México D.F. Domingo 4 de abril de 2004
Publica Carlos Montemayor la antología
más completa en la materia
''La literatura indígena pasa por una efervescencia
sin precedente''
En La voz profunda, el especialista chihuahuense
recoge y ofrece en español obras de 32 autores, escritas en 10 lenguas
autóctonas Calidad y excelencia, criterios para la selección
de los textos
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
Durante cinco siglos, la voz de los indígenas de
América ha sido suplantada. Otros -no indígenas- han dicho,
en su nombre, qué creen, qué piensan, qué sienten,
qué quieren, cómo son. Ahora eso está cambiando de
manera profunda, y una faceta del cambio es la aparición sin precedente
de una efervescencia literaria en lengua indígena.
El
escritor Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947), estudioso del fenómeno,
informa que tan sólo en la década pasada, en México
ha habido un notable desarrollo y producción de autores en lenguas
indígenas.
Es de tal magnitud, que por primera vez a escala nacional,
e inclusive continental, los indígenas ''cuentan con una voz que
durante siglos hemos tratado de suplantar. Después de 500 años,
ya era justo que ellos mismos dijeran quiénes son".
Montemayor es autor de La voz profunda. Antología
de la literatura mexicana en lenguas indígenas, que acaba de
publicar la editorial Joaquín Mortiz y que en breve comenzará
a circular. Es una edición multilingüe que ofrece versiones
al español de obras escritas originalmente en 10 lenguas indígenas:
maya, tzeltal, tzotzil, tojolabal, náhuatl, zapoteco del Istmo,
zapoteco de la Sierra, mazateco, huichol y ñahñu.
Se trata -anotan los editores- de la antología
en lenguas indígenas ''más completa'' realizada hasta ahora.
El volumen incluye comentarios sobre las lenguas traducidas, semblanzas
de los autores y notas que en algunos casos explican las traducciones y
"el significado que pierden muchas veces los ricos matices que las lenguas
originales le imprimen".
Más que una selección de idiomas, precisa
en entrevista el antologador, se trata de una selección de autores,
con el ''criterio de la calidad y la excelencia''. Son 32 escritores que
"ya tienen muchos años trabajando" y cuentan con "una producción
reconocida" en los géneros que cultivan.
Por más de 20 años, Carlos Montemayor ha
trabajado en la traducción de lenguas indígenas al español.
Esto le ha permitido observar el surgimiento y desarrollo de un movimiento
literario que forma parte de algo más amplio: la maduración
de un proceso de toma de conciencia política y cultural de los pueblos
indios.
-¿De qué manera esta efervescencia literaria
está relacionada con el levantamiento del EZLN en Chiapas?
-No diría que está relacionada con el levantamiento,
sino que tanto la efervescencia literaria como el levantamiento son parte
de un proceso de reformulación y de reafirmación de las culturas
indígenas, no sólo en México, sino también
en todo el continente. El proceso de fortalecimiento de los pueblos indígenas
es un prisma con muchas facetas: la creación de organizaciones defensoras
de los derechos indígenas, la creación de organizaciones
políticas o de defensa de comunidades indígenas.
La literatura y el EZLN son dos caras de ese prisma. Pero
claro que el EZLN ha contribuido a revalorar a muchas de éstas.
La voz profunda tiene como antecedente la antología
Los escritores indígenas actuales, elaborada también
por Montemayor y publicada, en dos tomos, en 1992 por el Fondo Editorial
Tierra Adentro.
El prólogo de aquella antología se recupera
en La voz profunda. En él, Montemayor sostiene: ''La literatura
es una forma de conocimiento del mundo. Como recreación de la realidad,
constituye no un reflejo, sino una toma de conciencia. Borges decía
que la lengua es una forma de entender el mundo y no un repertorio arbitrario
de símbolos. Esto es lo que he comprendido a lo largo de muchos
años de trabajo con un grupo de jóvenes escritores mayas
y en mis recorridos por varias comunidades del deslumbrante territorio
de Yucatán".
Durante
la entrevista, el también colaborador de La Jornada recuerda
a aquellos jóvenes que empezaron a escribir en la década
de los 70 y a lo largo de los 80.
Eran en su mayoría profesores bilingües de
la Dirección General de Educación Indígena que, al
mismo tiempo que descubrían y desarrollaban su vocación literaria,
revolucionaban los sistemas educativos aplicados entonces.
Varios de aquellos jóvenes profesores son autores
de materiales lingüísticos, gramáticas y estudios de
las variaciones dialectales de sus lenguas: ''Han hecho una gran labor,
silenciosa pero muy efectiva".
Con el paso del tiempo, ''hubo una toma de conciencia
de comunidades con una gran población indígena que entendió
la importancia de defender la memoria y rescatar la lengua como un modo
de expresión único e irremplazable''.
