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Política

2023-09-12 07:34

Fabrica la ultraderecha a un actor como presidenciable

Eduardo Verástegui tras registrar su candidatura presidencial independiente ante el INE, el jueves 7 de septiembre de 2023. Foto Cristina Rodríguez
Eduardo Verástegui tras registrar su candidatura presidencial independiente ante el INE, el jueves 7 de septiembre de 2023. Foto Cristina Rodríguez

Ciudad de México. Solo en el escenario, con una iluminación estudiada, más digna de un telepastor que de un ferviente católico, Eduardo Verástegui debió pensar en lo dicho poco antes por su tocayo de apellido Bolsonaro: “Imagina tener un presidente que encima de inteligente es guapo, como él”.

Era noviembre de 2022 y el ex galán de telenovelas cerraba con su discurso la primera edición en México de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), cumbre de la ultraderecha que llama “derechita cobarde” al Partido Acción Nacional (PAN) y “representante del maligno en la Tierra” al papa Francisco.

Pese a la presencia de varios pesos pesados de la ultra –incluyendo el mensaje en video de Donald Trump, su figura mayor– Verástegui, en su calidad de anfitrión fue el más elogiado.

Hizo entonces el anuncio que lo llevó a la sede del Instituto Nacional Electoral (INE) el pasado 7 de septiembre: “Somos la mayoría [y tenemos que] construir la verdadera alternativa”.

El auditorio, lleno de representantes de la ultraderecha latinoamericana y mundial acompañados de monjas, se le rindió desde el principio, pero casi llegó al éxtasis cuando Verástegui concluyó su discurso de la manera no por esperada menos impactante: miró hacia arriba, como si en el techo de ese hotel de Santa Fe estuviese el Altísimo, y gritó: “¡Viva Cristo Rey!”

“¡Vivaaaa!”, cerró la multitud.

Carrera en Hollywood

Horas antes de solicitar su registro como candidato independiente a la Presidencia de la República, Verástegui se reunió con el magnate Ricardo Salinas Pliego. El dueño de Tv Azteca celebró en redes sociales el encuentro con su amigo: “Estamos cocinando otras sorpresas”, difundió.

Poco antes de la reunión de CPAC en México –eligieron Santa Fe, emblema de las corporaciones que afirman detestar– Ipas, una organización dedicada a la justicia reproductiva, con sede en Estados Unidos, publicó un estudio sobre los orígenes y la actualidad de la red ­ultraderechista.

En ese documento se define a Verástegui como “activista mexicano, católico ultraconservador, modelo, cantante y galán de telenovelas, que incursionó en la política derechista a principios de la década de los 2000, después de mudarse a Los Ángeles para perseguir una carrera en Hollywood. El ascenso político de Verástegui ha crecido de forma exponencial a partir de 2020, cuando el presidente Trump lo nombró para un puesto clave en su gobierno” (miembro de una comisión para la “Prosperidad ­Hispana”).

Según el estudio titulado Deslizamiento hacia el nacionalismo cristiano: la expansión global de CPAC a México (Gillian Kane y Alexis Hernández, 2022), la reunión celebrada en noviembre pasado buscaba establecer en México una plataforma de expansión de la red ultraderechista y “promover las aspiraciones políticas de Verástegui”.

Aunque existen algunos matices de país a país, las fuerzas aglutinadas en la CPAC comparten su rechazo al aborto, el matrimonio igualitario, la “ideología de género”, el “gobierno global” y, en general, a todo lo que les huela a feminismo y derechos de las minorías.

Unos ¿“loquitos”?

Pero, ¿se trata de “unos loquitos” que viven en el siglo XIX? Tal vez eso pensaban algunos cuando Ronald Reagan pronunció el discurso inaugural de la CPAC en 1974. Seis años más tarde fue elegido presidente de Estados Unidos. Siguiendo los pasos de Reagan, Donald Trump pronunció su primer discurso en la CPAC en 2011.

A partir de 2017, ya con Trump en la Casa Blanca, la CPAC extendió sus redes a otras latitudes y realizó reuniones en Japón, Australia, Corea del Sur, Israel, Hungría. La conferencia en Brasil se desarrolló en 2019, año en que fue electo Jair Bolsonaro, padre de Eduardo Bolsonaro, el diputado brasileño que vino a México a elogiar la guapura de Verástegui.

El diputado Bolsonaro había entusiasmado a los partidarios mexicanos de Verástegui cuando contó que el ascenso de su padre comenzó “cuando rompimos el monopolio que la izquierda tenía en las calles”.

