Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 7 de abril de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  >

Política

Jenaro Villamil

Palestina, el exhibicionismo del terror

La imagen publicada en la primera plana de La Jornada el jueves 4 de abril es brutal. Sumaya Abda y su hijo Khaled yacen en el suelo ensangrentados. Sus rostros fueron baleados, sus cuerpos acribillados. ƑLa razón? Se negaron a abrirle la puerta a los soldados israelíes, que han ocupado la mítica ciudad de Belén. Y como la retórica de Ariel Sharon ha señalado como "terrorista" a todo ciudadano palestino que ose resistir a la ocupación militar, y como los propios medios israelíes y buena parte de las grandes agencias informativas occidentales han reproducido acríticamente la escalada discursiva de la guerra contra el "terrorismo global" que lanzó George Bush después del 11 de septiembre de 2001, estas muertes sólo parecen sumarse a las víctimas de un brote de odio, violencia y miedo que arrasa con toda su fuerza cualquier posibilidad de paz en Medio Oriente.

Las cifras de las muertes desde el 28 de septiembre de 2000, repunte de la intifada palestina en los territorios ocupados por Israel desde hace más de tres décadas, son ilustrativas de qué lado está la fuerza y el empleo de la violencia: mil 176 palestinos han muerto hasta hoy; 413 israelíes han fallecido, la mayoría, en atentados atribuidos al "terrorismo" de los kamikazes palestinos. Entre esos "terroristas" muertos se encuentran 230 niños palestinos que, seguramente, tenían ya el mal congénito de la violencia irracional o que merecían morir en nombre de esta especie de jihad lanzada por Ariel Sharon.

Esta escalada de terror se ha reforzado con un discurso mediático que parece solazarse con las imágenes y las invectivas contra quienes, sin mayor contextualización, han sido definidos como "terroristas". Con excepción de la cadena inglesa BBC y de la agencia Reuters -cuya política editorial rechaza el uso del término "terrorista" por considerarlo un adjetivo ideológico más que una descripción informativa-, la mayoría de las grandes cadenas occidentales, sobre todo de Estados Unidos, han reforzado el enfoque que justifica y exhibe la violencia militar israelí como necesaria para frenar a los palestinos.

El editor ejecutivo de Mediachannel.org, Danny Schechter, ha demostrado en un análisis reciente que la cobertura televisiva estadunidense ha enfocado más la violencia y la acción, dejando en segundo plano la información sobre las iniciativas políticas y los esfuerzos de paz. El despliegue de la imagen y los sonidos de guerra parecerían ser el acompañamiento de este nuevo exhibicionismo de fuerza bélica.

Eric Altermann, analista mediático de MSNBC, subraya que la competencia narrativa en los grandes medios radica en mostrar cuál es el lado más cruel en la guerra. De ahí que un suicida palestino pueda alcanzar más rating que cualquier esfuerzo de paz o cualquier pronunciamiento de la Liga Arabe o de Yasser Arafat, recluido y animalizado en una habitación en Ramallah, como si no fuera el dirigente político al que en 1998 Israel reconoció como interlocutor político. De ahí que la televisión estadunidense concentre su cobertura en la "visión de Israel como una democracia sitiada" -subraya Altermann-, y se minimice cualquier contextualización que frene la idea de una guerra de exterminio.

Y también por esta competencia orientada a exhibir el terror y a denostar a algún crítico como "aliado del terrorismo", cualquier voz israelí que se contraste con el belicismo de Sharon es convenientemente eludida o minimizada. Por ejemplo, las críticas del escritor Amos Oz a Sharon han sido mucho menos difundidas que su airada respuesta al novelista portugués José Saramago, quien colocó el dedo en la llaga en la conciencia de una nación que fue perseguida, masacrada y que hoy legitima a una clase política que aplica una lógica muy similar a la del exterminio nazi. Las decenas de cartas abiertas que reservistas del ejército israelí han enviado a la prensa estadunidense para expresar su rechazo a la guerra y su negativa a participar en la Operación Muro Defensivo son consideradas "políticamente incorrectas" por poderosos lobbys de la causa israelí.

El exhibicionismo del terror también ataca a la propia libertad de prensa, en especial de aquellos reporteros, fotógrafos o camarógrafos que intenten mostrar más allá de lo que el comando militar israelí pretende. Por eso la imagen del 4 de abril es excepcional en un esquema que pretende simplificar y adjudicarle la irracionalidad sólo al lado palestino. Ben Lynfield documenta en una colaboración publicada en The Christian Science Monitor, el pasado 2 de abril, que los reporteros desplegados en el sitio de Ramallah se han enfrentado constantemente a los excesos del bombardeo israelí. Dos periodistas, Anthoni Shadid, de The Boston Globe, y Carlos Handal, de Nile Television, se sumaron el fin de semana pasado a una lista de 40 periodistas que han sido agredidos por militares, y a varios reporteros palestinos se les ha negado el acceso y les han confiscado sus credenciales. La justificación es un elemento más del terror: Cisjordania es hoy una "zona militar cerrada". Y, por tanto, la voz de las armas se impone sin que alguna gran cadena televisiva estadunidense se inmute.

[email protected]

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año