El desarrollo fue tal y llegaron a tener tanta fuerza
que recibieron la atención de las autoridades culturales, tanto
de la Federación como de los estados y los municipios.
En ese sentido, fue importante que el Fondo Nacional para
la Cultura y las Artes incluyera en su sistema de becas a escritores en
lenguas indígenas: ''creo que esos apoyos ayudaron a la convergencia
de una madurez tanto cultural como de los sistemas de enseñanza''.
Idiomas contra dialectos
Novelista, ensayista, poeta y miembro de número
de la Academia Mexicana de la Lengua, Carlos Montemayor tiene una larga
trayectoria como traductor literario. Destacan sus trabajos con la poesía
clásica griega y latina. En La voz profunda aparece como
traductor de la mayor parte de los textos.
Con base en su experiencia y conocimiento en la materia,
advierte sobre un error lamentablemente muy difundido: creer que las lenguas
se dividen en superiores (idiomas) e inferiores (dialectos), y catalogar
dentro de estas últimas a los sistemas indígenas.
De esa creencia -apunta en La voz profunda- "se
pasa a identificar las lenguas desarrolladas como aquellas que hablan los
países hegemónicos de la Tierra y a los dialectos como las
lenguas que hablan los pueblos sojuzgados en todo el mundo: por ejemplo,
las lenguas de los pueblos indios de América".
El desmentido de Montemayor a esas creencias es categórico:
''El náhuatl es un sistema lingüístico tan completo
como el alemán; el maya es un sistema tan completo como el francés;
el zapoteco lo es también como el italiano, y el purépecha
como el griego, o el español y el inglés lo son como el otomí
y el mazateco".
Cada uno tiene sus variaciones dialectales. Es decir,
los usos que se da a una misma lengua según la región o comunidad
de que se trate. En la ciudad de México, en Buenos Aires, en Madrid,
en Bogotá o en La Habana se hablan variaciones dialectales del idioma
español. Del mismo modo, existen variaciones dialectales del náhuatl
o del zapoteco, por ejemplo.
-¿Cuáles fueron las mayores dificultades
que tuvo a la hora de traducir?
-La mayor dificultad la representó la riqueza sonora
que poseen las lenguas indígenas. La mayoría tiene vocales
largas y breves, y alturas tonales que en ocasiones hacen más explosiva
una pronunciación de consonantes o rearticulan dos vocales largas
o breves.
''Esta riqueza polifónica es imposible reproducirla
o siquiera sugerirla en lenguas como el español, el inglés
o el francés, que son tan pobres. Lo más frustrante es esa
imposibilidad de reproducir la riqueza sonora particularmente del zapoteco,
del tzeltal, del tzotzil y del maya.''
La diferencia sonora entre las lenguas indígenas
y el español se ejemplifica elocuentemente tan sólo con el
título del poema en maya yucateco de Gerardo Can Pat: Kin wilik
tin wenel (La veo en mis sueños).
Ajustadas las cuentas con las facultades sonoras de una
lengua y otra, "uno tiene que irse por el concepto y por la imagen".
Entonces el reto es otro: en la lengua a la que se traslada
una obra "tiene que haber un fuego, tiene que haber una sorpresa, tiene
que haber una vivacidad, que deje constancia de la fuerza creativa de la
otra lengua".
Las letras del México profundo
Otro de los propósitos que Montemayor le asigna
a La voz profunda, es "aclarar que la literatura mexicana contemporánea
no sólo se escribe en español. Debemos verla como un concepto
mucho más amplio". De ahí el subtítulo del libro:
Antología de la literatura mexicana en lenguas indígenas.
Por otro lado, el título de la antología,
La voz profunda, es un homenaje y un reconocimiento al fallecido
antropólogo Guillermo Bonfil Batalla, acuñador del término
''México profundo", utilizado para designar el pensamiento político
y social de los pueblos indígenas.
Fue precisamente por invitación de Bonfil Batalla
que en 1991 Carlos Montemayor coordinó el libro Situación
actual y perspectivas de la literatura en lenguas indígenas, para
el Seminario de Estudios de la Cultura, del CNCA.
En la introducción de La voz profunda, Carlos
Montemayor aclara que es un trabajo posterior y diferente al realizado
para el Fondo Editorial Tierra Adentro en 1992. Al mismo tiempo, señala
que sirvió de base a Words of the true people/ Palabras de los
seres verdaderos, elaborado junto con Donald Frischmann para la editorial
de la Universidad de Texas.
En todo caso, La voz profunda "constituye, pues,
un cruce de caminos en mis labores con las lenguas indígenas mexicanas,
y espero que refleje, sobre todo, el intenso y enriquecedor proceso cultural
de esas lenguas en este momento de México".
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