Un juego entre la cordura y la locura se desata en Camille Claudel, monólogo de la franco-brasileña Gaël Le Cornec, cuyo montaje, dirigido por el coreógrafo Diego Vázquez se presenta en el Teatro Benito Juárez. El dilema de si la escultora estaba loca o no es “un planteamiento atractivo a nivel actoral, porque hay que meter un dedito en la locura y salirse, pero siempre dejando la pregunta abierta de si de veras lo era o estaba bajo los efectos del alcohol”, refiere Yuriria Fanjul, quien interpreta a la colaboradora, pareja, modelo y musa de Auguste Rodin (1840-1917).
La obra fue escrita en Londres, en 2014, por Le Cornec para ser interpretada por ella misma. La actriz ha realizado varios monólogos sobre mujeres con la idea de rescatar el legado con perspectiva de género. Ya que Le Cornec y Fanjul son amigas, la primera mandó la obra a la mexicana, quien la tradujo del inglés al español.
A Fanjul le pareció una obra “vanguardista en el sentido literario dado que no cuenta la historia de forma cronológica, sino por medio de 25 viñetas de la vida de Camille, sin orden”. Es decir, “brinca entre tener 70 años, 17, 35 y luego 50”. No hay un cambio de vestuario, Claudel (1864-1943) porta “falda con un holán y una blusa sencilla, todo en sepia, como si ella estuviera esculpiendo en su taller. La bata también es de un artista de la época”.
“Me convierto en bronce”
Lo que sí se transforma es el tono de voz para contar las diferentes etapas biográficas: más agudo cuando es joven, grave, de mayor. A Fanjul le impactó el “lenguaje coloquial” del monólogo, de una Camille cercana a sus amigos y al público con el que interactúa. Le Cornec, de hecho, escribió la pieza con base en la correspondencia de la escultora, misma que Fanjul describe como “propia, elegante y formal”.
Esta es la cuarta ocasión que se monta la versión de Vázquez de Camille Claudel. La primera fue en 2019 en el Teatro La Capilla, después, en la Sala Xavier Villaurrutia, luego fueron seleccionados para participar en el Festival de Monólogos Teatro a una sola voz, para el que realizaron en julio pasado.
La escultura de Camille juega su propio papel: “En vez de recrear sus obras, o proyectarlas, quisimos adaptar su forma en mi cuerpo. Trabajamos mucho con gestos, movimiento y materiales. Traté de sentir el barro, el yeso, en mi cuerpo; sentir cómo sería convertirme en bronce, mármol u ónix. Todo esto por medio de una escenografía hecha de tela”.
La entrevistada detalla: “Tenemos alrededor de 15 esculturas en el texto, la principal, hilo conductor del monólogo, es La gran vals, que representa a Claudel y Rodin bailando. En la obra de teatro la falda de bronce se vuelve tela”.
Del taller al siquiátrico
Fanjul/Camille de repente toma la forma de la pieza que esculpe y “desde allí narra la historia”. El diseño escenográfico es de Edyta Rzewuska, bajo un concepto de Vázquez. Consiste en un espacio cerrado que bien representa un taller escultórico, la calle, un salón de exhibición, o el hospital siquiátrico en el que la artista fue recluida 30 años.
Camille Claudel concluye su temporada hoy a las 18 horas en el Teatro Benito Juárez, Villalongín 15, colonia Cuauhtémoc.
