Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 19 de enero de 2002
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Cultura
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José Cueli

El genio de André Gide

André Gide representa con su monumental obra un giro trascendental en la literatura contemporánea. Su vasta y rica producción abarca diversos géneros: novela, poesía, teatro, libros de viajes, traducciones y antologías. Entres sus obras más conocidas están Los alimentos terrenales (1897), El inmoralista (1902), Los sótanos del Vaticano (1914), Los monederos falsos (1925) y Diario (1889-1951); esta última se considera la más destacada.

Su vida y obra reflejan la intensidad del ser en una búsqueda permanente. La existencia de Gide transcurrió entre los reconocimientos a sus grandes méritos literarios (incluido el premio Nobel) y entre los severos ataques por su sinceridad y su congruencia al delatar la hipocresía de la sociedad burguesa, sus rudas críticas al colonialismo, su defensa e intento de reivindicación de la homosexualidad, y por su inicial conversión al comunismo y su posterior renuncia y sus duras críticas al sistema a su regreso de la Unión Soviética.

En su Diario escribe (18 de abril 1918): ''No intento ser de mi época, intento desbordar mi época".

Gide nació en París el 22 de septiembre de 1869, en el seno de una familia protestante de la alta burguesía. Desde temprana edad se perfiló hacia sus grandes pasiones (la literatura y la música). A los ocho años, cuando estudiaba en la Escuela Aisadana, en la clase de monsier Vedel, fue expulsado durante tres meses por ''sus malas costumbres". La preocupación de sus padres lo condujo al consultorio de un médico que lo amenazó con una operación para ''curarle" esas malas inclinaciones. Por esa época, el escritor padece crisis nerviosas que propician estancias de reposo.

En 1889 publicó sus primeros versos, a los 20 años, Sextina color de lluvia, con el seudónimo Zan-Bal-Dar en la revista de los colegiales. Por entonces empieza a tomar notas para su primer libro, Los cuadernos de André Walter. Ese mismo año decide pedir la mano de su prima Madeleine y abandona sus estudios para dedicarse a su vocación de escritor.

Al año siguiente conoce a Paul Valéry en Montpellier, y comenzará una entrañable amistad que se prolongaría medio siglo. Ese 1890 conoce a Oscar Wilde y emprende su vasta producción, sus intensas lecturas y sus múltiples relaciones con los grandes escritores de la época. Escribe en L'Ermitage y participa como iniciador de la nouvelle revue francaise que después daría paso a la futura editorial Gallimard, y en ese tiempo conoce a Rainer Maria Rilke.

En 1917 empieza la redacción de su memorias, posteriormente tituladas Si no muere la semilla, y en mayo de ese año comienza su relación amorosa con el adolescente Maro Allégret, hijo de su antiguo tutor. En 1921 lee a Freud y es entonces cuando decide publicar su novela Corydon; empieza sus encuentros con Marcel Proust.

Para 1922 Elisabeth van Rysselberghe, hija de su mejor amiga, le anuncia que espera un hijo suyo. En noviembre de 1916, cuando viajaba con ella, Gide le escribió:

''Nunca amaré más que a una sola mujer, y no puedo sentir verdaderos deseos sino hacia los chicos jóvenes. Pero me cuesta resignarme a verte sin hijos y a no tenerlos yo mismo."

No obstante su sufrimiento nunca abandona a Madeleine, matrimonio que nunca se consumó y sin embargo no terminó hasta la muerte de ella, con un profundo pesar, pues como relata él mismo, nunca pudo reponerse de su pérdida.

André Gide murió en París en 1951. Su obra había alcanzado el éxito. Pero como era de esperarse, el año siguiente su obra completa fue inscrita en el Index librorum prohibitorum del Vaticano.

Su vida se debatió entre la genialidad y el sufrimiento. De fervoroso protestante paso a ser agnóstico, crítico sin ambages del catolicismo y de la doble moral burguesa descrita magistralmente en Los monederos falsos, obra en la que no se limita a esa crítica acerba, sino que sondea con hondura y sensibilidad conmovedora las profundidades del alma humana y las pasiones ocultas que la habitan para mostrar hasta dónde somos capaces de alcanzar los logros más sublimes y al mismo tiempo los crímenes más crueles. Nos muestra con su vida y obra las complejidades de la sexualidad humana.

Su obra, de belleza extrema y de sorprendente valentía, conserva vigencia absoluta e invita a la reflexión profunda de temas que en nuestros días se abordan de soslayo y se juzgan más por intereses y mentes estrechas que bajo la aplicación de criterios científicos y humanistas.

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