Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 17 de febrero de 2002
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Mundo
Adolfo Pérez Esquivel

La realidad argentina: reflexiones y propuestas

Buenos Aires, 16 de febrero de 2002.

Señor Presidente de la nación

Doctor Eduardo Duhalde

Reciba el fraterno saludo de paz y bien. A través de esta carta abierta le envío algunas reflexiones y propuestas sobre la realidad que vive el pueblo argentino.

El país ha entrado en una situación de incertidumbre total que pone en peligro su integridad. En los últimos años, la falta de políticas coherentes de los gobiernos constitucionales, como durante la pasada dictadura militar, el sometimiento a los grandes intereses financieros, a las políticas impuestas por el Fondo Monetario Internacional, nos han llevado al vaciamiento económico, a la destrucción de la capacidad productiva del país y a la pérdida de los valores éticos y espirituales que hacen a la vida y a la identidad del pueblo.

Lamentablemente muchos ciudadanos vivimos la falta de credibilidad en las instituciones del Estado por el mal manejo de los recursos y sus políticas erráticas, el desprestigio de las dirigencias políticas y el mal funcionamiento del Poder Judicial, salvo raras excepciones de aquellos que cumplen con el mandato encomendado por el pueblo.

Señor Presidente, usted asumió la responsabilidad de conducir a la nación en una situación conflictiva y con graves problemas a resolver. Debemos reconocer que es un gran gesto de coraje y servicio a la patria, aceptar y asumir los desafíos del momento y preparar los caminos y las bases necesarias para la normalización del país.

Duele en el corazón y el espíritu ver cómo muchos hombres y mujeres se van del país desesperanzados y frustrados por el permanente engaño y deterioro que sufren; lo hacen con dolor. El país está viviendo un éxodo de jóvenes, cansados de no encontrar alternativas y posibilidades de vida en el país y de quienes, con la promesa del futuro, les han robado el presente e hipotecado el futuro y la esperanza.

Es necesario recuperar el espíritu de lucha y resistencia social y asumir los desafíos de reconstruir el país. Cientos, miles de organizaciones sociales en todo el país, tienen trabajos concretos y posibilidades de aportar nuevas alternativas. Las asambleas del pueblo constituidas en los barrios son una clara muestra del interés y preocupación del pueblo; saben lo que no quieren y buscan construir nuevos espacios de participación democrática. Son los signos de esperanza.

Por otra parte, debemos hacer un análisis profundo de cómo se llegó a la actual situación. En un país potencialmente rico, con una gran capacidad productiva y de desarrollo, que había desterrado el analfabetismo y alcanzado un buen nivel en la salud y en la educación, ¿qué pasó para caer en la actual situación y llegar a ser un país pobre y quebrado económica y anímicamente, con un aumento incesante de desocupados, de pobres, de niños y niñas que mueren de hambre y de enfermedades evitables? Cuando todo esto sucede los gobiernos criminalizan las protestas sociales en lugar de buscar solución a los problemas. No es con la represión como se resolverá esta profunda crisis social, económica, política.

Es necesario enfrentar los grandes problemas que nos afectan: el pago de la deuda externa, ilegítima, inmoral e injusta, es una forma de condicionamiento e imposición política y económica del FMI al país.

Estamos frente al peligro de que el gobierno que usted preside termine dolarizando la economía, si no logra controlar la crisis y equilibrar la situación financiera. Bien sabe que hay sectores que presionan para dolarizar la economía. Empeño que el ex presidente Menem pone para imponer la recolonización del país, bajo la órbita de Estados Unidos y la pérdida definitiva de la soberanía nacional.

Mientras tanto, se debería suspender todo pago de intereses y generar un "fondo para el desarrollo del país" con atención de los derechos básicos de la población y la generación de fuentes de trabajo. Sin embargo, el gobierno continúa pagando los servicios de la deuda, por sobre la social que el Estado tiene con el pueblo, que debe soportar un alto costo humano en todos los sectores, en particular entre los más empobrecidos y necesitados.

Otro grave problema es la política de derechos humanos, la impunidad jurídica, los problemas no resueltos y pendientes, la decisión del gobierno de no conceder la extradición de criminales reclamados por otros países, y continuar con la impunidad en el país. Los organismos de derechos humanos y muchos sectores sociales y políticos reclamamos la nulidad de las leyes de impunidad, para que sean juzgados en el país. Sin embargo, hasta el presente no se ha logrado.

Es necesario pensar en el rol de las fuerzas armadas, hoy condicionadas nuevamente a asumir la remilitarización del país y el continente, bajo el mando impuesto por Estados Unidos, que plantea las hipótesis de conflictos considerando al pueblo como enemigo. Es la misma doctrina de seguridad nacional que hoy ha cambiado de máscara. El entrenamiento de tropas latinoamericanas bajo el mando de fuerzas de Estados Unidos para el Plan Colombia tiene consecuencias graves para la región.

