Opinión
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Cosas del futbol

Patadas y deshielo

L

os millonarios jugadores del Cosmos de Nueva York, encabezados por el extraordinario jugador Raúl González (ex Real Madrid), se enfrentaron a la futbolera y modesta selección cubana para dar otra señal en la dirección de la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Fue un acontecimiento apadrinado por ese monstruo llamado Pelé, el brasileño que encandiló con su arte al mundo futbolero. Su Mundial en México es inolvidable, como incomprensible es su apoyo al dimitente Sepp Blatter.

Al margen de las cochinadas de Blatter y su cuadrilla fifera, el encuentro futbolero de hoy en La Habana es motivo más que suficiente para sonreír. El resultado es lo de menos: lo que importa fue ver a esa pléyade de jugadores haciendo felices a una feligresía que se frotaba los ojos viendo realidad un sueño de patadas en país beisbolero.

Es verdad que el presidente Barack Obama ha defraudado largamente incumpliendo promesas de campaña. Desde el sensible tema migratorio al espinoso tema de la injustificable mazmorra de Guantánamo. Pero también hay que decir que sin Obama en la Casa Blanca, el encuentro en La Habana no se habría producido.

Y no es un detalle a despreciar. En estos tiempos de cochinero futbolístico encabezado por el intocable suizo Blatter, lo sucedido hoy en la capital cubana devuelve al futbol valores ya olvidados. Envidio a los presentes en el estadio Marrero, porque fueron testigos de un paso más en la normalización de unas relaciones que deben basarse en el mutuo respeto.

Desde el lugar de los hechos el periodista Jacobo Zabludovsky gozó a sus anchas el histórico momento. Contratado ex profeso por la cadena ESPN, el colega se despachó a la carta acompañado del joven Murrieta. Fueron las suyas crónicas para disfrutar por el profundo conocimiento que el experimentado comunicador tiene de la vecina Cuba. No en vano vivió en primera persona la entrada triunfal de los barbudos de Fidel Castro en La Habana, luego de haber derrocado al dictador Fulgencio Batista. Se lució el maestro Jacobo en la plaza habanera cual José Tomás en La Maestranza.

Los liderazgos de Cuba y Estados Unidos parecen empeñados en superar el pasado –no en olvidarlo, eso es imposible– para establecer los cimientos de una relación entre iguales. El camino está minado, pero si hay voluntad nada será imposible. Sería fascinante vivir ese momento, ¿o no?, Jacobo.

Twitter: @josetxoZ