En el ejido Marte R. Gómez, ubicado en el municipio de Mazatán, Chiapas, una mezcla de negligencia gubernamental y efectos del cambio climático desembocó en que decenas de pequeños productores perdieran el año pasado gran parte de sus respectivas cosechas, y de no tomar las autoridades cartas en el asunto, temen ejidatarios, este año la situación será mucho peor.
Para llegar al ejido hay que manejar durante media hora por la carretera Álvaro Obregón-Mazatán y posteriormente adentrarse durante alrededor de 20 minutos por un estrecho camino de terracería que lleva a decenas de pequeñas parcelas, donde, entre otras cosas, se cultivan plátano, mango, cacao, ajonjolí y un poco de maíz.
El problema: en época de lluvias los caminos son intransitables para los vehículos que usan para llevar a vender su producto al pueblo más cercano, y el dren (una especie de canal de desagüe natural) se desborda por completo, arruinando varias hectáreas de cultivo debido a que el agua se estanca. En ambos casos, por falta de mantenimiento, en una obra en la que tienen responsabilidad los gobiernos federal y estatal.
“El año pasado tuvimos lluvias torrenciales que rebasaron la capacidad del dren. El agua alcanzó tal nivel que cubrió un metro por arriba de los puentes que usamos para cruzar, lo que provocó que más o menos la mitad de los platanares se echaran a perder, porque si bien el plátano necesita mucha agua, cuando hay en exceso la tierra se ablanda y el árbol cae”, explica el ejidatario Eduardo Vázquez.
Para este año, señala, funcionarios de protección civil han dicho a los productores de la región que se espera 30 por ciento más de lluvia respecto a la que cayó en 2020.
“Hace dos años tuvimos una sequía muy fuerte que afectó principalmente nuestras cosechas de plátano y maíz, que son las que más agua necesitan; el año pasado, muchos compañeros del ejido perdieron gran parte de su cosecha por el problema del dren, y ahora con más lluvia y sin el mantenimiento necesario, no sabemos qué pasará”, lamenta.
El desazolve del dren, explica, según marcas las leyes, es responsabilidad del gobierno municipal, el cual debe hacerlo cada tres años; sin embargo, no lo han hecho en 10 años.
Caminos intransitables
Otro problema que es una mezcla del clima y de la falta de mantenimiento del gobierno, esta vez el federal, son los caminos principales que llevan a la carretera para dirigirse a los pueblos más cercanos, pues como consecuencia de haber sido abandonados por años, más el actual exceso de lluvias, se han vuelto intransitables.
Amalia Cueto Aguilar, dueña de un par de hectáreas en el ejido, cuenta que debido al mal estado de los caminos lleva tres semanas sin poder meter un carro a su huerta para poder sacar el cacao que está listo para cortar, situación que si se llega extender por más tiempo provocará que se eche a perder o se lo coman en su totalidad las ardillas o los pájaros.
“Cuando llueve ya no se puede entrar, tengo bastante cacao que no puedo cortar porque no puedo entrar. Hay mucha ardilla que se lo está comiendo porque no puedo entrar y con las lluvias va a empeorar. La situación ya está muy fea y cada vez pronostican tiempo más duro. Mi terreno está solito, no puedo entrar, se inunda de lodo, tengo un mototriciclo para sacar mi cacao pero no entra, dos o tres aguaceros más y ahora sí será imposible”, cuenta doña Amalia y resalta que el suyo sólo es uno de tantos casos que hay entre los 200 ejidatarios de Marte R. Gómez.