Angeles González Gamio

Novedades michoacanas

Uno de los estados de nuestro país con mayor riqueza cultural es Michoacán, con hondas raíces que datan de la época prehispánica y que supieron apreciar algunos personajes, como don Vasco de Quiroga, quien llegó a la Nueva España en el siglo XVI como oidor, y decidió entrar al sacerdocio, llegando a ser obispo de Michoacán, lugar en el que desarrolló una notable labor que incluyó la creación de hospitales, la urbanización de muchas poblaciones y la formación de escuelas e industrias.

En la hermosa entidad conviven mestizos, nahuas, purépechas, mazahuas y otomíes, todos con sus lenguas, costumbres y tradiciones propias, que encuentran un medio relevante de expresión en la gastronomía. Desde hace varios años en Uruapan, en ocasión del Domingo de Ramos, se reúnen mujeres de diversas regiones del estado para ofrecer los platillos típicos de su localidad, en una muestra gastronómica que es una experiencia extraordinaria para los que tienen la buena idea de asistir.

La Coordinación de Patrimonio Cultural, Desarrollo y Turismo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, que dirige la incansable Gloria López Morales, conjuntamente con el ayuntamiento de Uruapan y el gobierno estatal, han organizado el Encuentro de Cocineras Tradicionales de Michoacán, que se va a llevar a cabo los próximos días 6 y 7 de noviembre en la Huatápera, sitio histórico de gran belleza. A los acordes de la música michoacana se podrán degustar los mejores platillos, admirar y comprar artesanías para la cocina y la mesa: cazuelas, vajillas, mantelería, cerámica, cucharas, cuchillos y muebles de madera, instrumentos de cobre y cestería, así como productos regionales, como café, chocolate, charanda, aguacate y los dulces típicos; o sea, será una auténtica fiesta para los sentidos.

El actual gobierno michoacano se ha caracterizado por brindar un amplio apoyo a la cultura, que se manifiesta, entre otras, en la publicación de interesantes investigaciones acerca de distintos aspectos de la entidad. Sobre gastronomía, acaba de publicar, conjuntamente con la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y la Fundación Herdez, el Manual de cocina michoacana, que es un facsímil de un recetario que escribió a fines del siglo XIX doña Vicenta Torres de Rubio, notable mujer que realizó una recopilación de recetas de todo el país. La voluminosa obra, de cerca de 800 páginas, contiene también una Miscelánea en la que aparecen "recetas para curaciones en casa, barnices, jabones finos, colores en lienzos y cultivo de las plantas". El libro es una auténtica joya, que además de las recetas, que incluyen platillos de las cocinas francesa, española, mestiza e indígena, nos muestra las costumbres de la época, las técnicas culinarias, los ingredientes y los utensilios. Está enriquecido con la introducción de María Teresa Martínez Peñaloza y los comentarios de Cristina Barros y Marco Buenrostro.

Se puede adquirir en la sede de la Fundación Herdez, que dirige la encantadora Azucena Suárez. Vale la pena conocer el lugar, que se encuentra en el corazón del Centro Histórico, en la calle de Seminario 18; justo enfrente del soberbio sagrario de la Catedral. La hermosa mansión, de la que hemos hablado con anterioridad, fue objeto hace unos años de una magnífica restauración. En la planta baja se instaló la Biblioteca de la Gastronomía Mexicana, pequeña pero elegante y acogedora, que cuenta con un acervo de alrededor de dos mil títulos, además de cerca de nueve mil menciones sobre la cocina mexicana, repartidas en artículos, folletos y videos, rico material que ha sido recopilado y computarizado, facilitando su preservación y consulta.

Esas casonas dieciochescas solían tener un entresuelo, que ahora se aprovechó para instalar las oficinas y una sala de exposiciones. La planta "noble", que es donde vivían los dueños, se habilitó para servir como auditorio o sala de banquetes. Cuenta con una moderna cocina-laboratorio para fines experimentales y gastronómicos. Hay un museo, que nos muestra una cocina prehispánica, una virreinal, una indígena actual y otra de los años cincuenta del siglo XX.

Con tantas referencias gastronómicas ya se nos abrió el apetito, así es que vámonos al cercano restaurante La Rinconada, situado en la plaza Primo Verdad número 13, enfrente del Museo de la Ciudad de México, para disfrutar la bella casona del siglo XVII y su buena comida y atención. Busque al atento don Nacho, que le va a recomendar las especialidades del día, y si es jueves va a poder agasajarse con unas pacholas, bistecitos hechos en metate que son una delicia. Antes, chalupas poblanas o, si está cuidando la línea, unos palmitos Rinconada y un pescado fresco. De postre, los pastelillos de La Vasca.

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