Opinión
Ver día anteriorLunes 18 de marzo de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde el otro lado

Democracia peculiar

E

n las elecciones de noviembre pasado en EU sucedió algo curioso. El partido que obtuvo mayoría en la votación logró un número menor de diputados en la Cámara de Representantes. El Partido Demócrata recibió un millón 400 mil votos más que el Partido Republicano. Sin embargo, este último ganó el control de la asamblea con 241 representantes por 201 de los demócratas. ¿Cómo fue posible? Gracias a una figura que en la política estadunidense, conocida como Gerrymander, que no es otra cosa que el trazo de los distritos electorales de tal forma que algunos candidatos tengan clara ventaja sobre sus oponentes.

El órgano responsable de trazar las fronteras entre un distrito y otro es la asamblea estatal. El resultado es que el partido que tiene mayoría en ésta define esa frontera. Esta peculiar ingeniería electoral es resultado de que los candidatos pertenecientes a ese mismo partido político ganen con cierta facilidad las elecciones. La consecuencia es redundante: garantiza al partido la mayoría en los congresos locales y mayor número de representantes en la Cámara de Representantes, no obstante haber obtenido una votación menor en el voto popular.

Tal vez uno de los ejemplos más claros de esta práctica fue lo que ocurrió en Texas en 2011. Como resultado del aumento de población en ese estado se crearon cinco nuevos distritos electorales. El 80 por ciento de ese incremento se debió al crecimiento de la población latina y afroamericana que, de acuerdo con las estadísticas, mayoritariamente vota por los demócratas. El caso es que, debido a la forma en que se trazaron las fronteras entre los distritos, los republicanos ganaron tres de esos cinco distritos. La asamblea estatal, cuya mayoría es republicana, fue la responsable de la delimitación de los distritos. El procedimiento no es exclusivo de ese estado, es común en otros y no siempre es el mismo partido el responsable. La redistritación data del siglo XIX, pero en los últimos 20 años se ha empleado más agresivamente como resultado de una mayor polarización en la sociedad y el deseo de los partidos políticos de imponer a toda costa a sus candidatos.

Las consecuencias son varias. Una de ellas es que resulta muy difícil cambiar la composición de los congresos estatales y en la Cámara de Representantes, lo que garantizará a los republicanos conservar la mayoría en 2014. Otra es que se desincentiva la participación en los procesos comiciales, ya que muchos electores no encuentran el sentido de votar porque es evidente qué candidato o partido ganará, por la forma en que están conformados los distritos.