Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 19 de enero de 2002
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Política
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Jorge Carillo Olea

Nuevos vientos en la ONU

El martes 15 de este enero, Adolfo Aguilar Zinser compareció ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Comisión Permanente del Congreso. Se obtuvieron dos resultados: una triste aprobación por cuatro votos a favor y siete abstenciones de los legisladores integrantes, que habría de ser ratificada por el pleno de la Comisión Permanente con otra igualmente desalentadora votación de 18 a favor y 18 abstenciones. El segundo resultado fue una admonitoria y poco usual expresión a cargo del senador priísta Natividad González Parás, en el sentido de que la conducta del casi representante permanente, que no embajador, de México ante Naciones Unidas se condujera con apego a los principios tradicionales, inscritos en la Constitución de nuestra política exterior.

ƑQué es lo que se deriva de estos hechos? La seria desconfianza del Congreso de la Unión y de parte importante de la opinión pública sobre la interpretación que la actual administración estaría dando a una política tradicional que tiene singular fundamento constitucional.

En apoyo de lo anterior, recientemente, diciembre de 2001, el canciller Jorge Castañeda, en un amplísimo artículo contenido en una importante revista de análisis político, desvelaba las convicciones de la presente administración: "algunos tal vez hubieran preferido que el sistema internacional del siglo XXI, tras el fin de la guerra fría, se estableciera sobre la base de esos principios: los de la no intervención, la igualdad jurídica de los estados o el rechazo al uso de la fuerza. Pero la realidad es que aquél ya no descansa en ellos; para bien o para mal, el hecho es que las nuevas reglas que se tiende a construir, son injerencistas..."

Como se ve, la confrontación entre el precepto constitucional y una tradición sumamente honrosa que ha llenado de prestigio al país versus la actual interpretación seudomodernista está a la vista. Es claro que la definición de conducta de la delegación mexicana se apegará a los lineamientos transformadores de la cancillería y no a las sabias y prudentes recomendaciones del senador González Parás.

Así, la futura responsabilidad para Aguilar Zinser se advierte carente de legitimidad y conflictiva. No solamente deberá promover las instrucciones de la cancillería, contrarias al mandato constitucional y a las tradición mexicana, sino torear a ese bravo toro que son las presiones estadunidenses para que los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad avalen sus posturas y no las de otros miembros del Consejo, tradicionalmente antagónicos a los intereses americanos, como China y Rusia. ƑO también en eso vamos a cambiar, hacia una política de obsecuencia y de exhibición pública a favor de los intereses de los Estados Unidos?

La agenda de lo pendiente: Afganistán, India-Pakistán, Europa Central, Israel- Palestina y lo que venga, habrá pronto de aclarar si México será fiel a su mandato constitucional y a su tradición o se asumirá una nueva política exterior, tal vez correcta, pero de inspiración individualista -el canciller- inconsulta y hasta el momento rechazada, por impuesta, por el Congreso de la Unión y la opinión pública informada.

Esto podría ser la consecuencia de tanto haber insistido, negociado y manipulado nuestro ingreso al Consejo de Seguridad. Se argumentaba el reconocimiento con ello de nuestro país como supuesta potencia universal. Mucho se cuidó no publicitar quiénes eran las otras "potencias" que se incorporaban al consejo: países de rango político absolutamente irrelevante.

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