La acusación del Departamento de Justicia de Estados Unidos contra los cabecillas del cártel de Sinaloa, a los que señala de dirigir una operación de tráfico de fentanilo, “demuestra que los criminales no tienen dónde esconderse y que enfrentarán la justicia”, afirmó ayer el embajador Ken Salazar.
En una declaración difundida por la delegación diplomática, el enviado del gobierno de Joe Biden destacó que entre los acusados se encuentran Ovidio Guzmán López, El Ratón (capturado), así como Iván Archivaldo Guzmán Salazar y Jesús Guzmán Salazar, por quienes Estados Unidos ofrece, por cada uno, una recompensa de 10 millones de dólares, y 5 millones por Joaquín Guzmán López.
Durante la investigación que llevó a las 28 acusaciones formuladas en total, “se incautaron millones de dosis letales de fentanilo, así como miles de kilogramos de pastillas, metanfetamina y precursores”.
La Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) colaboró con 10 países y requirió del trabajo 32 oficinas de esta agencia dentro y fuera de Estados Unidos, aseveró el diplomático.
Agregó que “destacan también los esfuerzos de la DEA en Estados Unidos, ya que, en 2022, incautó más de 57 millones de pastillas mezcladas con fentanilo y polvo de fentanilo equivalente a 410 millones de dosis letales, suficientes para matar a toda la población” de ese país.
“El hecho de que los criminales no reconozcan fronteras reafirma la importancia de trabajar juntos y de manera coordinada con nuestros socios en todo el mundo y, particularmente, en América del Norte con México y Canadá”, declaró. La visita del gabinete de seguridad de México a Washington “es un ejemplo de nuestro compromiso compartido”.