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Economía

2022-11-16 06:00

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El ex presidente Vicente Fox, acompañado de Gustavo de Hoyos, ex dirigente de la Coparmex, durante la marcha celebrada el domingo pasado.
El ex presidente Vicente Fox, acompañado de Gustavo de Hoyos, ex dirigente de la Coparmex, durante la marcha celebrada el domingo pasado. Foto Marco Peláez
Periódico La Jornada
miércoles 16 de noviembre de 2022 , p. 26

Con eso de que tienen la cara más dura que el concreto, los mapaches electorales de ayer, sus “autoridades” y la cúpula empresarial que los financiaban (hoy hace lo mismo) con abundantes recursos, siempre por abajo del agua, hoy gritan a los cuatro vientos que son “democráticos”, “defensores de las instituciones” ídem y “garantes de la legalidad”. Y se quedan tan tranquilos.

Por ejemplo, al poco tiempo de arrancar formalmente la campaña presidencial de 2006 una encuesta de Covarrubias y Asociados (entre el 13 y el 16 de enero de ese año) arrojaba los siguientes resultados: “Andrés Manuel López Obrador, candidato de la alianza Por el Bien de Todos, tiene una ventaja estadísticamente significativa de 12 puntos sobre el aspirante del Partido Acción Nacional, Felipe Calderón Hinojosa, y de 17 puntos respecto del abanderado de la Alianza por México, Roberto Madrazo Pintado”.

La contienda electoral prácticamente estaba definida y a los hoy “democráticos” y “guardianes de las instituciones” ídem se les pusieron los pelos de punta. De tiempo atrás había iniciado la guerra sucia contra el aspirante tabasqueño, pero los resultados de la citada encuesta y de otras, con porcentajes similares, encendieron las alarmas en el búnker del establishment, cuyos dirigentes y operadores se declararon en histeria permanente.

Así, en dicho búnker (en el que hoy hacen exactamente lo mismo) los “demócratas ideólogos” del fraude electoral decidieron incrementar los recursos destinados a la campaña negra contra López Obrador y pisar el acelerador hasta el fondo. La guerra sucia estaba a la vista de todos, pero la “autoridad electoral” se mantuvo ciega, sorda y muda (Instituto Federal Electoral, en ese entonces presidido por el itamita Luis Carlos Ugalde, impuesto por otra “demócrata”, Elba Esther Gordillo, y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación).

Como acostumbra, la cúpula empresa-rial (léase Consejo Mexicano de Negocios) per-maneció en la sombra. Años después, uno de sus títeres, Fox, reconoció públicamente –como si fuera necesario, porque todos lo sabían– que en la contienda electoral de 2006 “cargué los dados” contra López Obrador. “Claro que sí, en lo que pude, y es democrático; por eso lo digo yo y lo dije: fue un segundo triunfo para mí”.

Ante tal escenario –que hoy se reproduce con los mismos actores y títeres, aunque no con los mismos resultados– vale recordar parte de lo publicado en La Jornada en julio de 2006, a escasos 12 días de cometido el “democrático” fraude para imponer a Borolas. Dice así:

“La guerra sucia, la campaña del miedo contra Andrés Manuel López Obrador, tan sólo en anuncios publicitarios transmitidos por televisión, principalmente en Televisa, tuvo un costo cercano a mil millones de pesos y los pagaron Felipe Calderón Hinojosa y sus aliados, entre ellos el Consejo Coordinador Empresarial y personas ajenas al proceso electoral.

“Se trata de promocionales que en los pasados tres meses se repitieron de manera sistemática en las pantallas de las dos principales televisoras para inhibir el voto hacia López Obrador al presentarlo como ‘un peligro para México’, como alguien que de llegar a la Presidencia de la República provocaría una crisis y despojaría de sus casas y demás propiedades a los ciudadanos.

“Un video presentado por el propio López Obrador dio cuenta de esa ‘campaña negra, fascista’, en la que también participaron las empresas Sabritas y Jumex, un membrete llamado ‘Ármate de Valor’, el ex perredista Demetrio Sodi y Víctor González Torres (también Gastón Azcárraga, Claudio X. González y Roberto Hernández). El documental da cuenta de campañas pagadas en televisión que tienen ‘un claro sesgo en favor del PAN y de Calderón’, y que en todo momento, ya sea de manera directa o subliminal, se llamó a la población a no votar por el ex jefe de Gobierno.

“Aunque se trató de una ilegalidad, porque el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales establece que sólo los partidos pueden contratar espacios en radio y televisión para promoción electoral, el Instituto Federal Electoral permitió que empresas e individuos lo hicieran y erogaran cientos de millones de pesos en esa campaña, los meses previos a la elección del pasado 2 de julio”. (Texto íntegro: www.jornada.com.mx/2006/07/14/index.php?section=politica&article=005n1pol).

Las rebanadas del pastel

Eso sí, hoy se dicen “demócratas” y “guardianes de las instituciones y la legalidad”.

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