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El equipo celeste se despide del recinto sin títulos, pero con digno 2-0 ante Morelia

La Máquina dice adiós al estadio Azul luego de 22 años

El triunfo de ayer, un bálsamo tras tantas veces que la victoria se esfumó en el último minuto

El duelo fue redondo por la conexión con los aficionados, destaca auxiliar Joaquín Moreno

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Martín Cauteruccio del Cruz Azul festeja después de marcar el primer gol ante Morelia durante el último juego en el estadio AzulFoto JamMedia
 
Periódico La Jornada
Domingo 22 de abril de 2018, p. a13

Con la frente en alto, Cruz Azul dijo adiós al recinto en el que vivió 22 años con más momentos de drama que de gloria. Con autoridad, La Máquina venció 2—0 a Morelia en la jornada 16 del Torneo Clausura 2018, un resultado que no rescata la temporada, pero con el que despidió al emblemático estadio Azul.

Martín Cauteruccio y Ángel Mena dieron los goles para desatar la fiesta celeste, una verbena de alegría y melancolía. Ganaron los celestes y llegaron a 19 puntos, aunque siguen lejos de la liguilla, al tiempo que Morelia se quedó con 23 puntos.

La historia de Cruz Azul en este estadio fue amarga, pero querían que el último recuerdo fuese un bálsamo por las cientos de veces que dejaron ir el triunfo en el último minuto.

Olé, olé, olé, cada día te quiero más, yo soy celeste, un sentimiento que no morirá era el grito de guerra de los miles de aficionados que llenaron el coloso de Insurgentes para despedirlo. Nunca pudieron festejar un título, pero con cariño le decían adiós.

Impulsados por el coro de júbilo, La Máquina salió acelerada y en menos de cinco minutos generó jugadas de peligro. Martín Cauteruccio fue el primero en acercarse con un cabezazo desviado. Ángel Mena atacó con una palomita que pegó en un poste.

Los celestes eran irreconocibles, dominaban en la cancha, mientras en los palcos miraban el duelo el técnico suspendido Pedro Caixinha, Billy Álvarez, presidente del club, y Gerardo Torrado, ídolo del plantel.

Con la clasificación en puerta, Morelia tenía más motivos para pelear, pero se mostró diezmado. Ante la ausencia de su goleador Raúl Ruidiaz se echó para atrás y no lograba contrarrestar los ataques.

Martín Cauteruccio se llevó una gran ovación al minuto 11 al abrir el marcador. El arquero Sebastián Sosa se resbaló en un salida y el ariete uruguayo lanzó un disparo que pegó en el palo derecho, pero en el rebote el delantero mandó el balón a las redes.

La afición festejaba el tanto, mientras Cauteruccio se dejaba llevar por los aplausos, parecía que sería la despedida perfecta.

Los celestes bajaron el ritmo con el que comenzaron, el duelo se iba apagando. Morelia aprovechó para dar un susto cuando Jefferson Duque se filtró al área y lanzó un tiro desviado.

De pronto La Máquina retomó el control y dio el segundo golpe al 39. Cauteruccio engañó a Sosa al atacar y mandar un servicio a Ángel Mena, quien se encargó de rematar a quemarropa. El coro Olé, olé, olé retumbaba.

La Máquina se mantuvo firme en el césped, mientras la afición cantaba, agitaba pañuelos azul y blanco y algunos incluso lloraban al festejar una victoria con la que terminaban en tregua con el estigmatizado estadio Azul.

El club hizo un breve homenaje al final para recordar los momentos agridulces que pasaron en esta casa, vivencias que dieron identidad al equipo. Olé, olé, olé... azul, azul.

Joaquín Moreno, auxiliar técnico de Cruz Azul, señaló que el duelo fue redondo por la conexión que hubo entre el equipo, cuerpo técnico y afición. Sí, fue especial porque se cierra un ciclo, esto motiva para ver un estadio Azteca lleno.

Roberto Hernández afirmó que se va con dolor porque Monarcas ha perdido el buen jue- go que mostró en el inicio del torneo, al tiempo que conside-ró como fuera de lugar el segundo gol celeste. Estamos pagando caro porque dependemos de otros resultados cuando ya teníamos todo para clasificar, sostuvo.