Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 6 de octubre de 2002
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Economía

Se cuestiona por qué no pudo percibir su popularidad y cómo actuará el mercado

Expectativa en Wall Street por triunfo de Lula

Los precios de los bonos de deuda brasileña han bajado 24 por ciento en lo que va del año

REUTERS

Nueva York, 5 de octubre. En la antesala de las elecciones en Brasil, en las que según las predicciones vencerá el izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva, Wall Street se pregunta por qué no pudo percibir su popularidad y cómo actuará el mercado frente a Brasil bajo su liderazgo.

La respuesta a la segunda pregunta se conocerá cuando Lula, si es elegido, nombre a su gabinete económico y establezca las políticas que revelarán si ha moderado sus anteriores puntos de vista radicales.

Las predicciones de Wall Street de que los bonos brasileños registrarían fuertes ganancias en 2002 resultaron ser desastrosas para los inversionistas que siguieron el consejo.

Los precios de los bonos de la mayor economía latinoamericana han bajado 24 por ciento en lo que va del año, mientras que el mercado de deuda emergente ha subido 2 por ciento.

Todo comenzó con lo que ahora parece ser la predicción superficial de que Lula, el eterno candidato del opositor Partido de los Trabajadores, tendría fuerza en el comienzo de la campaña electoral y que ésta se desvanecería después, tal como había ocurrido en las tres elecciones presidenciales previas.

Aún existe la posibilidad de que esta vez también pierda, pero la campaña de este año ha sido, al menos, una llamada de atención para Wall Street.

"Desde el comienzo de la campaña, las encuestas de intención de voto mostraron que los ciudadanos brasileños querían un cambio. Yo creo que la gente cerró los ojos a eso", dijo Emy Shayo, analista de Bear Stearns.

Una encuesta informal entre expertos en mercados emergentes mostró que los inversionistas recibieron una sorpresa doble: no esperaban que el gobierno eligiera un candidato tan adusto y poco fotogénico como el ex ministro de Salud, José Serra, y tampoco predijeron que Lula, un ex obrero del sector metalúrgico y ex líder sindical, tuviera un cambio de imagen tan exitoso.

El socialista de pantalones vaqueros que en algún momento dijo que Brasil debía renegociar su deuda, se convirtió inesperadamente en un hombre moderado vestido de traje.

En lugar de que se cumplieran las predicciones de que su popularidad decaería hacia el final de la contienda, Lula consolidó su liderazgo.

Durante sus ocho años de gobierno, el presidente Fernando Henrique Cardoso dijo a los brasileños que vendrían tiempos mejores si esperaban a que los beneficios de sus políticas empezaran a llegar al segmento más amplio de la población.

Wall Street sabía que las políticas de Cardoso acabaron con la hiperinflación y condujeron a una estabilidad macreconómica sin precedentes.

Por lo tanto, Nueva York restó importancia a las primeras encuestas de intención de voto, que indicaban que los electores querían un cambio para que se cerrara la amplia brecha entre los pobres y los ricos.

"Wall Street pasó por alto el hecho de que el electorado no le daría crédito al gobierno de Cardoso por la estabilización de la economía", dijo Lawrence Krohn, jefe de Economía para América Latina de ING Financial Markets.

"No entendíamos que los votantes penalizarían a la administración por la lentitud con la que la estabilización comenzó a dar frutos en términos de crear empleos y promover el crecimiento económico", dijo Krohn.

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