Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 12 de enero de 2002
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Mundo
026n1mun Ť Zalmay Khalilzad negoció en 1997 con el talibán, acusa el diario británico

Fue empleado de la petrolera Unocal el enviado especial de EU a Afganistán: The Independent

Ť Al igual que Bush, Cheney y Condoleezza Rice, tiene profundos nexos con la trasnacional

DE LA REDACCION

El flamante enviado especial de Estados Unidos en Kabul, Zalmay Khalilzad, trabajó, no hace mucho, para la compañía petrolera estadunidense Unocal, buscando concesiones para la construcción de importantes gasoductos en su natal Afganistán.

En un reportaje publicado en el diario británico The Independent, Kim Sengupbta y Andrew Gumbel reseñan el historial de este político, que al igual que el presidente George W. Bush, el vicepresidente Dick Cheney y la asesora de seguridad del mandatario, Condoleezza Rice, tiene profundos nexos con la industria petrolera estadunidense.

attack_afghan_v11El diario señala que en una de sus primeras conferencias de prensa, en su posición de enviado estadunidense en Afganistán, Khalilzad condenó la protección que el régimen talibán brindó a terroristas antiestadunidenses, y reiteró la postura de Washington de que la campaña militar continuará hasta que hayan sido erradicados del territorio afganos la red Al Qaeda y su líder, el millonario saudita Osama Bin Laden.

Pero en 1997, cuando Khalizlad fungía como asesor de la multinacional petrolera Unocal, tuvo estrechas negociaciones con altos funcionarios talibanes con el fin de que se permitiera a la compañía construir un oleoducto que, según un reporte que él mismo redactó, contribuiría a explotar las reservas naturales de la región y convertiría a Afganistán en el segundo productor de petróleo de la zona del golfo Pérsico.

Aunque para entonces el talibán ya había cometido la mayor parte de las violaciones a los derechos humanos que caracterizaron al régimen, Khalilzad, dice The Independent, trató de convencer al gobierno del en-tonces presidente estadunidense, Bill Clinton, de suavizar su postura hacia Kabul. Ese mismo año la secretaria de Estado, Madeleine Albright, ya había denunciado los "despreciables" abusos de los talibanes.

Sin embargo, en misiva al gobierno de Estados Unidos el nuevo enviado estadunidense hizo un exhorto por escrito: "Debemos estar dispuestos a ofrecer reconocimiento y asistencia humanitaria, y promover una reconstrucción económica. Debemos volver a involucrarnos" en Afganistán.

Negocios y política

Con dicho "involucramiento" Unocal pretendía construir un gasoducto que comunicaría la ex república soviética de Turkmenistán con Pakistán, atravesando Afganistán, y que posiblemente se extendería hasta India. La empresa competía por esta concesión con la compañía argentina Bridas.

Unocal tenía todo para ganar esta guerra, pero los atentados con bomba contra las embajadas estadunidenses en Kenia y Tanzania hicieron que Washington declarara abiertamente a Bin Laden y a los talibanes como sus enemigos, lo que volvió impracticable el proyecto de la petrolera.

Entonces Khalilzad cambió su postura hacia Afganistán y fue de los primeros en sugerir dar apoyo a la Alianza del Norte, opuesta al talibán, y entablar contacto con ellos a través del rey afgano en el exilio Zahir Shah. El diario señala que desde entonces buena parte de la credibilidad de Khalilzad recae en que nació en Mazar-e-Sharif y creció en Kabul, antes de emigrar a Líbano y después a Estados Unidos.

Esa credibilidad, al parecer, le ha servido en cualquier postura que adopte. En 1980, dice The Independent, fue uno de los principales cabilderos en exigir que el gobierno de Ronald Reagan dotara de misiles y otros armamentos a los grupos mujaidines.

"Si estuviera en la industria y no en el gobierno, ya lo habrían sacado desde hace mucho", comentó Anatol Lieven, analista de la fundación Carnegie para la Paz Internacional. En este sentido, The Independent señala que su actitud cambiante y el hecho de que "acierta tantas veces como se equivoca" es la razón por la que ha sido sugerido para ser representante de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, cargo que no requiere aprobación del Senado.

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