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Este baile de cifras permite ajustar resultados, dice diputado

Desaparecen 736 mil nombres del padrón electoral ruso en unos meses
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 17 de agosto de 2012, p. 24

Moscú, 16 de agosto. Desde las presidenciales de marzo anterior, desaparecieron del padrón en Rusia 736 mil nombres que hace apenas cinco meses pudieron ejercer su derecho al voto. Son cifras oficiales y ninguna ley obliga a la Comisión Central Electoral (CCE), la máxima instancia encargada de los comicios en este país, a explicar cómo es posible una variación demográfica de esa magnitud.

Dos veces al año, con base en los cortes que realiza en enero y en julio, la CCE ofrece datos actualizados del número de personas con derecho a voto en Rusia. El primero de enero de 2012 el padrón registraba a 108 millones 137 mil votantes y medio año después, según cifras dadas a conocer ayer, el primero de julio hay en Rusia 108 millones 649 mil electores, o sea, 511 mil personas más con derecho a voto.

Pero la misma CCE, en el acta final de resultados de las presidenciales, informó que el 4 de marzo pasado en el padrón había 109 millones 385 mil personas con derecho a voto o, dicho de otra forma, un millón 247 mil personas más que el primero de enero de este año.

Por tanto, descontados los 511 mil reconocidos de modo oficial como nuevos electores, resulta que 736 mil personas se esfumaron. Para la oposición política, esta es la cantidad de votantes imaginarios y/o de nombres que aparecieron en varias listas, lo cual aquí recuerda, cada vez que hay una cita con las urnas, a las almas muertas descritas como fenómeno social por Nikolai Gogol en su homónima obra maestra.

“Este baile de cifras –opina Serguei Obujov, diputado de la Duma y secretario del Partido Comunista de Rusia– muestra cómo se aplicó el recurso administrativo (como llaman los rusos a las amorales ventajas, no pocas veces ilegales, de los gobernantes en cualesquiera elecciones): el día de la votación surgieron de la nada electores en las grandes ciudades y en las regiones problemáticas para las autoridades, que permitieron ajustar los resultados en favor de (Vladimir) Putin”.

El entonces primer ministro obtuvo cerca de 64 por ciento del voto, pero los opositores sostienen que su respaldo real en las urnas no hubiera alcanzado para rebasar el 50 por ciento y ganar en la primera vuelta el derecho a ocupar el Kremlin por tercera ocasión.

“Nosotros –se justifica Nina Kuliasova, miembro de la CEE– sólo recabamos la información que nos proporcionan los dirigentes regionales y luego llevamos a cabo la actualización del padrón, pero no tenemos la obligación de investigar por qué hay más o hay menos electores”.

Al parecer, tampoco nadie se sentirá obligado a desmentir la denuncia que acaba de presentar, en su página de Facebook, Serguei Parjomenko, periodista opositor y cofundador de la Liga de Electores, unos de los movimientos que convoca a las manifestaciones multitudinarias contra lo que califica de fraude electoral.

Sigo revisando cómo se realizaron los comicios en San Petersburgo. Tengo a la mano un saco con demandas judiciales. En medio de ese mar de mentiras y suciedad que definen esas elecciones, hay algunas cosas francamente inverosímiles, escribió hace unas horas Parjomenko.

Y como ejemplo menciona los colegios electorales inventados. Habla de nueve de éstos y, tras identificarlos con sus números y visitar las respectivas direcciones, asegura que ahí –en un estadio, una fábrica de vino, una bodega, un centro comercial y hasta una iglesia, entre otras sedes– nada hubo relacionado con los comicios el 4 de marzo.

Ni inscripción, ni urnas, ni mesas, ni listas de electores, ni comisiones. Nada, salvo actas de resultados que, con más de 90 por ciento y hasta un 98 por ciento de los votos, favorecen invariablemente al candidato Vladimir Putin, sostiene Parjomenko.