Lagos. En la familia Kuti, la música está claramente en los genes.

Casi 25 años después de la muerte de la leyenda de la música nigeriana Fela Kuti, su hijo Femi y su nieto Made llevan su sonido afrobeat a Estados Unidos.

Con su álbum doble Legacy +, el dúo de padre e hijo fue postulado a los premios Grammy, en la categoría música global, en la ceremonia que se realizó ayer en Los Ángeles.

Es la primera candidatura al Grammy para Made, de 26 años, pero la quinta para Femi, quien comenzó su carrera a los 17 años junto a su padre. Su hermano menor, Seun, también fue nominado en 2018.

El nuevo álbum se divide en dos partes, una para el padre y otra para el hijo, quien toca todos los instrumentos de su sección, desde el saxofón y la batería hasta la trompeta y el piano.

“Mi música está muy influenciada por lo que escuchaba de niño, obviamente mi abuelo, mi padre y mi tío”, afirmó Made a Afp en una entrevista en el Shrine, famosa sala de conciertos de Fela en Lagos.

En el escenario, sin camisa y con un saxofón atado al pecho, Made tiene un parecido sorprendente con su abuelo, quien comandaba una fuerte presencia en el escenario a menudo con la cara pintada.

Pasa los dedos por el saxofón antes de dirigir a su grupo en un ensayo de Free Your Mind, la canción principal de su primer álbum, lanzado en febrero de 2021.

La influencia del rock se mezcla con la genialidad de Fela, un potente cóctel de estilo high life repetitivo e hipnótico, polirritmos yoruba, jazz y funk.

La actitud tranquila y serena de Made contrasta con la de su abuelo, que era todo exuberancia de alta energía, pero las letras son igual de comprometidas.

A lo largo de su carrera, Fela denunció la corrupción de las élites, la dictadura y el poder de las multinacionales.

“La gente lo ve como una figura de libertad y justicia”, agregó Made.

Después del lanzamiento de su álbum antimilitarista Zombie (1976) durante la dictadura militar de Nigeria, la residencia de Fela, conocida como la República de Kalakuta, fue completamente arrasada en un asalto del ejército.

Fela fue encarcelado y torturado varias veces durante el gobierno militar de su país. “Era por mucho uno de los músicos más talentosos (...) pero también una gran fuente de sinceridad, integridad y pasión”, destacó Made.

Un cuarto de siglo después de su muerte, Femi y Made atacan los mismos males, utilizando como munición canciones sobre la vida cotidiana de los nigerianos.

Nigeria ya no es una dictadura militar desde que volvió a la democracia en 1999, pero la corrupción, la pobreza extrema, las flagrantes desigualdades y los abusos siguen arraigados en la nación más poblada de África.

En Different Streets, Made canta mordazmente como Lou Reed: “El abuelo no predecía el futuro con sus canciones, hablaba de todo lo que veía, de lo que estaba mal... Qué miedo da que nos enfrentemos a los mismos problemas de los años 70”.

El padre y el hijo atraen multitudes en sus giras por Europa y en el Santuario, que se ha convertido en un lugar predilecto para los fanáticos, amantes de la música y expatriados.

Casi todas las semanas abre sus puertas al público para ofrecer conciertos gratuitos.

Pero su música no es tan popular en Nigeria como lo fue la de Fela.

En estos días, la juventud de Nigeria prefiere bailar afropop, un derivado del afrobeat tocado por superestrellas como Davido o Wizkid, quien también está postulado a los Grammy este año.

El negocio de la música hoy día no es una industria que Femi, de 59 años, vea muy favorablemente.

“Tenemos que distinguir un animador y un músico”, añadió.

“Muchos de estos artistas no escriben su música, probablemente no escriben sus letras... Lleva años convertirse en un gran músico.”

Las letras afropop alaban el capitalismo más que la militancia, pero el repertorio reciente del género se ha ampliado y las letras se han vuelto más políticas.