Es necesario recuperar a las fuerzas armadas como parte integral del pueblo, pero nunca como instrumentos de represión contra el mismo. Bien se sabe que sobre la impunidad es imposible construir una democracia.

Es necesario garantizar y fortalecer los acuerdos de paz entre los pueblos, para impedir que se genere un nuevo Vietnam en América Latina.

El pueblo ha dejado de ser espectador frente a los males que sufre. Reacciona con dolor y bronca ante el deterioro del Estado y la situación económica y moral, como el corralito, mientras la mafia financiera retira del país grandes recursos económicos con total impunidad. Es la pesada herencia que han dejado los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa. No es justo que nuevamente el pueblo tenga que cargar con el peso de quienes, incompetentes y corruptos, han saqueado el país.

El pueblo se viene manifestando en todos los sectores sociales; se ha asumido como protagonista y ha dejado de ser agente pasivo. Se ha transformado en gestor de su propia vida y constructor de su propia historia. Sus reacciones en todo el país son de diversas formas y culminan en las grandes manifestaciones populares de los cacerolazos, los piqueteros, las movilizaciones de los jubilados, sindicatos, organismos de derechos humanos, entre otros sectores afectados por el deterioro social.

Hasta ahora señor Presidente, debo decirle que las medidas tomadas por el gobierno son más de lo mismo. Paliativos, medidas de contención y no de fondo. No se ha investigado a los responsables de "terrorismo económico", de haber vaciado los recursos del país y destruido su capacidad productiva. Es cierto que dos jueces han iniciado actuaciones, pero el gobierno sabe quiénes son los responsables de llevar al país a la quiebra; no puede ignorarlo, y debe tomar medidas de prevención y sanción.

Un hecho muy preocupante es la política exterior del régimen argentino, signada por el sometimiento y los condicionamientos que imponen el gobierno de Estados Unidos, el FMI y el Banco Mundial. El ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Ruckauf, en una actitud de falta de dignidad y valores éticos, ha manifestado, después de su visita a Washington, que acepta las presiones del gobierno de Washington para condenar ante la Comisión de los Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, al gobierno de Cuba, sobre supuestas violaciones a los derechos humanos. Ese servilismo fue utilizado con otros países que han claudicado para obtener créditos del FMI.

La dignidad no se vende, no tiene precio en el mercado, y menos aún someterse al vasallaje.

Este sistema neoliberal a todo le pone precio y valor a nada. Precio y valor no son lo mismo. Los valores de la libertad, la dignidad humana y soberanía del pueblo no se cotizan en la bolsa de valores.

Antes hablaba el canciller del gobierno de Menem, de "relaciones carnales" con Estados Unidos .¿Cuándo vamos a poder escuchar hablar de la independencia y autonomía del país, de la integración de los pueblos de nuestra América, de relaciones justas y equitativas con todos los países?

Señor Presidente, hoy tiene la posibilidad de aportar al país una nueva esperanza basada en situaciones concretas. Sabemos que hay sectores que quieren desestabilizar al gobierno. Hay rumores y situaciones poco claras, pero hay que enfrentarlos con el pueblo y para ello es necesario hablarles y decirles la verdad. Tendrá el apoyo de todos aquellos que queremos un país libre y soberano. Perón lo dijo hace muchos años. "El año 2000 nos encontrará unidos o dominados", esa es la elección. Luchar por un país libre y soberano y para eso se necesitan coraje y decisiones claras.

La palabra crisis viene de crecimiento, con todo lo negativo y todo lo positivo que tiene. Es un gran desafío y la conciencia colectiva del pueblo está cambiando, dolorosamente, pero transformando. Hay muchos signos de esperanza y protagonismo social.

Tenemos conciencia de que el camino no es fácil, que está plagado de dificultades ya que han dejado el campo minado. Sólo me resta recordarle la rebelión de los estudiantes en París, en mayo del 68, que de-cían: "La imaginación al poder" y algo muy importante a tener en cuenta. "Seamos realistas, pidamos lo imposible". En nuestra situación concreta lo que parece imposible, si nos unimos, es posible.

Le reitero el fraterno saludo de paz y bien y le deseo lo mejor en esta "patriada" que asumió de servir al pueblo y ayudar a salir de la grave situación en que nos han sumergido.

Lo peor que podemos hacer en la vida, es pasar con las manos vacías; tratemos de pasar por la vida con las manos llenas de solidaridad y esperanza.

Adolfo Pérez Esquivel

 Premio Nobel de la paz

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