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Juan Ramón Obón León presenta su nuevo libro relativo a la legislación en el cine

El derecho de autor se debe enseñar desde la educación básica

Tenemos que fomentar el respeto a los creadores y a la obra, afirma

En su nuevo trabajo, esencial para realizadores mexicanos, aborda los temas de libertad de expresión, censura, piratería, doblaje y regalías, entre otros

Ha escrito 140 guiones, algunas novelas y ensayos

 
Periódico La Jornada
Martes 28 de abril de 2015, p. 8

Cuando tenía 12 años tuvo su primer trabajo: mecanografiar, con el mimeógrafo, algunos guiones de Roberto Gavaldón, Alejandro Galindo e incluso de Emilio Indio Fernández, personajes del cine nacional a quienes veía en su casa, porque todos ellos eran amigos de su papá, que era guionista.

El cine fue inherente para Juan Ramón Obón León, quien para estudiar leyes y mantenerse –debido a que su papá murió joven– tuvo también que dedicarse a escribir guiones. Es autor de unos 140, entre los que destacan Todo por nada (dirigida por Alberto Mariscal), Conserje en condominio (Miguel M. Delgado), La viuda negra (Arturo Ripstein) o La última batalla (Juan Antonio de la Riva). Muchas de las cintas de vampiros, así como de luchadores, incluidas varias de El Santo, son de su autoría.

En tiempos recientes, la novela ha sido parte de su dedicación creativa, pero no ha dejado a un lado lo que también es parte esencial de su pasión: la literatura en leyes en cuanto al derecho de autor, legislación cinematográfica y del entretenimiento. Ahora es uno de los abogados más reconocidos en Latinoamérica en esos rubros.

Egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autómoma de México, ha escrito Los derechos de autor en México, Derecho de los artistas intérpretes, Nuevo derecho de los artistas intérpretes y ahora, en los estantes está su reciente trabajo: Derecho de autor y cine, libro que esencialmente todo realizador de México debería leer.

Un pequeño aporte

Es un pequeño aporte, asegura a La Jornada el abogado y cineasta.

Es un libro que año tras año sus amigos cineastas y productores, como Mónica Lozano, le habían pedido que hiciera.

En su nueva obra, Obón aborda la libertad de expresión, la censura en el cine, la piratería, las problemáticas del doblaje y las regalías, entre otros temas que devienen pesadillas jurídicas para algunos cineastas cuando no los atienden al hacer sus producciones. Por si fuera poco, Obón incluye en el texto las leyes de cinematografía y de derecho de autor. Todo en un conglomerado de casi 300 páginas.

El jurisconsulto de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem) por más de 30 años, así como de otras organizaciones, considera en la entrevista que el derecho de autor se debe enseñar desde la educación básica como fundamento de desarrollo cultural. Hay que educar en cuanto al respeto que se le debe tener a la obra y a los autores. Así vas creando una conciencia en el niño y en la educación, la cual va a trascender a las facultades de derecho y a las de comunicación, o a todas las que tengan qué ver con el arte o las obras artísticas.

Abunda: Ahora hay una falta de respeto por la creación. Tenemos que propiciar que se le respete, así como a los creadores para aspirar a tener una sociedad más educada y con más compromiso.

Obón León es un ente prolífico gracias a su disciplina. Escribe todos los días y desde 1966 trabaja en el derecho de autor. Hoy regala este texto por la necesidad de comunicar o dar lo que uno conoce, transmitir el conocimiento a la nueva generación de abogados para que tengan literatura.

El también director cuenta que su papá odiaba a los abogados. Lo tipitos del portafolio, les decía.

Iba ser médico pero “no servía para eso. Mi papá me dijo: ‘Estudia para abogado pero, ¿por qué no?, paralelamente estudias una carrera decente, como publicidad’. Entonces, por un lado, tuve las leyes y por mi casa, el cine. Comencé a escribir guiones con Ramón Hernández, toda una institución. Cuando una historia llegaba a él significaba que la película se iba a hacer. Ramón me pagaba dos pesos con cincuenta centavos por esténcil; es decir, por hoja de guión, y así comencé, pasando en limpio guiones de Gavaldón, Galindo y del Indio”.

