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Recolectó fotografías, objetos y prendas históricas para recordar momentos épicos

Carlos Slim funda museo para rendir homenaje al deporte y sus figuras

Están los botines de CR7, el auto F1 de Sergio Pérez y un cinturón de Rubén Olivares

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Carlos Slim, Alfredo del Mazo, Carlos Slim Domit y Alfredo Elías Ayub durante la inauguración del recinto, el cual se ubica en el norte de Ciudad de MéxicoFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Jueves 19 de octubre de 2017, p. a11

Cada día cruzan cerca de 500 mil personas en el Cetram de Cuatro Caminos. Un sitio de flujo masivo que conecta con distintas vías de transporte. Ahí, en el subsuelo, se abre al público un museo dedicado al deporte: su lógica, su historia y sus figuras.

Un museo gratuito sobre distintas disciplinas, con potencial, literal, de juego, por la tecnología y posibilidades de interacción. Diez salas con información didáctica sobre cada deporte, sus reglas y sus glorias.

Lo fundó el empresario Carlos Slim, aficionado al deporte y su memoria. La curaduría fue obra de Alejandro Nasta, también responsable del acuario Inbursa.

El paseo laberíntico lleva al visitante por momentos épicos del deporte mexicano y mundial. repletas de nostalgia y emoción, objetos inauditos y prendas con historia.

El auto de Fórmula Uno de Sergio Pérez, los botines de Cristiano Ronaldo, playeras originales de figuras legendarias, medallas olímpicas, el traje de baño con el que Felipe Tibio Muñoz Kapamas ganó la medalla de oro en nado 200 metros en los Juegos Olímpicos de México 68.

Fueron años de planeación y recolectando objetos, explica Carlos Slim; no sólo es para recuperar la memoria del deporte mexicano, sino en general, para estimular a las nuevas generaciones a conocerlo e involucrarlos.

No se trata de un salón de la fama, sino de un paseo didáctico y lúdico por el deporte. Un visitante puede, por ejemplo, compararse con las huellas de los pies de Shaquille O’Neal o de sus manos alrededor de un balón de basquetbol. Lanzar tiros a la canasta, patear un balón de futbol y medir la velocidad, simular un circuito de coches de carreras.

“Los chavos no acuden a un museo –en sentido estricto–, sino a una experiencia donde pueden divertirse, utilizar tecnología de punta para meterse virtualmente en el deporte”, explica Arturo Elías Ayub, director general de Fundación Telmex.

Al mismo tiempo descubrirán nombres de medallistas olímpicos, guantes rudimentarios de boxeo, antorchas de distintos actos deportivos o las camisetas de la selección mexicana desde los años 20.

Yo le regalé una réplica de mi primer cinturón de campeón mundial, dice Rubén Olivares, uno de los invitados a la inauguración; es el que le gané a Lionel Rose en 1969, un agradecimiento al señor Slim por lo que ha hecho por el boxeo.

Y Slim abraza con efusividad de fan al Púas. Algo le susurra que hace que el ex campeón muestre su enorme dentadura.

Hay muchos ídolos mexicanos en este salón, agrega Elías Ayub; “además de divertirse pueden aprender parte de la memoria histórica de este país, sabrán quién es el Púas Olivares y muchas glorias de distintos deportes”.

Una parte importante del Comité Olímpico Mexicano fue cedida en comodato por el organismo. Más de 300 objetos fueron entregados para su exhibición en este salón. Una maravilla te- ner este espacio, dice Carlos Padilla, presidente del COM; muchas de estas piezas las exhibíamos en el museo del comité.