No es una coincidencia. Si bien es cierto que el triunfo avasallador de Parásitos en la entrega del Óscar del año pasado fue refrescante y merecido, pensar que sólo es un asunto de benevolente apertura por parte de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos es un planteamiento que raya en lo ingenuo. El surgimiento y la aceptación de talentos provenientes de las comunidades asiático estadunidenses responde en realidad a una tendencia política, la cual es producto del involucramiento de dichas comunidades a la vida económica legal de ese país.
Basta un clavado en medios como The New York Times, NBC, NPR, o estudios como los realizados por el Centro de Investigación Pew, que demuestran cómo el número de votantes para 2020 en dichos sectores se ha triplicado en comparación con las cifras de 2000 para entender este comportamiento.
Es en este panorama que llega Minari de Lee Isaac Chung que, en palabras del pequeño actor Alan Kim de ocho años, cuenta la historia de “ una familia coreana-estadunidense que se mueve a Arkansas para ganar más dinero del habitual”. El título refiere a una planta que crece cerca del agua y que suele limpiar el suelo en el que es plantada. En la película, esta planta llega con la abuela directo desde Corea para purificar y crecer con dificultades en el lugar donde la familia protagonista decide echar raíces.
Con un cálido estilo narrativo, que prioriza las dinámicas familiares por encima de cualquier discurso político o de denuncia en torno a temas como el racismo en contra de los asiático-estadunidenses –que en los pasados dos años se ha disparado notablemente–, la película se centra en la llegada de la abuela Soonja –fabulosa Yuh Jung Youn, nominada al Óscar como mejor actriz de reparto– al nuevo hogar de la familia Yi con el objetivo de ayudar al cuidado de los hijos, mientras los padres trabajan largas jornadas en busca de lograr el “sueño americano”.
Platicamos con el director Lee Isaac Chung, así como con el elenco conformado por Alan Kim, Yuh Jung Youn, Yeri Han y Steven Yeun sobre las motivaciones e intenciones detrás de Minari.
–Cuéntenme sobre la familia Yi.
Steven Yeun: “La familia Yi es coreana. Los conocemos cuando llegan a Arkansas después de haber vivido en California, ahora con la intención de apostarlo todo a su negocio en una granja. Están aprendiendo cómo verse a sí mismos y a los demás de una mejor manera.
–¿Cuáles son los desafíos?
Yeri Han: “Alguien que llega a Estados Unidos o a cualquier tierra extranjera tratando de cuidar a su familia para proveerles de una mejor calidad de vida y un mejor entorno para sus hijos, constantemente está preocupada por cómo mejorar la vida de todos los integrantes. En el caso de mi personaje, la madre de esta familia es una persona increíblemente resiliente y fuerte.”
Lee Isaac Chung: “Se enfrentan a muchos desafíos externos, casi todos referentes a instalarse en un nuevo lugar por primera vez, conocer nuevas personas y tratar de encontrar su propio lugar en la comunidad. Pero sobre todo se enfrentan a retos que se presentan en el hogar, donde tienen que aprender a vivir juntos, aspirar a los mismos objetivos y así aprender a amarse.”
–¿Qué aspectos hacen únicos a esta película? ¿Cómo influye el hecho de tratarse de una familia coreano-estadunidense?
Steven Yeun: “Son muchos elementos. Obviamente el lenguaje y la comida, pero también la forma en la que las cosas se realizan dentro de esa casa. Pero fuera de eso, la película en realidad busca mostrar que es una familia de humanos como cualquiera.”
Yuh Jung Youn: “Yo recuerdo las primeras reuniones con el director. Le preguntaba si quería que mi personaje se basara en su abuela, si quería que la imitara, porque sabía que la historia tiene mucho de su infancia real. Pero me dijo que no y que yo podía hacer lo que quisiera con el personaje.”
Yeri Han: “Como cualquier familia, el objetivo de Jacob y mi personaje es encontrar el éxito, sin embargo la situación cambia para ellos. Entonces ahí la historia toma un nuevo rumbo, porque para que mi personaje siga a su esposo, la familia se debe dividir. Tienen un hijo enfermo y ella quiere cuidarlo, y aunque ella se propone no permitir esta división, las circunstancias se complican, entonces su fuerza de voluntad se vuelve la principal fortaleza para no defraudar el amor que tiene por su familia.”
–Ahí es en donde el papel de la abuela se vuelve primordial, a pesar de que el choque generacional con los nietos es notable. ¿Cómo desarrollaron esa relación?
Yuh Jung Youn: “No es muy diferente a tu relación con tu abuela. Te lo aseguro. Yo me acuerdo mucho de mi bisabuela porque, cuando yo era joven, no supe valorar el tipo de amor que ella me daba. Cada día me arrepiento más de no haber aprovechado su amor. La verdad es que ni siquiera la quería, y eso fue esencial para entender la relación de mi personaje con el de Alan, el más pequeño de sus nietos. Hacer la película me hizo revalorar lo duro que fue para ella y el sacrificio que hacía por nosotros. A veces no entendemos que el sacrificio de alguien es su única manera de mostrarnos su amor. Y aunque ahora es muy tarde para arrepentirme, creo que así es la vida.
–Hablando de esa identificación y reconocimiento, ¿qué esperan que las audiencias se lleven de esta película?
Steven Yeun: “Espero que encuentren una conexión y el sentimiento de poder verse en estos personajes. De aclarar dudas personales y así valorar el hecho de que, como humanidad, compartimos todos un mismo espacio.”