Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 12 de febrero de 2002
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Espectáculos
Abrió Nadie, de Lara, interpretada por Aurora Tovar

Rinden homenaje a Amparo Montes con velada musical en el Vizcaínas

JAIME WHALEY

Amparados en el recuerdo de Amparo Montes unos afortunados de sus seguidores, los casi 700 que tuvieron acceso al teatro de las Vizcaínas, le rindieron un tributo musical el domingo a la dama de la voz pasional.

Un puñado de sus compañeros de andanzas artísticas, a la par del Instituto de Cultura de la Ciudad y la Delegación Cuauhtémoc, fueron los convocantes, y al llamado concurrieron más de los que se pueden acomodar en las 649 butacas de ese recinto del Centro Histórico.

Nelly, la hermana de la cantante recientemente fallecida, y Amparito, su hija, se encargaron de conducir la velada, que se alargó por casi cuatro horas sin que el público chistara, pues las canciones interpretadas fueron de esas que ya han ganado la intemporalidad. Temas que, como bien dijo Irma Dorantes, son desdeñados por los jóvenes pero que al primer desastre amoroso que sufren se refugian en ellos.

Nadie, canción de Lara de la que el músico poeta decía que nadie la interpretaba como lo hacía la bolerista chiapaneca, hoy en la voz de Aurora Tovar, empezó el largo desfile tonal ante la mirada atenta y a veces humedecida de los presentes, muchos de ellos los fieles que siguieron a la Reina Amparo en sus presentaciones en la Cueva, dondequiera que se instalara.

Un rasposo equipo de sonido llevó lo acontecido en el tablado hasta una carpa de lona, instalada frente al teatro, que dio cobijo a las decenas de senectos que así se consolaron a pesar de su tempranera asistencia. Portazo no es palabra que esté en el vocabulario de ellos.

La vocación de la familia Meza -apellido real de Amparo- por el canto, estuvo presente en su sobrina Mónica, quien lamentablemente esparce su arte en fiestas y una que otra actuación haciendo coros, por lo que el gran público queda privado de su agradable voz. Tras bambalinas, Mónica definió a su tía como una persona intensa que así vivió la vida, en tanto que en el escenario brotaron las anécdotas como aquella de la canción Cariño, encargada por un fiel enamorado de la cancionista al compositor guerrerense Arturo Neri, y que cuyo título original fue Amparo, cuya letra en parte dice: por qué no vienes a mis brazos, si tengo el alma hecha pedazos, por la crueldad de tu desdén.

Fuera de programa, como sorpresa, Teté Cuevas, la eterna acompañante al piano de Amparo, subió trabajosamente al entarimado para delicadamente acariciar el teclado del negro Petrof de concierto con los temas que, como ella dijo, les dieron de comer y mucho más, mientras los aplausos no se hicieron esperar.

Pepe Jara cerró la jornada y expresó que con la desaparición física de Amparo se fue 60 por ciento de la música popular; enseguida brotaron de su guitarra las notas de El Andariego, Orgullo y Seguiré mi viaje.

Un sillón vacío ?diríase que un trono?, una mesita y un florero con tres rosas fue todo lo que hubo de escenografía, pero fue suficiente, pues los recuerdos se agolparon al tiempo que, por medio de un diaporama, se proyectaron fotografías de la homenajeada y luego, como colofón, un breve video del momento en que desde una lancha rápida de la Armada se echaron al mar de Chiapas, en el puerto de San Benito, también conocido como Madero, las cenizas de la Señora Bolero, el pasado 19 de enero.

El teatro se cimbró cuando un coro monumental entonó emocionadamente: ...permite que ponga toda la dulce verdad que tienen mis dolores, para decirte que tú eres el amor de mis amores, al tiempo que se cerraba la cortina.

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