El viernes por la noche, la estadunidense Claressa Shields logró una proeza en el boxeo al convertirse en la primera persona –hay que precisar, ninguna mujer ni hombre lo hicieron antes– que conquista todos los cinturones de dos divisiones. Había reinado en todos los organismos en peso medio y ahora venció a la campeona de la FIB, la canadiense Marie Eve Dicaire, para ostentar los cuatro títulos en superwélter.
No sólo consiguió algo inédito en el boxeo, también lo hizo como mujer al generar su propio pago por evento después de 20 años de que una función femenil no era estelar bajo esa mecánica.
“Es una hazaña que si la hubiera conseguido un hombre hoy sería una nota más estruendosa”, dice la ex campeona en peso supermedio Alejandra Tigre Jiménez.
“El ejemplo es la pelea del Canelo y todo lo que generó en días previos y posteriores. Claro, no son los mismos presupuestos, pero de cualquier forma lo ejemplifica muy bien: lo que hace Saúl, lo que sea, es amplificado. Claressa además fue la primera mujer en 20 años con un pago por evento, fue histórico, pero hace evidente que aún falta demasiado para que las mujeres alcancemos un estatus de igualdad en todos órdenes”.
Alejandra advierte que en el boxeo, como en tantas actividades, las mujeres deben destacar por sus cualidades y al mismo tiempo superar las dificultades, a veces sutiles, otras no tanto, pero que siempre opone un entorno dominado por hombres.
“Hacemos lo mismo”, reclama; “y a veces más. ¿O no es lo que hizo Claressa? Los promotores deben ponerse la pilas, no sólo programar mujeres, sino explotar con justicia ese potencial tanto deportivo como comercial. Difundir los logros; reconocer las hazañas y el esfuerzo. Pagar mejor. Falta muchísimo, pero seguimos insistiendo”.
