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Difícilmente PRI o AN podrán arrebatarle el DF, consideran

Identifican ex dirigentes lastres que arrastra el PRD capitalino

Vital, rencontrarse con la gente y combatir seriamente la corrupción

 
Periódico La Jornada
Viernes 6 de mayo de 2011, p. 40

Pérdida de identidad de izquierda, disputa de espacios y territorios por grupos y corrientes, dirigentes y militantes que persiguen la remuneración del cargo público desvinculándose del movimiento social, y problemas de corrupción en las delegaciones que gobierna, son algunos de los problemas del PRD-DF en el diagnóstico que hacen algunos ex presidentes de ese partido en sus 22 años de vida.

Para el secretario de Gobierno capitalino, José Ángel Ávila, quien es además consejero nacional del partido, su principal reto es lograr la unidad, aunque ya demostró que sabe conciliar posturas y ser gobierno para establecer políticas públicas que beneficien a la población más vulnerable.

Con ocasión del 22 aniversario de ese partido, su reflexión fue: no se nos debe olvidar que el PRD es producto de la unión de las izquierdas y así debemos continuar, para continuar haciendo en el Distrito Federal un gobierno de vanguardia.

Agustín Guerrero, Armando Quintero, Martí Batres y Ricardo Ruiz coinciden en que difícilmente el PRI o el PAN podrán arrebatar al PRD la ciudad, porque son muchos los logros de los gobiernos perredistas en la entidad.

A decir de Guerrero (2003-2005), se aprendió la lección de los comicios de 2000, cuando el efecto Fox nos tomó por sorpresa y el PAN ganó seis delegaciones. Hoy, asegura el diputado federal, el efecto Peña Nieto le da vida artificial al PRI en algunas encuestas, pero a diferencia de hace 10 años estaremos preparados, no podemos confiarnos.

Para ello, consideró, el partido debe rencontrarse con la gente, con sus aspiraciones, y sobre todo entrar a combatir seriamente la corrupción, atender las quejas de los ciudadanos contra quienes están ocupando un cargo público para sacar un beneficio personal, porque si algo hizo mucho daño al PRI fue la corrupción, y si el PRD quiere mostrarse como un partido distinto, tiene que limpiar la casa.

Para Quintero (1996-1999), el PRD se consolidó como opción de izquierda, pero entre los problemas que enfrenta en los últimos años resaltó “el virus del dinero –dirigentes que se acostumbraron a vivir bien del presupuesto–, que tiene infectada gravemente la vida democrática del partido”.

Para refrendar la confianza de los electores en 2012, dijo que el PRD debe impulsar propuestas con las que la gente se identifique y resolver de la mejor manera posible su selección de candidatos, pues si hacemos un desastre del proceso interno podría seguir perdiendo distritos y delegaciones.

Batres (2005-2006) advirtió que la pérdida de identidad como partido de izquierda lo ha debilitado, por lo que debe retomar sus principios y abrazar las causas de la sociedad, mientras Ruiz Suárez (2006-2007) planteó la necesidad de resolver sus problemas a nivel ideológico y orgánico: hay dos visiones que se están confrontando mientras las corrientes y grupos se disputan posiciones y territorios en una lucha sin cuartel.