Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 4 de marzo de 2002
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TOROS

Fracasó la importación de sangre ibérica para "enriquecer" la fiesta brava

Histórico: un toro español fue muerto a balazos por manso en la México

El juez Gamero anunció que lo iban a "acuchillar" Ortega cortó tres orejas

LUMBRERA CHICO

Clavellero era un toro tan pero tan manso que no sólo rehuía los capotes sino que se paralizaba de pánico al acercarse a la puerta de toriles y a todos los otros accesos al callejón por donde tenía que irse vergonzosamente expulsado. Después de 40 minutos, en que los corraleros demostraron su absoluta ineficiencia (y los bueyes del hato de cabestros confirmaron que sólo están ahí como asesores del "empresario" Rafael Herrerías), el bicho se fue por la ancha puerta de picadores, y en medio del caos, y en una acción que marca un hito en los 46 años de la Monumental Plaza Muerta (antes México), fue ejecutado de dos balazos en el patio del rastro.

Dos horas después -porque el festejo de ayer duró cuatro y media debido al fracaso de la debutante ganadería española de Barralva-, un segundo ejemplar del mismo hierro, llamado Cubatono, correría con idéntica suerte: fue desterrado por su escandalosa falta de bravura, pero tampoco salió por la puerta de toriles sino por la de caballos, tras la cual anoche habría sido igualmente liquidado a tiros.

De tal suerte, la última corrida de la temporada menos chica 2001-2002, anunciada por la propaganda como "histórica" por la presentación de ocho reses ibéricas que llegaron a México en el vientre de sus madres, fue en verdad histórica mas no por ello, sino porque uno de los astados se convirtió en el primer toro de lidia asesinado con dos golpes de pistola a causa de la patente, y a estas alturas ya insoportable, incompetencia de una "empresa" que ni siquiera cuenta con bueyes entrenados para sacar a un manso del redondel.

Consagración de Ortega

Por contraste, la tarde de ayer auspició la consagración del tlaxcalteca Rafael Ortega, que ante Gironcillo, el menos peor del encierro, clavó tres inolvidables pares de banderillas asomándose al balcón en los imponentes cuernos de la res, y lo muleteó con inmensa transmisión por la derecha para matarlo de una estocada delantera pero fulminante, para que la plaza, con diez mil espectadores frenéticos, le otorgara las dos orejas.

Antes, con Clavellino, un toro burraco y gargantillo, de 483 kilos, pero áspero y resabioso, Ortega cortó otra meritoria oreja, para salir triunfante rumbo a su confirmación de alternativa en Las Ventas de Madrid. El murciano Pepín Liria, a su vez, cosechó palmas en sus dos actuaciones frente a sendos marrajos intragables, y el veterano Antonio Urrutia completó la tercia, sobreviviendo al maromón que le pegó Carasucia (sustituto de Clavellero), su primer enemigo.

Irresponsabilidad compartida

En México existen 300 ganaderías de toros bravos, pero el cacique de la México (hoy tan muerta) sólo da juego a 10. Las 290 restantes están vetadas, por sus pistolas, en el coso más "importante" de América Latina. Debido a esta dictadura, muchos criadores se han retirado del negocio y de los cuatro encastes (o líneas de sangre brava que había en el país) queda sólo uno, que fabrica los toretes babosos que permiten los "éxitos" de las figuras nativas, pero sobre todo de importación.

Para estimular la diversificación de líneas de sangre brava en México, una familia de nuevos ricos avecindados en Querétaro, importó hace pocos años 100 vacas y algunos sementales del encaste español de Atanasio Fernández (mezcla de Parladé y Conde de la Corte). Sin tener ningún otro mérito que su origen gachupín, saltaron ayer al embudo de Insurgentes y propiciaron a sus criadores el ridículo de su vida, en una pachanga a la que contribuyó el "juez" Manuel Gameros (desde ayer Rameros, por corrupto), al tomar el micrófono y pedir al público ?después de una hora de fallidos intentos por echar a Clavellero al corral? "unos minutos más de paciencia en lo que acuclillan al toro".

Mentiroso, además de lamebotas de Herrerías, porque la bestia no fue acuchillada sino balaceada como en una plaza de trancas, Rameros "ordenó" que en remplazo del mansísimo saliera un toro de Vistahermosa y no el reserva de Barralva, lo que hubiera violado el reglamento. Pero habituado a no obedecer a nadie, el "empresario" no le hizo caso y el representante de la ley se tragó el desacato con la aquiescencia de una monja mariana. La pregunta que cierra la temporada es: ¿cómo reaccionará ante todo esto la decorativa Comisión Taurina del Distrito Federal? ¿Con el mismo silencio de siempre? ¿Por qué no? 

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