Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 17 de febrero de 2002
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Espectáculos
Polvo eres y en viento te convertirás

¿Qué hacía usted una tarde de invierno de 1974? Quizá algunos de ustedes todavía no nacían, pero los Rolling Stones acababan de grabar Angie; Genesis ya había editado un disco en vivo y Kansas iniciaba su carrera discográfica.

El de los setenta no fue un decenio fácil, sobre todo para quienes querían dedicarse al rock progresivo. No, cuando Pink Floyd ya había dado a luz Dark side of the moon y Meddel. No, cuando ya existía Tarkus, de Emerson, Lake and Palmer. No, cuando King Crimson inició con In the court of the Crimson King. Y no, cuando Yes hizo temblar al mundo con Fragile.

Esas vacas sagradas inglesas marcaron el camino, y Kansas -los gabachos de Topeka?-aportaron su granito de arena.

No sería justo remitirnos a Kansas sólo por Dust In The Wind, rola incluida en su quinta producción, pues el grupo mostró sus alcances desde su primer trabajo, Kansas (1974).

En México sus vinilos fueron bien valorados, preciadas joyas entre los coleccionistas; la banda incluso llegó a pisar terrenos exitosos como el de nuestras satánicas majestades. Song for America (1975) y Masque (1975) fueron bases sólidas para abrir las puertas de la inmortalidad con los álbumes Leftoverture (1976) y Point of know return (1977). Dichoso aquel que tenía entre sus manos estos discos, que si los giraban a 33 revoluciones por minuto hacían vibrar la piel. La siguiente placa fue en vivo, Two for the show live y así se cerró la rápida e intensa creatividad del grupo.

Los números en su momento fueron escandalosos, hoy bien podrían ser estrategias de marketing: ocho discos de oro, dos de triple platino por Leftoverture y Point of know return; uno de platino por Two for the show (en vivo), amén de las millonarias ventas por el tema Dust in the wind, que se desprende de Point of know return.

Después ya nada volvió a ser lo mismo. Se acabó la magia. Monolith (1979) y Audio-Visions (1980) son prueba de ello. Steve Walsh, voz y teclados, siente la necesidad de zambullirse en otros mares; de solista tampoco le va bien.

John Elefante entró en su lugar y no le dio brillo al ya prescindible Kansas. Vinyl confessions (1982) y Drastic measures, (1983) son discos que no merecen estar en una fonoteca decente. Llega el fin. Kerry Livgren, teclados y guitarra, y Dave Hope, bajo, forman un grupo de rock cristiano, llamado AD; ven la luz, olvidan a los viejos amigos y vicios, probablemente sanaron su alma, pero no la música.

Los vientos no fueron favorables para nadie y en 1986 Walsh, Ehart y Williams reagrupan Kansas, se bañan en nuevos lodos, pero es aquel viejo polvo el que los mantiene. Sus siguientes trabajos, como Power (1986), In the spirit of things (1988), pese a tener al maestro Steve Morse en la guitarra, no revive viejas glorias.

Otro plato en vivo, Live and the whiskey (1992); Freaks of nature (1995) y Always never the same (1998), otros descalabros. Su más reciente trabajo reunió al viejo Kansas, quien desempolvó ideas y dio vida a Somewhere to elsewhere (2000); rolas bañadas con el espíritu de esa rancia sangre aún nombrada rocanrol.

Esta historia está a punto de llegar una vez más a México. La primera fue cuando compartió escenario con Procol Harum y Alan Parsons Project, en la fría noche del 20 de julio de 1995, en el Palacio de los Deportes. La anterior visita fue doble, participó en el malogrado Festival Acapulco, en el que también estuvo UB40; y en el Auditorio Nacional el 21 de mayo de 1999.

¿Qué hará usted la noche del 20 de febrero?

CHAVA ROCK

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