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Jean Marie Ribes dirige el montaje, con música de Wagner, en un teatro parisiense

Una ópera bufa satiriza a Nicolas Sarkozy y toda la clase política francesa

El director dice que convirtió en una farsa divertida su malestar por la forma en que gobiernan, para no agriarme

La risa es una manera de resistir

Resurge en Europa la extrema derecha, alerta

 
Periódico La Jornada
Martes 13 de septiembre de 2011, p. 5

París, 12 de septiembre. Los franceses no suelen reírse de sus políticos en el teatro, pero una ópera bufa protagonizada por un pequeño hombre agitado que se convierte en jefe de un país y que, abandonado por su mujer, se enamora de una cantante, promete convertirse en una de las más populares del otoño parisino.

Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia, dicen al concluir el espectáculo los intérpretes de René l’Enervé, provocando las carcajadas del público, que no oculta su gozo de ver así satirizada a toda la clase política francesa, con el presidente Nicolás Sarkozy a la cabeza.

Puesta en escena por el veterano director Jean Marie Ribes, quien confiesa que desde hace cuatro años experimenta ante la política y los políticos un malestar que no disminuye, la pieza, con música de Richard Wagner, se presenta cuando se perfilan ya las batallas electorales en vísperas de la próxima elección presidencial, en mayo de 2012.

Búsqueda de un nuevo líder

El espectáculo, que se estrenó este fin de semana en el Théâtre du Rond Point de Champs Elysées, comienza con un coro griego que explica que los ciudadanos de un país imaginario buscan un nuevo líder, porque el viejo presidente enfermo debe dejar el poder y hay elecciones en el horizonte.

Surge, de repente, un hombrecito agitado que corre mañana y tarde. Se llama René (Thomas Morris); dice que lo que guía sus acciones es el sentido común, y muestra especial inclinación por el bling bling, los signos exteriores de riqueza, como los relojes de oro y los yates.

Mediante canciones y versos, los intérpretes dibujan una serie de personajes que revolotean alrededor del poder, entre ellos un responsable de la imagen presidencial, un ministro de las Altas Fronteras, que condena a los árabes y africanos venidos de afuera, y Bella Dona, una bailarina y cantante de cabaret, interpretada por la actriz argentina Alejandra Rádano.

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Nicolas Sarkozy, presidente de Francia, y su esposa Carla Bruni en el Palacio Nacional, cuando visitaron México, en 2009Foto Carlos Ramos Mamahua

Pero el espectáculo de dos horas y media se mofa también del partido opositor, liderado por dos mujeres, Ginette y Gaufrette, quienes se desgarran en batallas de almohadas; el partido verde, muy verde, y el de los llamados nuevos filósofos, a los que ridiculiza.

Para Ribes, quien dirige el Théâtre du Rond Point desde hace 10 años –un teatro que recibe subsidios del Estado y del ayuntamiento de París–, hacer esta obra en la que se ríe de los gobernantes y de toda la clase política francesa es una manera de no agriarse.

Desde hace varios años siento malestar por la manera en que está gobernado nuestro país y hacia la política en general. Y para no agriarme, preferí intentar transformar ese malestar en una farsa divertida, manifestó Ribes, quien sostiene que la risa es una manera de resistir.

Estilo de gobernar y vulgaridad

Según el director Ribes, quien antes se inclinaba más bien por piezas de teatro absurdas, alejadas de la realidad, todo el universo político francés ha sido coloreado por el estilo de gobernar de Sarkozy y por la vulgaridad de su lenguaje, que se ha contagiado también a la oposición.

Pero Ribes reserva sus puñales acerados para la extrema derecha, ideología que está volviendo a surgir en toda Europa, a la que personifica bajo los trazos de Les Cons de la Nation, los pendejos de la nación.

Con trajes de cazadores, tocados con cabezas de ciervos ensangrentados y portando un brazalete como el de los fascistas, los derechistas que retrata Ribes no hacen reír, más bien provocan horror.