Por más de dos horas, los mandos de las fuerzas armadas y de seguridad, así como el gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, estuvieron dentro de una carpa blanca levantada en la séptima Región Militar en Tuxtla Gutiérrez, mientras a unos 400 metros el presidente Andrés Manuel López Obrador se hallaba a bordo de su camioneta, en medio de una protesta de maestros que le impedían el paso y exigían diálogo directo, personal.

Dos minutos después de las siete de la mañana funcionarios estatales y federales aparecieron en el presídium de la conferencia de prensa matutina, a realizarse en uno de los patios de la zona militar; los reporteros, también debajo del toldo, pensaron que de algún modo el Presidente había librado el bloqueo.

Pero sólo estuvieron ante las cámaras el gobernador anfitrión; Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad; el general secretario, Luis Cresencio Sandoval; el almirante Rafael Ojeda, secretario de Marina, y el comandante de la Guardia Nacional, Luis Rodríguez Bucio.

No se escuchó el tradicional “¡ánimo!” que suele exclamar el Presidente los viernes en Palacio Nacional a manera de preámbulo. Por tanto, era un hecho que López Obrador seguía afuera del cuartel general. Obviamente no llegó a la reunión ordinaria del gabinete de seguridad, de seis a siete de la mañana, y tampoco a la mañanera.

El gobernador avanzó hacia el atril y uno de sus ayudantes corrió a darle las hojas con el discurso.

Con gritos de la protesta como sonido de fondo, Escandón abrió la conferencia sin modificar el esquema. “Muy buenos días, saludos a todos, saludamos al presidente Andrés Manuel López Obrador, le damos la bienvenida a Chiapas al Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos...”

Los reporteros, sorprendidos, empezaron a mirarse unos a otros.

Escandón explicaba así la ausencia: “Antes de arribar el ciudadano Presidente bloquearon la entrada principal de la sección séptima, la región militar aquí de Chiapas y de Tabasco. Y el Presidente está dialogando con la séptima, perdón, con la sección 7 del magisterio, por eso no está aquí con nosotros”.

El discurso del gobernador se prolongó 15 minutos; habló de seguridad, programas sociales y sostuvo que las 19 mil escuelas de la entidad están listas para iniciar con las clases presenciales.

Cinco horas después se refirió al bloqueo, pero en Twitter, sólo para repetir algo de lo dicho frente al atril respecto de la forma pacífica del Presidente para resolver conflictos.

En la conferencia siguió el turno para el informe del secretario Sandoval sobre la incidencia delictiva y la política social en la entidad, y 17 minutos después la secretaria Rodríguez, quien lamentó la ausencia del mandatario, subrayó que este gobierno no es represor.

En la conducción de la mañanera, Rodríguez dio instrucciones para la transmisión de videos alusivos al tercer Informe de gobierno y luego abrió la ronda de preguntas. Hubo dos interlocutores que abordaron el tema migratorio.

Para entonces permanecían en el sitio pocas personas porque la mayoría de los reporteros intentó salir del cuartel para ver qué ocurría con el Presidente.

En punto de las ocho de la mañana, López Obrador apareció en la mañanera, pero en un hecho sin precedente sólo se le vio en la pantalla, en videollamada realizada desde la camioneta.

El audio no era limpio, así que se transmitió de nueva cuenta, esta vez, literal, se escuchó bastante claro al mandatario: “El Presidente de México no puede ser rehén de nadie”, advirtió.