Foto
Juan Ramón Obón es autor de los guiones de películas como Todo por nada, Conserje en condominio, La viuda negra y La última batalla. En 2012 escribió y dirigió su cuarta cinta, MorganaFoto Daniel Daza

El primer encargo que tuvo fue una cinta de vampiros. Luis Enrique Vergara se la pidió y en ocho días ya tenía esa historia, que fue su comienzo en la industria. Una de las actrices de esa película andaba con un periodista; les caí bien y él empezó a escribir sobre mí en el periódico; así empezó a caerme trabajo.

Pavorosas desveladas

–¿Esa energía para escribir de dónde proviene?

–De la disciplina. Fernando Galeano, un escritor de cine, me la enseñó. Con él terminé haciendo unos 30 guiones en aquellas desveladas pavorosas escribiendo hasta de noche, e incluso en días que no había inspiración. No, había que hacerlas.

Esa disciplina lo ha llevado a la literatura de la jurisprudencia en un libro muy importante.

Argumenta: En el derecho de autor siempre hubo un mito en cuanto a que la obra cinematográfica era muy compleja, muy difícil de estructurar. Si analizamos el Convenio de Berna, el tratado internacional más antiguo en cuanto al derecho de autor, encontramos que la obra de cine empieza a tomar carta de ciudadanía en 1948, pero antes de eso, las películas sólo eran consideradas un vehículo, un medio técnico a través del cual planteas obras dramáticas.

Como se dijo, son extensos los temas en el cine a los que Juan Ramón Obón aproxima a su lector, como el de la piratería, a la cual califica de cáncer cultural.

“En el problema de la piratería –dice– no hay voluntad política. Es un cáncer que no sólo afecta el derecho de autor, sino a quien produce la obra, a los intérpretes, al fisco. Es un asunto de falta de seguridad jurídica que puede inhibir la producción de obra y eso deja sin empleo a actores, escritores, debilitando a nuestra cultura.”

Internet

Un tema actual es la reproductibilidad audiovisual en la Internet. El abogado comenta: Hay una confusión de conceptos. Se inventó un término en la ley de derecho de autor actual que se llama videograma; eso es una falla legislativa. El videograma es el soporte, nada más. Hay un principio que se puede estar violentando: el de autorización previa de los autores. Ves que bajan algunos videos de Youtube por no cumplir con los derechos de autor, pero no se puede tapar el Sol con un dedo. Eso hay que regularlo.

Sin embargo, afirma, hay oscurantistas que dicen que el derecho de autor desaparecerá. Lo que buscan las grandes compañías es otorgar licencias de uso, y eso le da vigencia a las sociedades de gestión colectiva, que tienen arraigo en el mundo y que representan a los autores. El concepto de autorización previa, que es romántico e individual. Internet es un campo abierto, pero hay un principio: el límite de mi derecho es el tuyo y no puedo ir más allá, no puedo atropellar tus derechos. Es cuestión de ética.

Experto en todos los temas polémicos del cine nacional, Obón se muestra crítico, por ejemplo, con los estímulos al sector.

En este momento el sistema de estímulos está mal estructurado. Es una mesa de cuatro en la que comen 20.

Habla del rubro de los estímulos fiscales. Puedes ir con una empresa que tiene que pagar equis cantidad de ISR. Le dices que tienes tal o cual proyecto y que parte de sus impuestos será para la película. Eso se ha prestado a la corrupción. Aparecen chicos que tienen un compadre, un amigo, un tío en la empresa en que dará el dinero y de pronto hay cintas enlatadas porque no son profesionales.

El litigante y realizador ya prepara otras obras de ficción y de letras frías, pero no menos importantes, en cuanto a su campo profesional: el derecho de autor.