Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 7 de abril de 2002
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Angeles González Gamio

Nuevamente, el Teatro de la Ciudad

El año de 1888 en la ciudad de Villahermosa, Tabasco, nació una preciosa niña que fue bautizada como María de los Angeles Estrella del Carmen Bonfil y Ferrer. Desde pequeña mostró aptitudes artísticas, que la llevaron a debutar, cuando contaba con escasos nueve años de edad, en el afamado Teatro Arbeu, como parte de la compañía infantil de José Austri. En la adolescencia adoptó el nombre de Esperanza Iris, con el que pasó al igualmente célebre Teatro Principal, donde se consagró con el espectáculo La cuarta plana.

Hizo famosas obras como La viuda alegre, El conde de Luxemburgo y Chi-Chun-Chan, que la llevaron a ser la estrella principal en la inauguración del Teatro Ideal, en 1913. Apasionada del arte escénico, logró conjuntar sus ahorros y el apoyo económico de admiradores, que le permitieron erigir su propio teatro, al que bautizó con su nombre y donde instaló su residencia en la parte alta.

El recinto se edificó en el terreno que durante el virreinato había ocupado el palacete del mayorazgo de Villanueva, donde a principios del siglo XX se levantó el Teatro Xicoténcatl, que por problemas estructurales tuvo que ser derruido, circunstancia que aprovechó Esperanza Iris para adquirirlo a buen precio y contratar a los arquitectos Ignacio Capetillo Servín e Ignacio Mariscal para que le construyeran un hermoso edificio con aspiraciones neoclásicas, en cuya fachada sobresalen esbeltas pilastras y los bustos de los compositores Offenbach, Lehar, Bizet y Verdi.

La inauguración se llevó a cabo el 25 de mayo de 1918, con la asistencia del presidente Venustiano Carranza, quien aplaudió entusiasmado la actuación de la diva en La duquesa del Val Tabarín, obra que marcó el inicio de múltiples éxitos, entre los que destacaron populares operetas y zarzuelas. La ópera también tuvo sus momentos; entre otros, cuando el extraordinario tenor italiano Enrico Caruso escenificó una temporada completa. Otros artistas de renombre que pasaron por "el Iris", como le decía familiarmente el público fiel, fueron el pianista Arthur Rubinstein, la bailarina Ana Pavlova, el tenor José Mojica y los coros de Ucrania. Allí se estrenó la primera opereta mexicana, titulada La niña Lupe.

Al igual que le pasó a su dueña, el teatro se fue haciendo viejo y se deterioró, así como el rumbo en que se encuentra. En 1970 el gobierno de la ciudad lo adquirió, renovó, rebautizó como Teatro de la Ciudad, con el propósito de ponerlo al servicio de los capitalinos. Quince años más tarde el inmueble padeció un incendio que llevó a otra remodelación, y ahora nuevamente, el actual gobierno del Distrito Federal ha emprendido la importante labor de ponerlo al día con un trabajo integral, que respeta la arquitectura original pero renueva totalmente el interior, tanto en los servicios como en los aspectos técnicos.

La reinauguración artística se va a celebrar el próximo martes con el espectáculo Viva la zarzuela, cuya orquesta va a ser dirigida por Plácido Domingo. Este será el inicio de una programación en la que tendrán papel destacado la zarzuela y la opereta, esos géneros tan queridos por gran parte del público mexicano y que hace muchos años que ya no se ven en la cartelera. Es una oportunidad magnífica para que las nuevas generaciones los conozcan y se aficionen a esas obras que tanto placer brindaron a sus abuelos. Ojalá se aproveche para añadir al nombre de Teatro de la Ciudad el de Esperanza Iris, justo homenaje a una actriz cuya vida entera estuvo dedicada a esa actividad artística y que materializó un sueño al construir este teatro, que continúa siendo realidad.

Para brindar por la admirable actriz, que también amaba el buen comer, merecemos un auténtico banquete; el lugar indicado es el famoso restaurante madrileño, L'Albufera, que acaba de crear un vástago en el Gran Hotel Meliá, que se encuentra enfrente del caballote de Sebastián, donde nace el Paseo de la Reforma. Decorado en agradables tonos verdes y beige que hacen bello contraste con la madera, ofrece su afamada paella de la casa, preparada con el arroz bomba, exclusivo del lago Albufera, en Valencia, y sazonada con bogavante y sepias.

Los aficionados a los mariscos aquí se podrán dar vuelo con algunos que no tenemos en nuestro país, como el buey de mar, el centollo y las cigalas. El creativo cheff Heriberto Gómez recomienda para empezar la crema de pescado y mariscos o las pochas con almejas. Los postres no se quedan atrás: filloas gallegas con crema de queso y moras o pastel vasco relleno de crema con ciruelas al armañac. Sugiere acompañar el festín con un Txacoli, excelente vino blanco del país vasco.

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