Érik Morales creció en el norte de Tijuana, en la zona limítrofe con Estados Unidos. Un lugar de paso para quienes cruzaban por esa frontera y un polo de atracción de problemas sociales que deterioraban la convivencia de los habitantes aquella región.

El Terrible eligió desde niño el boxeo y eso –aseguró– lo mantuvo alejado de un contexto en el que las opciones se agotaban casi siempre en salidas sórdidas. Muchos de sus contemporáneos siguieron la ruta de la adicción, la cárcel y la muerte.

Hoy es un ex campeón que conquistó títulos en cuatro divisiones diferentes, reconocido por el escritor estadunidense James Ellroy en un relato, y que en la historia del pugilismo es recordado por los apasionados combates que sostuvo con Marco Antonio Barrera. Todo eso, señaló, se lo regaló esta disciplina.

En ese espíritu, de hacer del deporte una herramienta social, se firmó un convenio entre la Secretaría de Gobernación (SG) y el Consejo Mundial de Boxeo, que pretende alejar del delito a niños y jóvenes en situaciones de vulnerabilidad.

Érik Morales elogió una actividad que, a pesar de tratarse de contacto, muchas veces violento, desarrolla ideales de respeto por los rivales y la disciplina del entrenamiento.

Arturo Escobar, subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de Gobernación, destacó la utilidad del deporte que estimula la disciplina y atrae a los jóvenes.

Una herramienta para defendernos del delito es el deporte y con él, la competencia, dijo durante la firma del programa titulado El boxeo para la prevención social.

No todo es futbol, y el pugilismo es una gran herramienta para prevenir el delito, así que pensamos explotarla en todos los polígonos identificados en el programa, agregó.

Escobar afirmó que por primera vez se entiende el delito a partir de programas sociales, prevención y participación ciudadana.

Para resolver múltiples factores que generan la violencia y el rompimiento del tejido social hay que construir confianza en las calles, y para eso debe generarse convivencia, recuperar espacios públicos, lo cual implica rescatar también espacios deportivos.

El funcionario comentó que en muchos barrios en los que elaboran diagnósticos para desarrollar estos proyectos les piden construir cuadriláteros: Para que los jóvenes saquen la energía acumulada a través de una disciplina de contacto, pero también una gran disciplina en la cultura del deporte.

En el programa, que busca construir y recuperar espacios deportivos, también se invitará a profesionales y ex campeones para que compartan sus historias con niños y jóvenes en zonas donde el tejido social esté deteriorado, porque el boxeo les ha permitido salir adelante en entornos (difíciles) y esas historias de éxito deben ser contadas, puntualizó.