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México D.F. Domingo 22 de agosto de 2004

 

Banca: privilegios inaceptables

solHemos estado escuchando cómo legisladores de los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional, así como funcionarios federales, intentan resucitar el proyecto de aplicar 4 por ciento de tasa a medicinas y alimentos, para recaudar -sostienen- una cantidad de impuestos razonable. Además, en la Convención Nacional Haciendaria, el gobierno federal declaró que pedirá al Congreso reformas fiscales para recaudar 350 mil millones de pesos más. Por supuesto, todas las tiras saldrían del mismo cuero, el de los asalariados, que son contribuyentes cautivos, ya que, como recordaba Ernest Bloch, cuando no hay dinero siempre se recurre a sacárselo a los que menos tienen.

A esta ordeña implacable de las bolsas flacas se une, al mismo tiempo, y en contra a los objetivos declarados de la Convención Nacional Hacendaria, la concesión a las gordas bolsas de las empresas bancarias (casi todas extranjeras) de un privilegio inaceptable. El Estado, que quiere cobrar impuestos a las tortillas y los medicamentos, subsidia a los bancos permitiendo que éstos contabilicen en sus activos decenas de miles de millones de pesos que deben en calidad de impuestos no pagados y que deberían estar en las arcas del fisco. La cifra de este subsidio es, hasta ahora, de 36 mil 623.1 millones de pesos, para el conjunto del sistema bancario. De este modo, se pisotea el concepto de la igualdad ante la ley, porque a los asalariados se les descuentan sus impuestos en el sobre de paga y con las pequeñas empresas nacionales no se hacen excepciones en el cobro, mientras que los grandes bancos internacionales que poseen la mayor parte de la banca en México, no sólo no pagan sino que, además, reciben un regalo que les ayuda a trabajar con capital aportado por los contribuyentes.

Esta situación escandalosa comenzó con el rescate bancario emprendido por el ex presidente Ernesto Zedillo (quien, ¡vaya casualidad!, es hoy ejecutivo de varias trasnacionales estadunidenses), pero habría debido durar sólo hasta que los bancos obtuviesen utilidades, cosa que sucede desde hace cuatro años, pues los bancos han ganado 78 mil 682 millones de pesos, y siguen sin pagar sus impuestos.

"La ley es como el cuchillo, no ofende a quien la maneja", reza el poema Martín Fierro. En efecto, el equipo de empresarios y banqueros que gobierna encuentra natural ser generoso con sus amigos y colegas -eso sí, con dinero del contribuyente- y, paralelamente, lo más estricto que le resulte posible con "la chusma" (o sea, la casi totalidad de los mexicanos). Los 36 mil 623 millones que los bancos manejan como propios equivale a la décima parte de la nueva recaudación que se espera obtener mediante nuevas reformas fiscales. La cuantiosa evasión fiscal y los varios escándalos tipo Fobaproa ofrecen amplio campo para ayudar a sanear las finanzas estatales. Mientras tranto, los banqueros deben pagar lo que deben, como lo hace cualquier contribuyente.


 

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