El gobierno mexicano ha adoptado una actitud restrictiva ante la caravana de migrantes centroamericanos, tratando de disuadirlos de seguir su camino hacia el norte o de atomizar los grupos para deportarlos con más facilidad, en vez de aplicar el marco normativo en la materia y dar asilo o refugio a los trabajadores internacionales sin documentos que lo requieran, afirmó Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las Mujeres en la Migración.

Manifestó que la actitud de las autoridades de México podría estar motivada por consideraciones políticas, con la expectativa de que el Partido Demócrata gane las elecciones intermedias de Estados Unidos el próximo 6 de noviembre.

La especialista resaltó que la caravana migrante significa un cambio de estrategia de los indocumentados, de la invisibilidad a las movilizaciones masivas y públicas, con la finalidad de buscar seguridad en el trayecto, sin que esto signifique en realidad un aumento en el número de personas que buscan llegar a Estados Unidos.

Ante el éxodo, el gobierno mexicano ha reaccionado tratando de impedir el paso de los migrantes; llevarlos con engaños a centros de detención, donde están privados de la libertad, y desintegrar los grupos para poder deportarlos más fácilmente y así evitar que lleguen grandes concentraciones de personas a la frontera norte.

Si quiere tener estado de derecho, México debería dar acceso al asilo y la protección por razones humanitarias, pero el gobierno se mueve por consideraciones políticas, como contener el flujo de migrantes para que el mandatario estadunidense Donald Trump no use el tema para ganar las elecciones intermedias y favorecer la llegada de los demócratas al Senado.

Trump es impredecible, sólo sabemos que tratará de convertir cualquier situación en una crisis en la frontera para asustar a los votantes, subrayó Kuhner, quien expresó su preocupación porque las caravanas de migrantes cada vez estén formadas por más mujeres con niños pequeños, que son más vulnerables ante la violencia.