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En gran formato, el trabajo se inscribe en el proyecto Escrituras que inició en 2006

Vicente Rojo culmina el grabado Doble letra y rubrica serie de 62 ejemplares

El alfabeto que estoy haciendo es imaginario, no tiene una lectura literaria, dice a La Jornada

El maestro es un torbellino para trabajar las placas, expresa Emilio Payán, del Taller Tiempo Extra

 
Periódico La Jornada
Sábado 15 de noviembre de 2014, p. 5

El silencio dentro del estudio de Vicente Rojo es tan profundo que se escucha el roce del carboncillo del lápiz al recorrer la rugosidad del papel.

Una tras otra, de forma pausada pero ininterrumpida, el artista plasma su firma y el año en el ángulo inferior derecho del lienzo, mientras en el izquierdo estampa el número de serie.

Es un largo y solemne ritual que se cumple poco más de medio centenar de ocasiones hasta que, por fin, el pintor, escultor, editor y diseñador levanta la mano izquierda y la sacude para dar por terminada esa tarea.

Ha rubricado y enumerado un total de 62 ejemplares de su grabado Doble letra, 50 de los cuales corresponden a la edición que se pondrá a la venta, mientras cinco son pruebas de autor; otras tantas de taller y, dos más, de impresor. Cuatro no pasaron el control de calidad y fueron desechadas. Eran las de color.

Fue así como, en sesión íntima, concluyó este viernes el proceso de tres meses que hizo posible la creación más reciente de Vicente Rojo, realizada y editada por el taller Tiempo Extra Editores, de Emilio Payán.

Esta obra de gran formato, de un metro de ancho por otro de alto, forma parte del tema en el que el artista de origen catalán trabaja ahora, Alfabetos, que a su vez está inscrito en su serie Escrituras, iniciada en 2006.

Realizado en dos placas, a cuatro tintas, en ese grabado pueden apreciarse los característicos trazos geométricos del artista, quien plantea un par de grafías surgidas de su imaginario, en elegantes tonos ocres.

El alfabeto que estoy haciendo es imaginario. A veces lo he llamado primitivo, otras secreto, y no tiene una lectura literaria; aspiro a que tenga una lectura visual y que en algún momento alguien pueda tratar de descifrar si es que está diciendo algo, explica.

En entrevista, tras haber estampado su firma en el último grabado, el número 50 y cancelar la placa de cobre, con una serie de rayones, el maestro resalta que esta serie prosigue su añejo interés por trabajar con las formas geométricas básicas, como el triángulo, el círculo y el cuadrado, y sus correspondientes figuras con volumen: la pirámide, la esfera y el cubo.

Desde hace muchos años advertí que son elementos que nos acompañan permanentemente a lo largo de nuestra vida. Sin esa geometría no existiría ni una casa ni una mesa ni una rueda, comenta.

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Desde hace muchos años advertí que la pirámide, la esfera y el cubo son elementos que nos acompañan permanentemente a lo largo de nuestra vida y sin esa geometría no existiría una casa una mesa o una rueda, explica Vicente RojoFoto Roberto García Ortiz

“Hace cinco o seis años me dí cuenta, asimismo, de que esas formas también nos acompañan, aunque en pequeño formato, en el alfabeto.

Para mí ha sido un desarrollo muy curioso, ya que después de haber aprendido a leer y luego de trabajar como tipógrafo y editor, hace relativamente poco tiempo advertí la precisión, la belleza y la eficacia de esa geometría, a partir del alfabeto.

La gráfica, sin mercado

De acuerdo con Emilio Payán, Vicente Rojo es un gran grabador, un maestro del que ha aprendido el oficio desde que comenzó su taller, hace 25 años, y con el cual ha realizado trabajos conjuntos de manera recurrente.

“He producido con él muchos grabados, de gran y pequeño formato, en promedio cada dos o tres años. Él edita conmigo, porque compartimos la edición: le pongo el papel, las placas, la mano de obra, la impresión y él hace su creación y su grabado. Al final, nos repartimos la mitad de la producción.

Así hemos trabajado muchos años, siempre con mucho respeto. Es un gran maestro, un gran grabador; siempre nos está enseñando y aportando algo; es un torbellino para trabajar las placas. Entiende muy bien el oficio, sabe lo que quiere y eso facilita mucho el trabajo en el taller.

Emilio Payán aclara que con esta serie el taller Tiempo Extra Editores cierra las actividades de este año, que ha sido muy difícil en términos económicos, porque no hay mercado para la gráfica; la venta es muy complicada.

Esa es la razón, dice, por la que el taller realizó en 2014 sólo cuatro ediciones: la primera con Manuel Felguérez, otra con Gabriel Macotela y una más con Joy Laville, además de la de Vicente Rojo.

Hemos producido obra en la peor época de la crisis, pero es muy importante que se conserve la técnica del grabado, terreno en el que existe una gran tradición en México, y que los artistas puedan tener un medio de expresión en esta técnica, concluye.

Los interesados en adquirir uno de los ejemplares del grabado Doble letra pueden pedir informes en el correo electrónico [email protected] o en el teléfono 5616 58 22.