Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 17 de febrero de 2002
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Economía

José Antonio Rojas Nieto

En defensa de la empresa pública

Por favor, que todos aquellos que diariamente se quejan de Pemex y de CFE analicen un poco -nada más un poco, por favor- la estructura de precios de los combustibles y de la electricidad. Después -sí, después pero no antes- que juzguen y que evalúen. Con rigor. No se trata de defender ineficiencias cuando las haya. Tampoco de solapar corruptelas. Menos aún defender un estatismo regresivo. Pero el juicio sobre nuestras dos nobles y generosas empresas públicas -sí, nobles y generosas- debe ser mucho más objetivo. Es necesario que lo comprendamos muy bien: en el precio del diesel y de la gasolina hay, al menos, 80 por ciento de impuestos. En el precio del combustóleo, del gas natural y de la electricidad no tanto, pero también hay muchos impuestos. ƑPor qué? Pues porque en este país no se pagan impuestos. ƑCómo, me dirán, si a mí me descuentan casi 40 por ciento de mi salario? Bueno, pues hay cautivos y hay fugitivos. Así de simple. El petróleo y la electricidad son también cautivos. Trato hoy de explicar el caso del diesel y de las gasolinas que son similares. En otra ocasión podré explicar combustóleo y gas natural. Y luego, en otra más, el de nuestra querida electricidad.

Bueno, pues el mes pasado, en la zona externa de referencia que determina -en el esquema de costo de oportunidad- los precios internos (costa norte del Golfo de México en Estados Unidos), la cotización del crudo marcador WTI fue de 19.65 dólares por barril; y la de nuestra mezcla de exportación de casi 16 dólares. Los referentes de diesel y gasolinas se cotizaron entre 22 y 23 dólares, es decir, 12 a 17 por ciento por encima del WTI. Con base en estos referentes, un tipo de cambio de 9.16 y algunas cuentas fiscales, se llega al precio de bomba: 4.69 pesos por litro (diesel); 6.08 pesos por litro la Magna; y 6.37 pesos por litro la Premium. En una gasolinería estadunidense el precio bomba del diesel fue de 2.79 pesos por litro; el de la gasolina regular sin plomo (entre la Magna y la Premium) de 2.67. Esto significa un sobreprecio interno del orden de 70 por ciento para el diesel y de 133 por ciento para el caso de la gasolina. ƑQué lo explica? En lo fundamental, sí en lo fundamental, que internamente pagamos casi 80 por ciento del precio en impuestos. Con el caso del diesel se entiende muy bien.

Empecemos por arriba, por el precio final de 4.69 pesos por litro. Descontemos el primer impuesto, 15 por ciento de IVA, es decir 61 centavos. Nos queda una cotización de 4.08 a la que le vamos a descontar la distribución y la comercialización que, en estándares internacionales, se calcula en 33 centavos por litro. Nos quedan 3.75 pesos. Aquí entra el segundo impuesto, el Especial sobre Productos y Servicios (IEPS) que se determina entre este precio sin IVA y sin margen de comercialización, y el precio Pemex. ƑCómo se calcula el precio Pemex? Fácil. Vamos un poco desde abajo para llegar a él. Al precio del crudo base de 97 centavos por litro (dado que fue de 16.80 dólares por barril en las refinerías de Estados Unidos en enero), le sumamos el estándar internacional de refinación: 41 centavos. Así, el precio Pemex es de 1.38 pesos por litro. Y su diferencia con 3.85 que es el precio sin IVA y sin margen de comercialización resulta ser de 2.46 pesos por litro: el famoso IEPS, nuestro segundo impuesto. ƑYa terminamos la cuenta? No, porque resulta que en México el precio del crudo que entra a refinar también tiene impuesto. ƑCuál? Pues nuestro tercer impuesto se llama Derecho de Extracción de Hidrocarburos (DEHC), que surge del diferencial del costo interno de producción y el precio internacional vigente. Si suponemos un costo de producción del crudo de cuatro dólares (créanme que no es mala estimación), el crudo que ingresó a refinación costó 23 centavos, por lo que nuestro tercer impuestos, el DEHC, es de 74 centavos, resultado de restar al precio base del crudo -97 centavos por litro- este costo interno de 23 centavos.

Sumemos nuestros tres impuestos: IVA de 61 centavos; IEPS de 2.37; y DEHC de 74 centavos. En total 3.72 de 4.79, correspondiente a 79 por ciento, que se contrasta con el 38 por ciento de impuestos estatales y federales en Estados Unidos.

Cuentas similares se pueden hacer para las gasolinas, para el combustóleo, para el gas natural y, en la medida que estos combustibles se utilizan para generación eléctrica, en este caso además hay que hablar del famoso aprovechamiento.

En todos lados del mundo se gravan los combustibles y la electricidad. Pero en muy pocos o en casi ninguno de esta manera. Se trata de uno de los efectos más perniciosos de nuestra crónica debilidad fiscal. No pagamos más de 10 por ciento del producto nacional en impuestos. Como compensación pagamos impuestos exorbitantes en energía. No justifiquemos ni a Pemex ni a CFE en lo que no hay que justificarlos. Pero en la rigurosa evaluación que se les haga, considérese la evaluación de nuestra terrible realidad fiscal. Sería lo menos.

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