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Ver día anteriorJueves 15 de mayo de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Las mujeres de acero
A

l grito de mujeres unidas jamás serán vencidas, el 2 de mayo se inició la Primera Conferencia Internacional de Mujeres Trabajadoras en la ciudad de México, en el marco de la Convención General del Sindicato de Mineros, Metalúrgicos y Siderúrgicos de México. La fuerza y la energía que demostró este grupo tan importante se sintió en todo el edificio y la organización completa se cimbró ante el entusiasmo y deseos sinceros de participar cada vez más en la responsabilidad y las tareas de la sociedad.

Ellas demandaron, con todo derecho, su inclusión en la vida política, sindical, académica, de la tecnología y de las actividades sociales en general, así como igualdad en los derechos y oportunidades que existen en el mundo. La reunión fue coordinada por Carol Landry, vicepresidenta internacional de los United Steelworkers; Oralia Casso de Gómez; Lorraine Clewer, del Centro de Solidaridad de la AFL-CIO, y Julia Quiñonez, del Comité Obrero Fronterizo (COF).

En casi todos los países existe un trato discriminatorio contra la mujer en mayor o menor grado, casi como si fuera un grupo de segunda categoría. Esta situación requiere profundos ajustes y una mayor justicia y respeto tanto en la casa como en el mundo exterior. En la conferencia se dejó en claro que las mujeres no son víctimas, sino factores de cambio y de transformación que pueden abrir nuevas vías de participación y de prosperidad para todos en la sociedad.

Cuando las mujeres participan activamente en paz y tranquilidad, promoviendo diversas actividades sin estar amenazadas, retadas o cuestionadas, entonces el trabajo profesional y comunitario avanza y progresa. De ahí que participar no es un lujo, sino un derecho y una obligación para contribuir a crear un nuevo modelo en las relaciones políticas y sociales, donde prevalezca el estado de derecho en igualdad de circunstancias, tanto para los hombres como para las mujeres.

Hoy en el mundo tenemos claros ejemplos de fuertes cambios con la intervención activa de las mujeres en los procesos productivos, tales como en China, India, Corea, Latinoamérica y otros lugares donde claramente han contribuido a la modernización y a mejorar la calidad de vida. En Estados Unidos y Canadá, así como en Europa, principalmente en los países escandinavos, el papel de la mujer ha destacado en la apertura de nuevas oportunidades en la vida pública y, en general, en el crecimiento económico con mayor justicia y dignidad.

En estas naciones se ha desarrollado un activismo más constante, con estrategias audaces y sabias, para utilizar los momentos adecuados para el cambio de mentalidad y de imagen en torno a la mujer. La educación y la cultura tanto de los hombres, pero sobre todo de las mujeres, han permitido un avance más rápido y dinámico hacia la modernidad, con respeto, justicia y equidad.

El mensaje de la Conferencia Internacional de las Mujeres fue transparente. En este siglo, ellas requieren un nuevo enfoque para transformar la sociedad y acabar con los extremos de la corrupción, el sectarismo de género y la marginación. Lo dejaron muy claro: es tiempo de levantar la voz y expresar abiertamente sus ideas, porque lo que frena a las mujeres detiene a la sociedad.

La libertad y la igualdad deben ser para todos, hombres y mujeres. Hay mucho qué hacer entre la clase trabajadora para encontrar nuevas soluciones y eliminar cualquier forma de discriminación. En esas tareas –expresaron– no debe haber límites, y esos son los retos. Por eso las mujeres deben estar juntas y unidas. Recordemos –dijeron– que los derechos de las mujeres son derechos humanos.

Las mujeres de acero, finalmente, denunciaron que la corrupción tan grande que impera en México y en otros lugares del mundo no las va a detener. Es claro que estas valientes, inteligentes y sensibles mujeres están de pie, no están cansadas ni las mineras tampoco, porque los esfuerzos y el trabajo por la dignidad, la libertad y los derechos humanos es ahora y será una lucha permanente.

Sin duda, su fortaleza y su entrega eficiente y organizada, así como la asimilación y el enriquecimiento de nuevas experiencias fortalecerán la lucha de las mujeres por la igualdad, la justicia y la dignidad de toda la sociedad. Este importante encuentro marcará la pauta para futuras reuniones que seguramente abrirán nuevos caminos para reducir la desigualdad.