Madrid. La cúpula de la Iglesia católica española presentó un informe histórico, que tituló Para dar luz, en el que rinde cuentas sobre los abusos sexuales, en su mayoría a varones menores de edad, perpetrados por miembros o representantes de esta institución religiosa. La Conferencia Episcopal Española (CEE, que el órgano que congrega a cardenales y obispos de todo el país) reconoció que al menos 927 personas sufrieron este tipo de agresiones desde 1945 hasta el año pasado, que fueron a su vez realizadas por 728 “victimarios” de la iglesia católica.
En el proceso de reparación a las víctimas y esclarecimiento de los hechos, pedido con insistencia por agrupaciones de personas que sufrieron este tipo de abusos en las últimas décadas, la CEE presentó finalmente el informe que lleva realizando desde hace unos años, que tenía como objetivo el esclarecimiento de la magnitud y de la gravedad de los abusos sexuales en el seno de la iglesia católica española.
Se trata del primer informe sobre la pederastia en la Iglesia en España que se presenta en público y que además lo hace desde la máxima dirigencia de la institución religiosa, lo que supone un hito en la lucha por la reparación de las víctimas. En el informe se recopiló toda la información recibida en la CEE y que se ha podido contrastar con las distintas fuentes y que se agrupó en siete volúmenes, pero que están abiertos a seguir actualizándose en el futuro.
El informe Para dar luz consta de tres partes, una documental, otra informativa y los detalles de los casos. En la primera, la más voluminosa, se recogen todos los protocolos que se han redactado en los tres últimos años por las instituciones eclesiales de ámbito nacional, congregaciones religiosas y diócesis. Además se detalla que detrás de cada protocolo se tiene el objetivo de “evitar que los abusos puedan volver a producirse y para que los espacios eclesiales sean espacios seguros para los menores”.
En cuanto al apartado informativo, la CEE explica que asume “la normativa canónica para la actuación de la Iglesia en lo relativo a los abusos sexuales” y, además, explica también los principios desde los que se actúa.
En cuanto al tercer apartado, es decir el de los casos concretos y que se irá actualizando según se vayan recabando nuevos datos, concluyó hasta la fecha que en total 927 víctimas han presentado testimonios sobre 728 victimarios que cometieron abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia católica. “En relación al sexo, aunque sus agresores son en más del 99 por ciento varones, las víctimas son varones en el 82,62 por ciento de los casos y mujeres en el 17,38 por ciento”, dice el informe.
En cuanto a la pertenencia a la Iglesia, de los 728 victimarios, la mayoría, 378, son clérigos, lo que supone el 52 por ciento. Además, hay 208 religiosos (o religiosas) no ordenados sacerdotes, 92 laicos. También hay 23 testimonios en los que el denunciante no supo la condición eclesial del agresor, o un diácono.
En los “victimarios” en que las víctimas conocen su situación vital, el 63,60 por ciento de los están fallecidos y el 36,40 por ciento están vivos. Y en relación a la fecha en la que se cometieron los abusos, ordenados por décadas, se presenta que más del 80 por ciento de los casos se produjeron en el siglo XX, y el 75 por ciento antes de 1990. El periodo en el que se registraron más abusos, según este informe, fue en la década de los setentas, con 172 abusos documentados.
El informe explica que los casos se analizaron y registraron desde 200 oficinas que “tienen una dimensión pastoral, no judicial”, por lo que se pueden acoger todos los testimonios ya que “no hay prescripción porque la condición de víctima no prescribe”.
Los obispos apuntan en e documento que “un testimonio siempre es relevante, aunque date de muchas décadas atrás, aunque se refiera a alguien que ya ha fallecido.
Lo importante es que cualquier víctima de abusos sexuales cometidos en la Iglesia sepa que hay un lugar en el que se le quiere conocer y escuchar. Un lugar que existe porque la Iglesia reconoce el daño causado y porque la Iglesia quiere ayudar a todas las víctimas en su acogida, en su acompañamiento, en su sanación y en su reparación. Y porque la Iglesia quiere que no pueda vuelva a pasar”.
Este informe ya fue entregado al Defensor de Pueblo español, Ángel Gabilondo, y todavía está pendiente el rumbo judicial que puedan tener algunos de esos casos, sobre todo en el que los “victimarios” están vivos. fin de la nota