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La intención de Mi vida después es sacarlos de ese mundo de fantasmas: Mariano Speratti

Seis actores argentinos rehacen la identidad de sus padres, entre ellos un desaparecido político

Harán tres funciones en el teatro Benito Juárez, los días 9, 10 y 11 de este mes

 
Periódico La Jornada
Sábado 10 de julio de 2010, p. a11

Seis actores argentinos reconstruyen las identidades de sus padres, entre ellos un desaparecido político, un cura que dejó la sotana y un oficial de inteligencia, en la obra Mi vida después. Mediante objetos suyos asumen sus identidades.

La idea es sacarlos del mundo de fantasmas, explicó Mariano Speratti, en entrevista, horas antes de la primera de tres presentaciones en la ciudad de México.

La intención de Mi vida después es, de algún modo, hablar de esa generación, pero de otro modo no lo es. Hablamos de nuestros padres, atravesado por los años 70, pero a la vez lo hacemos de modo muy personal y muy de nuestra generación.

Continuó: Me parece que hacemos una especie de pequeño agujero en el telón (para) espiar esas vidas. Mirarlo desde otro lugar. Algo que no se había hecho en teatro, al menos en Argentina: hablar de esa época y esa gente desde un lugar tan testimonial, con procedimientos formales que de algún modo producen un distanciamiento y un acercamiento. Es como tratar de aprovecharnos de los recursos que tenemos, desde esta generación, para tratar de llegar a captar algo de lo que fue la otra generación, la de nuestros padres.

Speratti tenía tres años cuando su padre, Horacio, desapareció. Era periodista de diversos temas, en particular relacionados con el automovilismo; también era corredor de autos y tenía un taller mecánico donde reconstruían coches antiguos. Además, militaba en la Juventud Peronista.

Lola Arias, directora de la obra, entrevistó a actrices y actores y les pidió que llevaran cosas de sus padres y hablaran sobre ellos. Speratti llevó una grabadora con cintas grabadas por su padre. Él quería participar en la obra porque le interesaba abrir la historia de su padre, llevarlo a un ámbito público. También le parecía que la suya se amoldaba bien con las otras narraciones.

Arias eligió qué historias, a su juicio, creaban un mejor cuadro de la época. Arias tenía la idea general, y luego, durante los ensayos, con el elenco, la obra fue tomando forma, contó Speratti.

Es un mosaico de historias, algunas relacionadas con la militancia, otras no, explicó. Está, por mencionar otra, la de Blas, cuyo padre era cura y abandonó la sotana cuando conoció a su madre.

Sin recuerdos vivos

Debido a que Speratti tenía tres años cuando se llevaron a su padre, de 40 años, no podía basarse en sus recuerdos para reconstruir la identidad. Lo hizo mediante cartas encontradas, artículos de revistas escritos por él, las cintas mencionadas, pláticas con gente cercana a él.

Entonces, ¿quién fue su padre? Hace una pausa, antes de decir: Es una pregunta que nunca termina de contestarse. Pero, fue una persona con una vida bastante intensa, comprometido. En sus cartas se muestra muy lúcido, muy crítico con lo que pasaba, con sentido del humor.

Si bien se investigó como si se tratara de un documental (hablando con gente cercana a los padres, leyendo cartas), el resultado no tiene esa intención, aclaró el actor nacido en 1972. La obra no pretende ser leal a la verdad en ese sentido. Hay un punto donde está la verdad y otro donde yo completo y le doy forma a esa realidad. Al hacer ese movimiento armo algo parecido a lo que podría llegar a ser mi padre.

Mi vida después se estrenó en marzo de 2009, en Buenos Aires. Se presentaron en varias ciudades europeas. Ahora están expectantes por ver la respuesta que recibirá la obra en México. La actriz Liza Casullo nació en México, donde sus padres, periodistas, llegaron como exiliados políticos.

Actores: Blas Arresse Igor, Liza Casullo, Carla Crespo, Vanina Falco y Mariano Speratti. (El sexto actor, Pablo Lugones, no pudo venir a México). Dramaturgia y dirección: Lola Arias. Dramaturgista: Sofía Medici. Música: Ulises Conti.

Mi vida después se presenta en el teatro Benito Juárez (Villalongín 15, colonia Cuauhtémoc), los días 9, sábado 10 (19 horas) y 11 (18 horas).