Esa ruta ya había comenzado en la acción política de Verástegui. Por ejemplo, cuando, en octubre de 2021, todavía durante la pandemia de covid, fue la estrella en una marcha contra la decisión de despenalizar el aborto, asumida por los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

“Como Rockefeller”

La composición de esa marcha puede dar una idea de la base social de arranque de la candidatura presidencial del ex galán de telenovelas: red de colegios católicos, red de parroquias de varios estados (especialmente valle de México, Guanajuato y Jalisco), así como algunas agrupaciones evangélicas.

En aquella manifestación, una gran manta fue extendida a lo largo de Paseo de la Reforma. En ella aparecían los retratos de Hugo Chávez, Lula da Silva, Evo Morales y Cristina Fernández de Kirchner. Al centro, la imagen de Andrés Manuel López Obrador. Y la frase: “Piensan como Marx, gobiernan como Stalin y viven como Rockefeller. Hipocresía socialista”.

El ex actor ha criticado la “militarización” con López Obrador, a quien acusó también de atacar al INE –“respetado internacionalmente”– y de no respetar la libertad de expresión. Con el actual Presidente, ha resumido, “hay más pobreza y más corrupción”.

En noviembre de 2022, en la conferencia de la CPAC, Verástegui soltó: “Presidente López Obrador, ya basta de pan y circo, ya basta de payasadas, actuemos con seriedad. Termina ya con las mañaneras y ponte a trabajar, tú no eres un rey, eres un servidor público, un empleado de la nación”.

Siguió: “No se trata de popularidad, se trata de resultados. Popular también era el Chavo del Ocho, pero nunca quiso gobernar, incluso más popular que tú, si te queda grande el papel, renuncia, por dignidad”.

Entre los promotores de Verástegui se encuentra Juan Iván Peña Neder, quien hasta hace pocos años de decía “priísta de toda la vida” y alababa a Artemio Iglesias (“mi padrino”).

Luego de un fugaz paso por las Redes Sociales Progresistas, de Elba Esther Gordillo (el yerno de la maestra le ganó el registro oficial del partido), Peña es un abierto promotor de la “integración” de México con Estados Unidos y se dedica a crear una suerte de clon del Partido Republicano.

Verástegui y los suyos –asegura Peña– no cederían en todo frente a Donald Trump, porque “nuestra relación no es de subordinación, sino de visión conjunta”.

Otro promotor de la candidatura de Eduardo Verástegui es el todavía militante de Acción Nacional Raúl Tortolero, quien se asume como “un cristero sin armas” y tiene un libro cuya portada deja claro cómo se conciben a sí mismos los miembros de la “nueva derecha”: como guerreros, cruzados que luchan contra el mal que ayer se llamaba comunismo y hoy adopta nombres variados: socialismo, feminismo, ideología de género, ambientalismo, ­progresismo.

Tortolero afirma que en México ni siquiera hay “derechita cobarde” (como sería el Partido Popular en España), sino pura izquierda, que incluye al PRI, el PAN y el PRD.

Desde esa base, asegura que Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum son, en tanto “promotoras de la agenda 2030”, las “gemelas rojas, hijas de Marx”.

Quizá el personaje que ganó el segundo sitio en aplausos en noviembre de 2022 fue Javier Milei, quien hace poco pasó a segunda vuelta en la contienda presidencial en Argentina. Al calor de la campaña, se recordó en el país sudamericano que Milei ha llamado “asno”, “imbécil” y “representante del maligno en la Tierra”, nada menos que al papa Francisco.

“Eso es una estupidez de Milei; claro que no lo es”, asegura Tortolero. Sin embargo, afirma que la nueva derecha le reprocha al papa Jorge Mario Bergoglio cosas como haberse reunido con el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y Evo Morales, ex mandatario de Bolivia, así como su tardío pronunciamiento sobre la persecución de religiosos en Nicaragua.

Peña Neder asegura que, si es candidato, Verástegui dejará de rezar el rosario y lanzar vivas a Cristo, porque busca ser incluyente. La misión lo vale: “Estamos aquí para salvar a México”.

Implantación de chip vacunal

El ascenso de Verástegui en las filas de la ultraderecha no se explica sin el respaldo de un enemigo de las reformas del actual Papa, el cardenal estadunidense ultraconservador Raymond Leo Burke.

El prelado estadunidense se opuso a la vacunación contra el covid, pues aseguraba que con la inoculación se implantaba un chip. En agosto de 2021 se contagió y tuvo que ser conectado a un respirador. Sobrevivió.

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