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Festejan penas contra otros tres represores de la Operación Cóndor

Corte condena a cadena perpetua al general argentino Eduardo Cabanillas
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 1º de abril de 2011, p. 32

Buenos Aires, 31 de marzo. La emoción contenida estalló esta noche en la desbordada sala del Tribunal Federal Nro 1 cuando se anunció la sentencia de cadena perpetua para el general Eduardo Rodolfo Cabanillas al que se encontró culpable de homicidios calificados, privación ilegítima de la libertad y tormentos contra 29 personas sucedidos en el Centro Clandestino de Detención Automotores Orletti, considerado la principal sede de la Operación Cóndor, coordinadora criminal de las dictaduras del Cono sur, que operó entre 1970-1980.

Junto a Cabanillas los jueces condenaron con penas de 25 años de cárcel a los agentes de inteligencia Horacio Martínez Ruiz y Eduardo Rufo- quien se apropió de una niña nacida en cautiverio, Carla Rutilo Artés hecho que también se juzga en otra causa- y 20 años para Raúl Gulielminetti, ex integrante del Batallón 601 de Inteligencia del ejército.

En la sala estaban familiares y sobrevivientes, que pasaron por el llamado infierno de Orletti, entre ellos decenas de uruguayos, paraguayos, chilenos, y de otras nacionalidades.

Otro caso es el de dos funcionarios de la embajada de Cuba, Jesús Cejas Arias, de 22 años, y Crescencio Galañega, de 26, secuestrados en 1976, cuyo paso por Orletti quedó confirmado en la sentencia. Se estima que unos 300 secuestrados pasaron por Orletti, muchos de ellos uruguayos, como Jorge Zaffaroni y María Emilia Islas, ambos desaparecidos y padres de Mariana, que tenía 18 meses y fue apropiada por el ex agente de inteligencia Miguel Furci, actualmente detenido. Mariana recuperó su identidad en 1998.

También estuvo secuestrada allí la uruguaya Sara Méndez, quien estaba en la sala y no pudo contener las lágrimas al escuchar la sentencia. Ella fue secuestrada en julio de 1976 y su hijo recién nacido de sólo 22 días Simón, le fue arrancado de sus brazos por un militar uruguayo que estaba junto a un grupo operativo de agentes de Cóndor. Veinteseis años más tarde lo encontró en manos de un ex policía argentino y su familia. Sara sufrió tormentos inenarrables, pero también fue testigo de lo sucedido a muchos de sus compañeros y sobre todo esto testificó.

Otra de las víctimas fue el joven Marcelo Gelman, secuestrado con su esposa María Claudia García, asesinado en Orletti y luego colocado en un tonel con cemento y encontrado a fines de 1980 en el lecho de un río. María Claudia fue trasladada a Uruguay en uno de los vuelos clandestinos junto a prisioneros uruguayos, la mayoría desaparecidos. En Montevideo en manos de los militares de ese país dio a luz a su hija Macarena, que le fue robada y entregada luego a un policía y su familia. María Claudia está desaparecida y Macarena fue recuperada en el año 2000, después de una impresionante búsqueda.

El mecanismo de coordinación represiva de las dictaduras del Cono Sur, llevó a Orletti a militares uruguayos y de otros países, en función de interrogar a los detenidos o trasladarlos y también, según el ex general Manuel Contreras jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia –policía política de la dictadura de Augusto Pinochet- llegaron a Argentina vía Chile, terroristas cubano-americanos, que iban a interrogar junto a un agente de la Agencia Central de Inteligencia a los dos diplomáticos vistos en Orletti.

Los imputados por estos crímenes hablaron muy poco y en todo caso para negar su participación, a pesar del cúmulo de pruebas y de lo que llegó hasta la fiscalía desde los archivos de la Dirección de Inteligencia de la policía de la provincia de Buenos Aires de la Secretaría de Inteligencia del Estado y del Departamento de Estado estadunidense, desclasificados y presentados por el investigador del Archivo de Seguridad Nacional Carlos Osorio ante el Tribunal.

Los magistrados y asistentes escucharon durante el juicio oral desgarrantes testimonios de los sobrevivientes, de familiares y testigos y de los jóvenes hijos de desaparecidos en el marco de la Operación Cóndor como Macarena, Carla, y otros.

Familiares de los condenados y grupos de movimiento que apoyan a la pasada dictadura estuvieron alentando a los suyos hoy. Pero su voz se perdió ante la potencia de las voces de familias y sobrevivientes y de centenares de jóvenes que realizaron un acto frente a los Tribunales Federales y que festejaron con músicas y cánticos este momento histórico, junto a las familias de las víctimas.