Desde el relativo aislamiento físico correspondiente a su contagio viral, el Presidente de la República opacó el de por sí discreto estreno del secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, como conductor de la mañanera de prensa, al dar a conocer la noticia política del día: una serie de movimientos administrativos que implican la asunción explícita del bejaranismo al control de la política asistencial-electoral, con Ariadna Montiel como secretaria del Bienestar y Rocío García como subsecretaria suministradora de más polémica, la recolocación de piezas (Rogelio Jiménez Pons y Javier May) encaminadas a reforzar proyectos estratégicos, como el Tren Maya y el corredor transoceánico, y la designación de un nuevo administrador del aeropuerto capitalino (Carlos Morán Moguel), con la vista puesta en rediseños por próxima apertura de plaza alterna con administración militar.
Fueron cambios políticamente incruentos, pues casi nadie se quedó sin acomodo. Ariadna se quedó en el lugar de Javier, quien pasó al cargo que tenía Rogelio, que a su vez pasó al que ocupaba Carlos, que desplazó a Jesús Rosano García, de quien no se conoce nuevo destino. En el lugar de Ariadna quedó Rocío, quien era titular del Sistema Nacional DIF.
El detalle más aparatoso, pero no el único notable, se ha dado en la Secretaría del Bienestar, que antes del obradorismo se denominaba de Desarrollo Social, siempre manejadora de apoyos económicos, padrones y proyectos con impacto asistencial pero, sobre todo, electoral.
Ariadna Montiel ha hecho carrera política y administrativa en el grupo que encabezan René Bejarano y Dolores Padierna. Incrustada como cuña operativa casi intocable en la Secretaría del Bienestar, a título de subsecretaria, manejó su área por encima de la primera titular, María Luisa Albores, y del sucesor, el tabasqueño Javier May Rodríguez.
Ahora, ascendida a secretaria, simplemente se confirma el predominio de Montiel y se propicia mayor acento electoral en esa importante oficina, donde contará con el apoyo de Rocío García, a quien se llegó a acusar ante la Secretaría de la Función Pública de obligar a empleados a “aportar” entre 2 y 4 por ciento de sus salarios (Nayeli Roldán: https://bit.ly/3FlhFK2).
Vale recordar que Albores pasó un trago amargo con Javier May, quien también era subsecretario de Bienestar, encargado del programa Sembrando Vida. El 2 de marzo de 2020 renunció May al cargo, señalando que lo hacía porque Albores “ha abrogado unilateralmente las facultades requeridas para operar dicho programa (https://bit.ly/3qgYnkO); no existen condiciones para seguir al frente de la coordinación” (https://bit.ly/3HUKcYK).
Sin embargo, el presidente López Obrador no aceptó la renuncia, tumbó el decreto de Albores (https://bit.ly/3tljkx0) y exactamente seis meses después la mandó a la Secretaría del Medio Ambiente y dejó a May como titular de Bienestar (https://bit.ly/3GkbcAH).
Por cuanto a las nuevas responsabilidades de May y Jiménez Pons, todo apunta a la búsqueda de corregir desajustes y errores relacionados con los proyectos estratégicos, en especial por cuanto al Tren Maya. Los nuevos encargos fueron formalizados por el secretario López Hernández quien, por otra parte, tuvo un discreto paso, muy institucional, por la mañanera de prensa, en la cual se incluyó un video del propio presidente López Obrador, que así subrayó su presencia mandante, al igual que con los posteriores nombramientos ya mencionados.
Ayer falleció Tomás Mojarro Medina, conocido como El Valedor. Escritor que tuvo gran presencia como comentarista y periodista en diversos medios, en particular en los radiofónicos. Fue una voz crítica, ácida y congruente, con gran honestidad intelectual, empecinado en impulsar a los ciudadanos a analizar, discernir y actuar organizadamente para cambiar positivamente al país. ¡Hasta mañana!
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