Lo que somos como seres humanos lo podemos observar en su estado puro en los primeros años de la niñez. Los niños y niñas se enojan mucho cuando un adulto los hace a un lado para hacer algo que están tratando de hacer. Los seres humanos queremos hacer las cosas y aprender a hacerlas, no que alguien más las haga por nosotros. Si quisiéramos revocar el mandato de un presidente, estando ya en vigor la Ley Federal de Revocación del Mandato (RM), nos hubiéramos movilizado para hacerlo. En vez de eso, Morena (disfrazada de organización de la sociedad civil) recabó firmas para solicitar la convocatoria a la revocación del mandato (RM) de su amado presidente AMLO. Lo que resultó fue un llamado a la ratificación, como se apreció en el contenido de la propaganda que se hizo bajo la misma fachada: “¡Que siga AMLO!” Como lo preví, muchos seguidores de AMLO no fueron a votar porque no tenía sentido ir a votar por una ratificación autoconvocada de la cual ya se sabía, casi con certeza, su resultado: la inmensa mayoría por que se quede (QSQD) AMLO. La oposición convocó, con poca fuerza, a no ir a votar. Aun así, este fue el llamado triunfante: 82.8 por ciento no fue a votar; sólo 17.8 por ciento del padrón electoral se presentó a las casillas, 16.5 millones de un padrón de 92.8. Las opciones eran ir o no ir a votar; y si se iba a votar, las opciones eran que se vaya AMLO (QSVY), que se quede (QSQD) o anular el voto. La inmensa mayoría, 91.9 por ciento votó por QSQD, 6.6 por ciento por QSVY y 1.7% anuló su voto. Si quitamos los votos nulos que pueden interpretarse como una forma de protesta, la participación neta fue de 17.5 por ciento, un poco más de la sexta parte. El triunfo del llamado a no votar fue total, aunque no debe compararse con una PE de 100 por ciento. En las elecciones presidenciales de 2018 la participación electoral (PE) fue de 63.4 por ciento, por lo que la PE de la RM fue menor en 45.6 puntos porcentuales, cerca de la mitad del padrón. Un desastre completo. En términos legales, 17.8 por ciento de votantes de la lista nominal (LN), 16.5 millones, es menos de la mitad (44.5) del 40 por ciento requerido por ley (37.5 millones); faltaron 21 millones para hacer la revocación vinculatoria. Un desperdicio enorme de recursos. La restricción no parece haber estado en el bajo número de casillas instaladas, sino en la falta de sentido del ejercicio. La casilla en la que voté en la CDMX estaba desierta, aunque no tanto como en la consulta sobre juicio a los ex presidentes de 2021. Los 15.2 millones que votaron por QSQD son la mitad de los 30.1 millones que votaron por AMLO en 2018. El ego de AMLO sufrió un fuerte golpe.
Formo tres grupos poblacionales: 1) los abstencionistas, que o no tuvieron interés, no pudieron votar o consideraron la conducta correcta; 2) los descontentos vociferantes, la suma de los que votaron por QSVY y los que anularon su voto; 3) los amloístas militantes, los que votaron por QSQD. Los abstencionistas enviaron el mensaje: “AMLO, déjate de tonterías”; los descontentos, del que formo parte, le enviamos el mensaje “cambia a fondo tu actuación y tus palabras” o “no la estás haciendo bien”; los amloístas militantes le mandaron el mensaje: “hacemos lo que nos pidas, aunque sea inútil”. En la gráfica presento resultados de los descontentos y de los “amloístas militantes” por entidad federativa (EF). He ordenado las EF según el porcentaje de descontentos (suma de votos por QSVY y votos nulos). En los extremos están Nuevo León, Jalisco, Aguascalientes, CDMX y Guanajuato con los porcentajes más altos de descontentos respecto a la suma de votos: 16.5, 12.5, 11.9, 11.8 y 11.4. En el otro extremo están Tabasco, con sólo 2.7 por ciento de descontentos, seguidos de Sinaloa (4.4), Guerrero (4.5), Campeche (5.0) y Sonora (5 por ciento). En la otra curva de la gráfica se presentan los votos de QSQD expresados como porcentaje de la lista nominal (LN), cuyos valores reflejan, por tanto, el altísimo abstencionismo combinado con el altísimo porcentaje entre los votantes a favor del QSQD, que a nivel nacional fue de 93.4 por ciento (sin contar los votos N). Casi todos los que fueron a las urnas votaron por QSQD. Los opositores no salieron a votar en masa. Jalisco es la EF con menor porcentaje de integrantes de la LN que asistieron a votar por el QSQD (7.9), mientras en el otro extremo está Tabasco, con 35 por ciento, seguido por Chiapas, 30.3; Campeche, 26.4, y Veracruz, 25 por ciento. Tabasco es también la EF donde la PE fue la más alta (35.9). Es decir, ni siquiera en Tabasco habría sido vinculatoria la consulta revocatoria. Otro fuerte golpe para AMLO. De los datos comentados surge como variable probablemente asociada al voto por QSQD, el nivel de pobreza de la EF, y como variable asociada al voto por el QSVY y mayor abstención, que la EF esté gobernada por la oposición.