESA LINEA DE pensamiento, el presidente Fox ha dejado de ocuparse en lo trascendente (nótese la generosidad con que esta pinchurrienta columnilla ha regresado de vacaciones, luego de practicar durante una semana la dieta de la gran manzana) para atrincherarse en lo inmediato: lo que a sabiendas le funciona, en términos de recuperación de imagen medida en las reverenciadas encuestas de opinión pública, es el pleito, el rompimiento, el escándalo (materias estas en las que el secretario de Relaciones Exteriores es un maestro). Según versiones de Los Pinos, el enfrentamiento con el Congreso, a causa del viaje no aprobado a Norteamérica, le habría reportado al hombre de las botas un repunte sumamente agradable para los ánimos presidenciales que ya llevaban meses bocabajeados. El Fox contento, entusiasta, resplandeciente, es el Fox guerrero, no el gobernante ni mucho menos el estadista (fase esta a la que hasta ahora no ha habido ni siquiera una aproximación siquiera exploratoria). El terreno donde el guanajuatense crece es el de la batalla, no el de la construcción.

POR ELLO LE HA sido particularmente útil Jorge Castañeda. Fox no aguanta los problemas internos ni soporta las presiones y los reclamos de los actores de la política nativa, y por ello busca con urgencia los foros internacionales, donde es recibido con honores como el hombre del gran cambio mexicano y no como el responsable del estancamiento y los visos de ingobernabilidad. Castañeda le ha creado la fantasía temprana del liderazgo mundial, del mesianismo planetario, ya arreglando los conflictos entre las Coreas, ya tratando de allegarle cascos azules a la ONU, ya organizando conferencias sobre financiación del desarrollo, ya desplegando la teoría de acomplejada vanidad de considerar a este "nuevo México" como actor protagónico de los cambios en el orbe. Castañeda da a Fox el oxígeno que sus demás secretarios (sometidos al plano interno) no consiguen proporcionarle, y por ello el Presidente ha privilegiado las posiciones y los caprichos de su canciller, quien juega fundamentalmente en dos bandas, una, la de extender su poder en el ánimo presidencial y, dos, la de promover su candidatura para 2006 con el apoyo de sus nuevos aliados, los actuales gobernantes de Estados Unidos, a cuyos intereses sirve con un espíritu que se ha constituido en un verdadero problema de seguridad nacional para México.

EN ESE CONTEXTO ES posible entender los naufragios de la diplomacia mexicana en el caso cubano y los exabruptos de baja estofa (pero demostrativos del ánimo de sus superiores) de funcionarias de travestido foxismo como la falsa embajadora Mariclaire Acosta. Fox ya no quiere gobernar, sino pelear, y en ese terreno su mejor acompañante es Castañeda. No debe extrañar a nadie que, a partir de ahora, el gobierno federal bombardee al Congreso federal con cuanta iniciativa de ley ayude a dibujar el paraíso prometido del foxismo que los malvados legisladores no le permiten materializar. La línea es exhibir a los opositores, demostrar al pueblo (sobre todo a quienes vayan a votar en 2003) que el buen Presidente sí quería hacer cosas maravillosas, pero sus perversos opositores se lo impidieron una y otra vez.

YA PODRA EL PRESIDENTE vestirse de charro cabalgador o seguir contando cuentos de bonanzas venideras a diestra y siniestra: no hay acuerdos reales con las fuerzas políticas nacionales, no hay proyecto económico viable y, lo peor, no hay ánimo genuino de gobierno, sino de fabricar escaramuzas mediáticas. No hay Presidente, sino candidato en campaña para ganar San Lázaro en 2003. Tampoco hay gabinete, sino un terrífico ejercicio diario de sobrevivencia de funcionarios peleados todos contra todos, desesperanzados ante la falta de dirección superior y espantados frente al aniquilamiento de cualquier sombra de autocrítica ante la declaración del estilo Castañeda como el favorito del Presidente.

UN TRIENIO PERDIDO, EN espera de las elecciones que podrían dar al fin al Presidente la mitad del Poder Legislativo (el Senado seguirá igual) a su favor.

ASTILLAS

EJECUTOR APLICADO DE estrategias de su jefe, al grado de alcanzar inusuales críticas del gobierno cubano que lo ha considerado mentiroso reincidente, el embajador Ricardo Pascoe ha querido salvar la cara a último momento, mediante declaraciones que a su vez fueron censuradas por Tlatelolco. Pascoe va quedando mal con todos: con el PRD, al que sigue perteneciendo nebulosamente, y con el gobierno, al que prestó útiles servicios... El aumento del abstencionismo iba siendo el distintivo de la jornada electoral francesa que servirá para escoger de entre 16 aspirantes a la presidencia a los dos que dentro de 15 días tendrán en las urnas el encuentro definitivo...

Fax: 55 45 04 73 [email protected]

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