Veracruz, Ver. El histórico Fuerte de San Juan de Ulúa cumplió con una nueva parada en su larga tradición.

Esta noche se reabrió la fortaleza tras concluirse la primera etapa de restauración, con el objetivo de conservar la memoria y la cultura que ha acompañado y de la que son testigos mudos sus altas y húmedas paredes en concreto.

La edificación colonial fue construida en sobre el islote -el primer punto al que llegaron los españoles a tierras hoy mexicanas– que se ubica justo frente al Puerto de Veracruz.

Tras dos años de trabajos de rehabilitación, el presidente Andrés Manuel López Obrador, acompañado de su esposa Beatriz Gutiérrez; los secretarios de Cultura, Marina y Defensa, Alejandra Frausto, José Rafael Ojeda y Luis Cresencio Salazar; del titular del INAH, Diego Prieto; y el gobernador Cuitlahuac García, inauguró esta nueva etapa para que el fuerte siga manteniendo viva parte de la memoria mexicana.

Fue una emotiva y evocadora ceremonia que llevó a un viaje por el tiempo, la trascendencia y aportaciones de las culturas afro para nuestro país.

Obligado resultó el acompañamiento del son jarocho -con conjunto en vivo- para compartir el tumbao de esta tierra con los presentes y que dedicó su primera interpretación a la “gente morena”.

En su discurso, el mandatario federal evocó parte de la historia de esta añeja construcción. Planificada desde los tiempos de Hernán Cortés y edificada durante la Colonia como fortaleza de defensa frente a ataques de piratas y corsarios.

Se trata posiblemente, sostuvo, del monumento histórico más importante desde la Colonia hasta nuestros días, pero sin duda, agregó, el verdadero monumento histórico es este estado: “No podría entenderse la historia de México sin Veracruz y sin este puerto”.

Fue aquí donde terminó de consumar la Independencia, en 1825; se enfrentó la primera invasión francesa de 1838 conocida como la guerra de los pasteles; se dio la defensa de la soberanía ante la primer intervención estadunidense de 1847-1948, proceso por el que se arrebató a México la mitad de su territorio; fue parte de la segunda expulsión de los franceses y de una nueva defensa ante Estados Unidos en 1914.

“Es mucha la historia de Veracruz y estar en este fuerte significa la defensa de la independencia pero también simboliza la libertad, porque fue càrcel, y estas paredes húmedas que causaban la muerte de los prisioneros no impidieron la transformación”, sentenció López Obrador.

Las luces pirotécnicas iluminaron el cielo jarocho y se reflejaron sobre el mar del Golfo, a modo de celebración de la nueva etapa de esta enorme mole histórica.

Conocidos son algunos nombres de quienes fueron prisioneros entre sus paredes: fray Servando Teresa de Mier, fray Melchor de Talamantes, Benito Juárez, el periodista y escritor Florencio del Castillo, los hermanos Flores Magón, Esteban Vaca Calderón -Uno de los líderes del movimiento de huelga de Cananea- y Juan Sarabia.

Pero sin duda el más famoso de los reclusos fue Jesús Arraiga, mejor conocido como Chucho el Roto, que, a la usanza de Robin Hood, robaba a los ricos para ayudar a los pobres y logró escapar de los fortines más de una vez, saltando al agua y nadando en medio de tiburones. Una leyenda del espacio es la de La Mulata de Córdoba, quien pintó un barco sobre uno de los muros y escapó en éste ante los atónitos ojos de los carceleros.

La titular de Cultura refirió que San Juan se Ulua era considerada “la tumba del Golfo”, pues fue una de la cárceles más crueles e inhumanas. De ahí, que hoy con esta restauración se pretenda recordar momentos para la no repetición, como la esclavitud y la coartación de la libertad, pero a la vez es símbolo de la defensa contra el olvido y de la pérfida de identidad.

El almirante Ojeda Durán destacó que fue en San Juan de Ulua donde el último reducto español fue expulsado gracias a la cuadrilla naval, así la Independencia se consolidó en la mar.

“San Juan de Ulua es un espacio único y me atrevería a decir profúndemenye rico en enigmas, y lo suficiente claro para entender nuestro presente”.

El director del INAH detalló que la rehabilitación incluyó cinco entregas: el sistema de desagüe de la Plaza de Armas, pues se sufrían constantes inundaciones; el sistema eléctrico de la Plaza de Armas y de la Fortaleza; una primera etapa de restauración del Caballero Alto y la Torre de San Quintín; la restauración del Muro de las Argollas, fachada que apunta al malecón del Puerto; y pavimentación, puertas y puentes de varios espacios.

Para continuar con el tono festivo, el presidente recordó la tradición musical y rítmica de su padre, que era de Veracruz.

“Mi padre que tocaba el arpa y la jarana, y que zapateaba y bailaba muy bien como buen veracruzano, jarocho, y decía yo a Beatriz `yo no saqueé nada de esos atributos´, y me dice `es que no te sueltas, nada más estás pensando en una cosa, relajate, y puede ser que te salgan esas virtudes’. Pero la verdad que es una felicidad el que disfruten el arte y la música veracruzana”.