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Reportaje Especial

2023-01-02 19:16

La gente no sabe qué hay detrás de unas fotos bellas: reportaje

La indumentaria es sólo para exhibir, ya que se regresan a casa con su propia ropa y sin un peso.
La indumentaria es sólo para exhibir, ya que se regresan a casa con su propia ropa y sin un peso. Foto Rumania Olivares

Ciudad de México. En México, entre 1999 y 2019, la industria de la moda vivió un despunte, aunque no ha concretado la formalidad como tal. Hay una gran explotación laboral escondida y disfrazada de glamur que es muy grave y no se visibiliza, dice a La Jornada María Estebaranz, quien se dedica al modelaje: No hay leyes claras. La moda no paga. Es difícil que puedas vivir de ésta. Y subraya: “cuando la gente ve esas fotos bonitas con esas campañas, no sabe todo lo que hay detrás… El trabajo es muy informal”.

Estebaranz, quien también estudió teatro e historia del arte, lanza sus dardos contra empresas y despachos: En una nunca me pagaron, todo fue intercambio, o al menos me dijeron eso, hasta que llegué a la agencia donde estoy, donde he encontrado un mejor ambiente, donde al menos no hacen comentarios sobre mi cuerpo.

Lo más impactante para muchos que se adentran en el modelaje es que, como comenta la investigadora social Angela Rivera, rápidamente se desmorona esa imagen idealizada de lujo y excentricidades asociadas con el divertimento y el placer.

Estebaranz recalca la pesadilla que significa el pago en especie. En su primer año y medio de trabajo nunca le pagaron con dinero porque le decían que ganaba experiencia. Otras cosa es el cobro a 90 días, no importa si se es modelo, maquillista, stylist… la agencia sabe que el pago es a ese tiempo. Además de la falta de salario está la amenaza de no dar las tallas. A las modelos a veces les piden medidas que son inalcanzables, “sin contar con la gran cantidad de desórdenes alimenticios que existen de niñas menores de edad que llegan a castings y que ni siquiera pueden caminar bien de lo mal que están alimentadas”.

Hubo una agencia que Estebaranz rechazó porque querían que redujera medidas, pero de pie, cuenta que se le podían contar las costillas. En una audición se conmocionó luego de ver a una joven de 13 años que de lo mal alimentada que estaba no podía pasar un escalón. Son chavas que están comenzando con desórdenes alimenticios. Y como esas historias hay miles.

Los pagos por colaboración también son preocupantes para María. Muchas veces ni a los stylist, ni a los maquillistas ni a los modelos les liquidan. Te pagan, dice, con el prestigio. Hacen que al final la moda se tenga que tomar como un hobby. A todo esto se agregan las agresiones. Ha habido casos de acoso y nadie hace nada. En la agencia les llegas a decir solamente que te quieres negar a trabajar con tal o cual persona y te pueden bloquear.

Mercaderes de la ilusión

La industria no tiene fondo y su lógica es la interna, publica Guillaume Earnern en Víctimas de la moda. Ninguna autoridad tiene influencia sobre ella por eso se permite todo, hasta vender espejismos.

Los modelos vendemos fantasía; esa ilusión de que siempre estamos vestidos de marca y que vivimos de fiestas en los mejores lugares, pero no es la realidad. Mis amigos piensan que la foto que subí de una editorial usando Gucci es la ropa con la que me voy ¡y no!, la verdad es que estuve horas sin comer, muriéndome de frío en un campo, sacando fotos increíbles, pero me voy a mi casa con mi propia camisita y me van a pagar de aquí a tres meses, si es que me paga una editorial, asegura Gabriel Constantini en la tesis Tecnologías de la Juventud. Prácticas corporales, trabajo y género en la experiencia de modelos de la industria de la moda en la Ciudad de México, de la ENAH.

Él es un destacado modelo. Nacido en México y criado en Argentina, acabó la licenciatura en derecho, aunque no ejerce. Es maniquí de alta gama muy requerido para campañas internacionales, pero sabedor de que hace falta regular el trabajo de modelaje. En un tiempo promovió la iniciativa de crear un sindicato de modelos en México ante este oficio tan inestable.

Otro caso es el del modelo genderless (sin género) Huitzili Espinosa, quien ha estado en dos agencias y ahora es estudiante de comunicación. “Hay muchas carencias … hasta donde yo sé, ninguna agencia en la CDMX te da un seguro ni nada”. Hay desfiles en los que se hacen las presentaciones de nuevas colecciones y donde “ni siquiera existe un botiquín de primeros auxilios… Si llega a pasar algo, si llegamos a tener alguna emergencia, es un servicio que no existe”.

Al eslabón más débil de la industria no se le ofrece ninguna garantía. Por el contrario, si llegan a hablar de más se arriesgan a la falta de trabajo porque las agencias los bloquearán con la frase: Ese modelo es complicado para trabajar, como dice Constantini.

Otro de los que externan algunas experiencias laborales respecto a la remuneración es José Ramón, quien al final abandonó el oficio. Puesto que, por ejemplo, lo mínimo, como por una o dos horas, lo que yo cobraba eran 500 pesos, pero había proyectos en los cuales sí podías ganar, como cuando apareció en Vogue.

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