Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 18 de abril de 2002
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Editorial
 
ATROPELLO A MEXICO

SOLEl Departamento de Defensa de Estados Unidos formuló ayer un anuncio que para nuestro país tiene un significado por demás ominoso, alarmante e inaceptable: la constitución, en el marco de una reorganización de las fuerzas militares estadunidenses, de un "comando del norte", cuya área geográfica incluirá "Estados Unidos continental, Alaska, Canadá y México, porciones del Caribe y las aguas contiguas en los océanos Atlántico y Pacífico, hasta un mínimo de 500 millas, para que puedan ser defendidas a fondo", según lo explicó públicamente el general Richard Myers, jefe del Estado Mayor del Pentágono.

Esa dependencia asegura que la determinación no involucra a las fuerzas armadas mexicanas o canadienses, pero la precisión no es necesariamente tranquilizadora; implica, en cambio, que Washington diseña escenarios para la intervención de su propio ejército en la zona geográfica mencionada, en la cual se encuentra nuestro territorio nacional.

No puede tomarse como casualidad que la determinación referida haya sido dada a conocer justamente el día en que el presidente George W. Bush lanzaba nuevas amenazas contra la comunidad internacional y los estados que la conforman, al reiterarles que "o están con nosotros o están con los terroristas", en el marco de la "respuesta global" contra un supuesto "terrorismo global" ante el que "ninguna nación puede ser neutral".

Si bien los mensajes del Pentágono y de Bush van dirigidos, en el primer caso, a los vecinos inmediatos de Estados Unidos --México y Canadá, además de las naciones caribeñas--, y en el segundo a todos los países, el nuestro no puede pasar por alto los graves peligros de injerencia que conllevan.

La conformación de un "comando del norte" indica que los mandos militares estadunidenses tienen pensado operar en nuestro territorio y ni siquiera consideran que en él se asienta un estado soberano e independiente, poseedor de fuerzas armadas propias y con plena facultad de tomar sus decisiones en materia de defensa y seguridad nacional.

El discurso de George W. Bush, pronunciado en el Instituto Militar de Virginia, constituye una advertencia de que los países que no se adhieran a la delirante campaña "antiterrorista" del actual gobierno estadunidense serán automáticamente considerados enemigos.

Es, pues, un ensayo de usurpación de las determinaciones soberanas de los países y un intento por confiscar las independencias nacionales en materia de política exterior, y constituye, en esa medida, una amenaza directa a nuestra nación.

Hoy más que nunca, ésta debe adoptar una actitud firme y decidida de defensa de su soberanía que, de no ser asumida por el Ejecutivo federal, tendrá que emanar del Legislativo y de la sociedad.
 

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