Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 19 de enero de 2002
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Editorial
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ENRON, LA VERTIENTE BELICA

SOLLa frase con la que los demócratas ganaron la Casa Blanca después de Bush padre ?"¡es la economía, estúpido!"? se aplica claramente, con una pequeña modificación, al rumbo de la administración de Bush hijo en cada uno de sus actos.

No se trata sólo del caso Enron, que involucra al gabinete, al vicepresidente, al fiscal general y a buena parte de los parlamentarios y ha dejado clara la utilización que hacen del Estado los grandes intereses energéticos, con los cuales están coludidos, delictuosamente, los llamados "hombres de Estado".

También es evidente que el clan de los petroleros actúa a escala internacional, según sus intereses, como se desprende de la virtual identificación entre la política de Estados Unidos hacia los talibanes y Afganistán y los intereses de la empresa Unocal, en la que participaron prominentes miembros del gobierno de Bush.

Hamid Karzai, nuevo líder afgano tras el derrocamiento de los talibanes, actuó como intermediario de Unocal ante éstos para asegurar al gigante energético la construcción de un oleoducto-gasoducto que sustituiría la vía rusa por la que se envía petróleo desde el mar Caspio hasta Occidente, y que dicha empresa esperaba controlar.

El enviado especial de George W. Bush a Afganistán, Zalmay Khalizad -petrolero e hijo y nieto de petroleros-, trabajó también, hace apenas cinco años, en la promoción del acercamiento entre talibanes y Washington, e incluso invitó a los fundamentalistas (ampliamente financiados por Estados Unidos, por otra parte) a visitar la casa central de la energética en Houston.

"Pecunia non olet" (el dinero no huele), decían los antiguos romanos, que sabían bastante del llamado "realismo político".

Unocal y Estados Unidos reforzaron, por consiguiente, el poder de los talibanes para sacar del negocio a sus competidores japoneses, sauditas y hasta argentinos, que también negociaban con los fundamentalistas. La guerra en Afganistán, con sus miles de muertos civiles y sufrimientos terribles, que estaba lejos de ser sostenida por los talibanes, se explica sencillamente porque éstos no sólo negaron el contrato a Unocal, sino que lo otorgaron a petroleros sauditas.

Las bombas fueron el modo más sencillo de enderezar la tratativa. Todo lo demás forma parte de la utilización bélica de la información para justificar motivaciones energéticas y ocultar la mano de quienes dirigieron y provocaron los ataques. "¡Es el petróleo, estúpido!"
 

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