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Devela escultura de Madero al conmemorar el centenario de la Revolución Mexicana

Demanda Calderón que nadie limite ni manipule la democracia

Rechazamos que se denomine insurgencia a la delincuencia organizada, afirma Ramírez Marín

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El general Guillermo Galván, el presidente Felipe Calderón y su esposa, Margarita Zavala, durante el desfile militarFoto Francisco Olvera
 
Periódico La Jornada
Domingo 21 de noviembre de 2010, p. 5

Con un llamado a defender la democracia de los enemigos de la justicia y la libertad, el presidente Felipe Calderón inició en la explanada del Palacio de Bellas Artes los actos conmemorativos del centenario de la Revolución. Que nadie ni nada pueda nunca limitarla, amenazarla, chantajearla, manipularla, manifestó ante los representantes de los poderes Legislativo y Judicial e integrantes del gabinete, quienes minutos antes presenciaron la develación de una estatua de Francisco I. Madero, que desde ayer comparte un espacio en la Alameda Central con Benito Juárez.

Preservar la democracia por encima de intereses particulares o de grupo, es, insistió Calderón, el mejor homenaje a las generaciones que, convocadas por Madero, pelearon por un intangible, que paradójicamente se aprecia más cuando se carece de él, ese ideal inicial del 20 de noviembre de 1910. No permitamos, bajo ninguna circunstancia, que unos cuantos pretendan arrebatarnos la libertad de todos. Enfrentemos con estatura de miras, con convicción, con vocación histórica, a los enemigos de nuestra democracia y de nuestra libertad.

Pluralismo

Ante dirigentes del Partido Revolucionario Institucional (PRI), familiares de Madero y de los generales Emiliano Zapata y Francisco Villa, el titular del Ejecutivo federal destacó el pluralismo que se ha comenzado a vivir en el país por primera vez y después de mucho tiempo en estas últimas décadas.

Aseguró que la consolidación democrática es lo que ha permitido avanzar en la conquista de anhelos sociales, el acceso a la educación, la salud, los servicios o la vivienda. No sólo eso, ha permitido, la democracia, que la pluralidad se exprese sin cortapisas y que los cambios se impulsen desde distintas vertientes ideológicas y en paz; que arribemos, precisamente, a condiciones democráticas, es lo que hoy permite, a pesar de nuestros problemas, estar en la plaza pública evocando historia común desde distintas vertientes políticas.

En su discurso, Calderón sostuvo que ahora toca a los mexicanos enarbolar lo mejor de aquellos ideales e impulsar los cambios profundos que requiere nuestra patria, asumir las decisiones que están pendientes y que pueden abrir nuevamente caminos de ventura para que México avance decidido y asuma los riesgos de ser más próspero, más justo, más libre, más seguro, más limpio.

En el uso de la palabra lo precedió el presidente de la Cámara de Diputados, el priísta Jorge Carlos Ramírez Marín, quien advirtió sobre la revolución social que está en marcha para mejorar las condiciones de vida de jóvenes que carecen de oportunidades de empleo y educación; de indígenas y campesinos que, concluida la repartición agraria, reclaman la actualización del modelo de producción agrícola.

La nueva revolución, dijo, tiene que ver con regiones que carecen de las vacunas y las medicinas más esenciales; con el aumento anual del gasto social, y del índice de pobreza y el reclamo por una economía que brinde resultados concretos. Con el reclamo de mejores resultados del trabajo político y conciencia de que el combate a la delincuencia es la única vía del Estado para seguir dueños del destino de este país.

Por eso, rechazamos tajantemente cualquier denominación de insurgencia al fenómeno de la delincuencia organizada. Los mexicanos no podemos confundirnos, es simple y llanamente delincuencia organizada, y es deber inaplazable del Estado combatirla a fondo.

Y si Calderón centró su mensaje en la figura de Madero, el también priísta y presidente del Senado, Manlio Fabio Beltrones, recordó a personajes que su partido ha vuelto cercanos: Álvaro Obregón, general estratega y estadista; Plutarco Elías Calles, modernizador y creador de instituciones, y Lázaro Cárdenas, el presidente nacionalista y nacionalizador.

Conminó a que esta conmemoración no sea un mero ejercicio de nostalgia histórica y a asumir la responsabilidad de darle nuevo rumbo a la nación y no permitir el extravío de las políticas públicas. Para transformar a México, convino, es prioritario el tipo de gobierno que quieren los mexicanos y modernizar el sistema político sobre la base de una gobernabilidad que facilite los acuerdos dentro de la pluralidad.

Así como en otras épocas hemos sido capaces de superar la adversidad, hoy es tiempo de que los gobiernos y todas las fuerzas políticas y sociales del país miremos responsablemente al futuro y caminemos juntos hacia delante; sin rencores, con imaginación, con coraje y con valor, debemos construir el México del siglo XXI. Acompañándonos unos a otros, siempre seremos mejores, apuntó.

A su vez el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Guillermo Ortiz Mayagoitia, hizo votos porque estas conmemoraciones sirvan para que todas las generaciones vivas recordemos que la justicia se imparte en tribunales, pero se construye en cada hogar, en cada vecindario, en las relaciones personales.

Más tarde Calderón presenció, desde el balcón central de Palacio Nacional, un desfile castrense –similar en contenido al que encabezó en el Colegio Militar el 13 de septiembre– que sustituyó a la tradicional parada deportiva, cancelada por Vicente Fox en 2006. De acuerdo con el parte que rindió el general Carlos Demetrio Gaytán Ochoa, participaron 8 mil 806 militares y 183 civiles. 20 aeronaves en vuelo y dos aeronaves históricas en exhibición, además de la réplica de una locomotora modelo 1900, entre otros.